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El presidente Xi de China conmemora el centenario del Partido Comunista con fuertes palabras para sus adversarios

Al celebrarse el centenario del Partido Comunista Chino, todo parece indicar que el gigante asiático está enfocado en lograr una hegemonía regional y una influencia económica y social en el mundo entero.

El presidente chino, Xi Jinping (C), saluda a la multitud sobre un retrato del exlíder Mao Zedong después de su discurso en la Plaza de Tiananmen durante la celebración del centenario de la fundación del Partido Comunista Chino. Foto: EFE.

(c) 2021, The Washington Post - David Crawshaw, Alicia Chen

El líder de China, sólo semanas después de exigirles a sus diplomáticos nacionalistas conocidos como “Lobos Guerreros” que sean amables, arremetió este jueves contra “fuerzas extranjeras” sin especificar y dijo que cualquier intento del exterior por subyugar al país resultaría en “cabezas golpeadas sangrientamente contra una Gran Muralla de acero”.

En su discurso frente a miles de personas en Pekín para conmemorar los 100 años de fundación del Partido Comunista de China, el presidente Xi Jinping utilizó un tono desafiante mientras alababa el “gran rejuvenecer de la nación China” bajo la guía del partido. Declaró que el partido había logrado su objetivo del centenario al construir una sociedad moderadamente próspera y resolver el problema de la pobreza extrema, añadiendo que nada podrá dividir al partido o a la nación.

El discurso llega en momentos en los cuales la China de Xi se encuentra enfrascada en una rivalidad cada vez más intensa con los Estados Unidos, y encuentra resistencia a sus acciones asertivas en la región y ultramar. Una encuesta del Pew Reserch Center publicada esta semana reveló opiniones abrumadoramente desfavorables sobre China entre los países desarrollados.

Al mismo tiempo, Pekín ha enfrentado cada vez más críticas sobre sus abusos de derechos humanos, especialmente contra los pueblos musulmanes de la etnia Uigur en su región más occidental, Sinkiang, y el desmantelamiento de las libertades en Hong Kong.

Pero Xi, de 68 años de edad, dijo que no cederá.

“El pueblo chino nunca ha acosado, oprimido o esclavizado a otros pueblos o a otros países”, dijo él. “Al mismo tiempo, el pueblo chino jamás permitirá que una fuerza extranjera nos acose, oprima o esclavice. Los que se atrevan a intentar algo así, tendrán sus cabezas golpeadas sangrientamente contra una Gran Muralla de acero forjada por más de 1,4 mil millones de personas chinas”.

“Cabezas golpeadas sangrientamente” se convirtió el jueves en tendencia en la red social china Weibo, con más de 900 millones de vistas.

Las celebraciones del jueves en la plaza de Tiananmen, que incluyeron un sobrevuelo militar, un especial saludo marcial de 100 cañonazos y canciones patrióticas, dieron cierre a semanas de pompa y fervor nacionalista en preparación para el centenario del partido gobernante.

El Partido Comunista de China fue fundado en Shanghái en 1921. Obtuvo la victoria en la Guerra Civil China de 1949 – derrocando al partido nacionalista Kuomintang, que huyó a Taiwán – y ha gobernado al país desde entonces, muchas veces con puño de hierro.

En su discurso, Xi reiteró que es la “misión histórica” del partido traer a Taiwán de regreso al control de Pekín. China ha incrementado fuertemente sus incursiones militares en espacio aéreo taiwanés en los meses recientes, llevando a algunos analistas a advertir sobre un potencial conflicto militar, e incluso una posible invasión china a la isla democrática. Junto a las disputas territoriales de Pekín en el Mar del Sur de China, la disputa de Taiwán es uno de los mayores focos de tensión en la región.

Xi, quien ha extendido su mandato indefinidamente, ha estado al timón de un crecimiento económico sostenido y una elevación en los estándares de vida de la población desde que asumió el máximo puesto del partido a finales de 2012. Pero su mandato ha estado marcado por la puesta en marcha de un vasto estado de vigilancia en el cual los ciudadanos son rastreados de cerca por el gobierno y la oposición es aplastada.

La economía del país – la segunda más grande del mundo – ha rebotado rápidamente de la crisis por la propagación del coronavirus, con el Banco Mundial pronosticando un crecimiento del 8,5 porciento este año. Pero China también enfrenta muchos retos, entre ellos el doble golpe demográfico de una baja tasa de natalidad y un alto ritmo de envejecimiento.

Los diplomáticos chinos han sido cada vez más agresivos en sus respuestas a las críticas de Occidente, muchas veces por medio de las plataformas de redes sociales que Pekín no permite a sus ciudadanos utilizar. Pero este agresivo enfoque del “Lobo Guerrero” – nombrado en alusión a una patriótica franquicia cinematográfica de acción china – ha causado resentimiento en el extranjero y ha sido citado como uno de los mayores factores que perjudican la imagen de Pekín ante el mundo.

En comentarios recientes, Xi les urgió a sus diplomáticos crear una imagen “confiable, amable y respetable” de China, de acuerdo a Bloomberg News, añadiendo que el país debía ser “humilde” y también seguro de sí mismo.

Información de los Autores:

David Crawshaw es el editor de The Washington Post para Asia, basado en Hong Kong. Él lidera un premiado equipo de corresponsales en las oficinas de China y el Sureste Asiático y procesa cobertura adicional de colaboradores a lo largo de Asia y el Pacífico.

Alicia Chen es una periodista independiente enfocada en inmigración, temas de refugiados y derechos humanos.

Lea el artículo original aquí.

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