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Para EEUU la economía no puede ser mejor de lo que es actualmente

Los niveles de optimismo sobre la economía de EEUU podrían revertirse rápidamente si la política monetaria lleva a un desplome del valor del dólar.

El plan de empleo estadounidense es uno de los programas principales del estímulo económico que continúa impulsando Joe Biden, pero no está claro que la economía estadounidense pueda seguir creciendo sin recalentarse. Foto: The Washington Post.

Ruchir Sharma

El autor es el jefe de estrategia de Morgan Stanley Investment Management y autor de “Las Diez Reglas de las Naciones Exitosas”

Impulsada por el éxito de la campaña de vacunación y el masivo estímulo del gobierno, se espera que la economía de EEUU podría crecer hasta siete por ciento este año y actualmente es la que lidera la recuperación mundial.  Los comentaristas hablan de un “renacimiento estadounidense” para una nación que marcó el 245 aniversario de su independencia este domingo.

Pero hay un problema: Estados Unidos acaba de pasar por un renacimiento económico.  Es poco probable que renazca nuevamente.

Hace una década, en la marea de la crisis financiera del 2008, Standard & Poor’s redujo la calificación de la deuda estadounidense por primera vez en la historia, provocando presagios nefastos sobre declive del país.  En cambio, los 2010 vieron una expansión del poder económico en EEUU, guiado por su capacidad tecnológica y la resolución bastante rápida de su crisis de deuda.

La participación de EEUU en el PIB global aumentó desde un nivel mínimo de 21 por ciento en el 2011 hasta 25 por ciento el año pasado.  Los ingresos promedio comenzaron la década en EEUU 26 por ciento por encima de los europeos en términos de dólares reales y finalizaron más de 60 por ciento arriba.  Frente a Japón, el crecimiento fue aún más dramático.  Para comienzos del 2020, a pesar de todo lo dicho sobre la desesperación de la clase media desempleada, el nivel de confianza de los consumidores y pequeñas empresas llegó a máximos no vistos desde los años sesenta.

Como superpotencia financiera, EEUU llegó hasta cimas aun mayores.  Su cuota en los mercados globales de acciones creció desde 42 por ciento en el 2010 hasta 58 por ciento.  El dólar se volvió aún más dominante que nunca, ayudando a los EEUU a aumentar su ventaja sobre otros países desarrollados.

Para finales de 2019, setenta y cinco por ciento de todos los préstamos foráneos a individuos o corporaciones eran en dólares, un aumento sobre el nivel de 60 por ciento alcanzado antes de la crisis de 2008.  Seis de cada diez países utilizaban al dólar como su “ancla” – la divisa frente a la cual miden y estabilizan el valor de su moneda doméstica –; esto es cercano a un récord máximo.  Los esfuerzos de China por desafiar al dólar como moneda favorita de reserva fracasaron miserablemente durante la década del 2010.

Luego de diez años de recuperación en esa década, Estados Unidos probablemente no crezca nuevamente en los 2020. Como planteé a comienzos de la pandemia, las bonanzas potentes casi siempre son seguidas de una larga resaca.

La economía de EEUU lideró al mundo en los sesenta, pero en los setenta tuvo que preocuparse de su retraso frente a una Unión Soviética impulsada por el petróleo.  En los ochenta, se inquietó por un Japón ascendente.  Los EEUU volvieron fuertemente debido al boom tecnológico de los noventa, pero en la primera década de este siglo tuvieron que enfrentar el crecimiento de los mercados emergentes liderados por China.

Las proyecciones de otra bonanza estadounidense se basan parcialmente en la fe de que puede continuar ampliando su liderazgo tecnológico.  Pero los gigantes de la internet en EEUU ya enfrentan retos en los mercados emergentes desde Asia hasta África, donde emprendedores locales están desarrollando líderes regionales y nacionales en comercio electrónico, banca en red y motores de búsqueda.  Europa está reduciendo la brecha de innovación en campos como la robótica y la IA, y las nuevas empresas europeas están atrayendo más capital privado que nunca.

Las bonanzas se acaban muchas veces por complacencia como la que actualmente existe en EEUU.  Opiniones importantes en ambos partidos políticos proponen que EEUU continúe endeudándose y gastando libremente, basándose en la posición del dólar como la divisa más importante del mundo.

Pero el dinero fácil que fluye de la Fed podría debilitar al dólar y dar vida a las denominadas zombis – empresas cuyos ingresos son menores que el monto de intereses que pagan por su deuda.  Estas prácticamente no existían en los EEUU hace veinte años, pero para el 2010 eran el seis por ciento de todas las empresas en bolsa, y ahora suman un 20 por ciento.

El gobierno federal y el sector empresarial están ahora tan endeudados que es difícil determinar como pueden impulsar aun más la economía.  En el 2010, los EEUU debía $2,5tn (millones de millones de dólares) al resto del mundo, un monto equivalente al 17 por ciento de su PIB.  Para comienzos del año pasado, esos pasivos habían crecido a $10tn y más del cincuenta por ciento del PIB – un nivel que normalmente ha detonado crisis monetarias en el pasado.  Actualmente el nivel es de $14tn y un 67 por ciento del PBI.

Nada de esto quiere decir que los que predicen el fin de EEUU, aquellos quienes estuvieron tan equivocados en los 2010, necesariamente tendrán razón.  El crecimiento de China en cuanto a proporción de la economía global ha sido a costa de Europa y Japón principalmente.  Además, los que predicen el declive, convencidos de que China sobrepasará a los EEUU, no se fijan en que China también está altamente endeudada.

Lo más probable es que EEUU tenga una década mediocre, con el lastre de los excesos de la reciente bonanza.  En comparación a otros mercados, las acciones de EEUU están en su punto máximo en cien años.  Valoraciones tan altas reflejan un nuevo optimismo: después de una década de éxito estadounidense inesperado, muchos analistas ahora esperan lo mismo.  Pero puede ser que para EEUU, la situación actual sea la mejor economía posible.

Derechos de Autor - The Financial Times Limited 2021

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