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Los banqueros centrales deben estar alerta ante la escasez de mano de obra

Las autoridades monetarias deben evaluar los desajustes del mercado laboral para asegurar que no se detenga la recuperación y que a la vez no se recalienten las economías.

Carteles como este se han convertido en algo común a lo largo del país. Foto: EFE.

La Junta Editorial del Financial Times

El restaurante londinense La Gavroche, que cuenta con dos estrellas Michelín, ha dejado de servir almuerzo hasta nuevo aviso.  La gerencia alegó problemas en reclutar suficiente personal calificado, citando en parte los efectos de las restricciones migratorias posteriores al Brexit (la separación de Gran Bretaña de la Unión Europea).  El restaurant no está solo.  Según una encuesta de la Confederación de Contrataciones y Empleos, las empresas en Gran Bretaña han reportado que en mayo se contrataron trabajos al mayor ritmo en 23 años.

Del otro lado del Atlántico, las empresas también están luchando por conseguir mano de obra.  Casi la mitad de las pequeñas empresas que responden al informe mensual de empleos de la Federación Nacional de Compañías Independientes indicaron que tenían un puesto abierto que no habían podido llenar – la proporción más grande en casi medio siglo.  Las cifras de empleo publicadas el viernes sugieren que el crecimiento de los salarios se está acelerando.

Tener escasez de trabajo poco después de lo que parecía ser la peor crisis económica en siglos es un buen problema para tener.  Sin vacunación y sin la ayuda gubernamental sin precedentes, el mundo podría en vez estar enfrentando un desempleo masivo.  Los economistas estarían preocupados más bien de una deflación persistente en vez de un “recalentamiento”.  En muchos países, los salarios acababan de recuperarse hasta niveles anteriores a la crisis financiera del 2008 cuando llegó la pandemia, generar un rebote más veloz esta vez sería un gran logro.

Sin embargo, los inversionistas y los gerentes de la política necesitan mantenerse al tanto de los desarrollos en el mercado laboral.  Remover las medidas de apoyo demasiado pronto podría deshacer su buen trabajo, pero por otro lado, la escasez persistente de mano de obra y un mayor aumento de salarios podría alimentar un incremento de la inflación y, eventualmente, de las tasas de interés.

No es necesario preocuparse todavía.  Una parte de la escasez de trabajadores será temporal.  Como un espejo de la manera en la cual los cierres del año pasado llevaron a un repunte dramático del desempleo a medida que las empresas cerraban sus puertas al unísono, la reapertura ha llevado a un aumento repentino en la demanda de mano de obra.  Tomará tiempo para que las empresas y los trabajadores confluyan.

La escasez también podría reflejar los efectos remanentes del estímulo, particularmente en varios estados de los EEUU el aumento temporal de los beneficios por desempleo significa que son una mejor remuneración que los salarios que ofrece el mercado.  En Europa, los esquemas de ceses temporales también hacen que algunos trabajadores sientan una menor urgencia por encontrar un nuevo trabajo.  Las medidas, sin embargo, se acabarán pronto.

Los desajustes entre el número de trabajadores y los puestos de trabajo disponibles son algo más preocupantes y podrían durar más tiempo.  El número total de trabajadores empleados sigue estando por debajo de donde se encontraba cuando cerraron las economías, pero el proceso ha transformado los mercados laborales.  Los sectores que están ahora en expansión y contratando no son necesariamente los mismo que crearon la redundancia laboral.  Muchos de los que perdieron trabajos en el área de hospitalidad han conseguido empleos posteriormente en supermercados o como conductores de entrega a domicilio.

El gobierno de EEUU también quiere trasladar poder de negociación hacia los trabajadores e incrementar el poder relativo del sector laboral en comparación con el sector del capital.  Asegurar una escasez de trabajadores relativa al número de empleos es una meta explícita de la política, destinada al aumento de los salarios y mejores condiciones para los empleados, y también a fomentar que las empresas inviertan en tecnología que mejore la productividad laboral y en capacitación.  Algunos de los que están apoyando en Gran Bretaña las restricciones a la inmigración podrían tener motivos similares.

Un crecimiento mas acelerado de la productividad significaría que el aumento del coste laboral no se trasladaría necesariamente al consumidor vía inflación.  Hay evidencia alentadora en ese aspecto también:  el gasto en inversión tecnológica en Gran Bretaña ha llegado a un nivel más alto que antes de la pandemia.  Los esfuerzos por fomentar el trabajo desde casa y promover la innovación digital podrían impulsar el crecimiento de la productividad.

Eso probablemente no ayude a quienes quieren almorzar en Le Gavroche.  Por el momento, ellos, al igual que los banqueros centrales, tendrán que esperar.

Derechos de Autor - The Financial Times Limited 2021

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