
Por Abel A. Chávez
La pandemia nos ha dado la oportunidad de reevaluar y adaptarnos a un mundo nuevo. Pero son los principios probados y verdaderos los que me llevan a este artículo.
Desde la incertidumbre al comienzo de la crisis mundial en marzo de 2020, me he encontrado a menudo volviendo a los fundamentos de por qué elegí un camino en la educación y por qué estoy tan profundamente comprometido a la educación.
La educación le ha brindado a este hijo de inmigrantes (que tiene raíces humildes y profundas en el vecindario de Swansea, en el noreste de Denver) una plataforma mundial de oportunidades, pero es la compasión, la empatía y la dedicación de nuestros educadores lo que inicialmente me enganchó a invertir en una carrera tan valiosa. Claro que la educación es el catalizador de transformación y la máquina de movilidad social ascendente, pero aun nuestra infraestructura educativa sigue siendo estrujada. Lo básico, como nuestro abecedario, o ABC, podría restablecer la educación como el gran beneficio social que es. Propongo el marco de las "ABC de la Educación" como esa guía conceptual transferible para la escuela primaria, media, secundaria y K-20. Considerémoslo entonces a través de la lente de la educación superior.
La 'A' es acceso y asequibilidad: estos dos van de la mano—si uno falla, también lo hará el otro. Los servicios como el asesoramiento académico y financiero, tutoría y la orientación profesional reducen significativamente las barreras de acceso, especialmente para los estudiantes de primera generación, primeros en la familia o de bajos ingresos.
Igual que el proceso de admisión universitario, la FAFSA (Solicitud Gratuita de Ayuda Federal para Estudiantes) presenta una abundancia de obstáculos problemáticos para los estudiantes y las familias. En una época en la que los costos de asistencia siguen subiendo, la FAFSA ayuda al acceso a través de la asequibilidad. Las escuelas usan la FAFSA para determinar la elegibilidad de un estudiante y la cantidad que puedan recibir en dinero gratuito, pero la solicitud es tan compleja que muchos estudiantes nunca superan este obstáculo. Anualmente, las personas que no completan la FAFSA dejan miles de millones de dólares federales sobre la mesa debido a su longitud y complejidad. Debemos evaluar críticamente nuestros procesos, a veces bien intencionados, y eliminar las barreras que hemos creado que niegan el acceso y la asequibilidad.
La 'B' es el aprendizaje basado en proyectos y retos (incluido el aprendizaje experiencial): Observemos cómo los estudiantes jóvenes de hoy se involucran con las tareas y materias y uno se da cuenta de las diferencias con las generaciones más grandes. La mayoría, si no todos, llevan computadoras en sus bolsillos con acceso en tiempo real a una cantidad de información que procesan y consumen sin problemas. Esta realidad debería desencadenar un cambio en modelo de enseñanza del actual que es "sabio en el escenario" a "guía en el lateral." Los estudiantes buscan orientación y capacitación para involucrarse críticamente con la materia de maneras multidisciplinarias con bases teóricas, para abordar activamente los desafíos prácticos del mundo real. Mientras tanto, debemos preparar a los estudiantes para que sean seres humanos amables en un mundo que acelera exponencialmente. Los modos efectivos para el aprendizaje basado en proyectos y retos requieren que yo, como instructor, sea un participante dispuesto y activo.
La 'C' es completar: Si la A y B están en acorde, como debería de ser, los estudiantes estarán en camino a completar, dentro de un tiempo y costo razonable. El IPEDS del Departamento de Educación de EE.UU. informa que alrededor del 60% de todos los estudiantes de licenciatura en el país completarán su título dentro de seis años, una medida estándar. El aumento de esta tasa de finalización tiene sentido por una serie de razones, especialmente cuando se consideran los efectos de movilidad social de una educación postsecundaria.
Según la Association of Public and Land-grant Universities, los ingresos vitalicios de una licenciatura son aproximadamente un 35% más que un título de dos años y aproximadamente un 75% más que un diploma de escuela secundaria. Además, la finalización y el logro de un título mejoran las condiciones humanas como la salud, la pobreza y la participación cívica, entre otras. Los estudiantes hispanos, afroamericanos y rurales ya se inscriben a tasas abajo a los blancos, asiáticos y no rurales. Llevar a todos nuestros estudiantes a completar, especialmente aquellos de comunidades marginalizadas, conlleva un beneficio duradero.
Finalmente, el National Student Clearinghouse coloca la cantidad de personas con algo de universidad, pero sin título, o aquellos que comenzaron y nunca terminaron, en 36 millones con una deuda promedio de alrededor de 7 mil dólares con nada que mostrar por ello.
Admito que como ejecutivo con raíces en la ingeniería puedo abordar fácilmente la aritmética compleja y digerir modelos financieros densos. Pero la belleza reside en la simplicidad. Si bien el concepto del ABC de la Educación es sencillo, presenta un imperativo para los educadores, estudiantes, administradores, empresarios, funcionarios públicos y, francamente, para todos, para desengranar y aclarar un sistema complejo. Esto sería en beneficio de nuestros estudiantes. Mi deseo es que el ABC de la Educación sea una inspiración para volver a lo básico en servicio a nuestros estudiantes, sus familias, ayudar a diseñar sus historias y asociarse con ellos mientras dan forma a sus legados para el mejoramiento de nuestra sociedad.
Abel A. Chávez, Ph.D., es el Vicepresidente de Inscripción y Éxito Estudiantil en Western Colorado University. Puede ser contactado por correo electrónico, achavez@western.edu.