El autor de este artículo es presidente de los Millonarios Patrióticos, antiguo director gerente en BlackRock y co-autor del libro “Fiscalicen a los Ricos (Tax the Rich!)”
Durante mucho tiempo, los EEUU han tenido dos sistemas fiscales: uno para la gente que trabaja por su sustento y otro para los ricos. Según revela un nuevo y aleccionador informe diseminado por ProPublica, muchos de los milmillonarios más ricos de Estados Unidos pagaron prácticamente cero impuestos sobre los cientos de millones de riqueza adicional obtenida durante la última década.
Los detalles de la historia, basada en una fuga de información del Servicio Interno de Recaudación (IRS por sus siglas en inglés), pueden ser impactantes. Pero en realidad son solo confirmación de algo que hemos sabido durante mucho tiempo. Y no se trata de tecnicismos, sino de un trato fundamentalmente diferente para los adinerados que es integral al núcleo del código tributario estadounidense.
Los que trabajan para mantenerse – la vasta mayoría de los ciudadanos – pagan impuestos a tasas que varían desde un 10 hasta un 40 por ciento. Algunos fondos son retenidos cuando reciben su paga semanal, y una vez al año enteran su declaración y tienen que pagarle al IRS algo adicional o, en caso de haber pagado más de lo que debían, reciben un reembolso.
En cambio, los ricos, no necesitan un salario semanal. Ellos simplemente pueden usar derivativos financieros o préstamos para obtener dinero con el cual vivir y por tanto no tienen ningún “ingreso tasable”. Ellos pueden contratar contadores para organizar sus finanzas y decidir por si mismos si pagar impuestos o no, y cuando pagarlos. Debido a que EEUU sólo tasa las ganancias de capital realizadas al vender un activo, los individuos adinerados pueden acumular vastas fortunas sin pagar impuestos hasta el momento en que deciden liquidar su patrimonio.
Esa es la forma en la cual los 25 estadounidenses más ricos pudieron acumular $401 millardos entre 2014 y 2018 y sólo enterar al fisco un 3.4 por ciento de ese monto. Todos se hicieron increíblemente más ricos, pero porque no vendieron los activos que crecieron en valor, no tuvieron que pagar casi nada en impuestos a pesar de ese incremento de valor.
La distinción que nuestro código tributario hace entre los ingresos provenientes de un “incremento patrimonial” y los provenientes de “salarios” crea una ventaja masiva para los estadounidenses más adinerados.
Esencialmente indica que la forma en la cual los ricos ganan dinero, a través del incremento de valor en sus inversiones, no debe tasarse, mientras la forma en la cual el resto de las personas ganan dinero, como resultado de su trabajo, si debe fiscalizarse. Es una distinción totalmente arbitraria. Sí, hay una diferencia entre el incremento de valor de un activo y un ingreso salarial. Pero para los más adinerados en EEUU eso no importa. Riqueza es riqueza, independientemente de cómo se tenga.
No hay nada inherente a la economía que dice que no se pueden fiscalizar las ganancias no realizadas de capital. No es una ley económica inmutable, es una decisión deliberada de política, una decisión que, basada en la explosión de desigualdad en los EEUU en décadas recientes, parece haber sido una muy mala decisión. Los inversionistas adinerados como yo, un antiguo ejecutivo de Wall Street, simplemente no deberían poder elegir a su gusto cuando pagar impuestos y cuanto pagar en impuestos sobre nuestras inversiones.
Esto tiene dos soluciones posibles. La primera es tasar las ganancias no realizadas de capital todos los años. El senador Ron Wyden ya había presentado una propuesta de cotizaciones de mercado que haría exactamente eso, y ahora parece dispuesto a presentar su propuesta de nuevo a la luz de la investigación de ProPublica.
La segunda solución es un nuevo impuesto patrimonial a los más ricos, según la propuesta de la Senadora Elizabeth Warren y su colega Bernie Sanders.
Ambos enfoques tienen sus méritos y sus retos, pero cualquiera de los dos representaría una mejora dramática respecto a la situación actual.
Si bien las negociaciones en el Congreso respecto a un aumento de impuestos para los ricos de momento no parecen incluir ninguna de estas propuestas, la presión pública para tomar medidas agresivas respecto al tema continuará aumentando, y con buena razón. No hay manera de defender un código tributario que permite que los individuos mas adinerados paguen casi cero en impuestos.
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