ir al contenido

Opinión | Miami, el futuro del fútbol en el país del soccer

Miami
FÚTBOL. David Beckham, propietario del Inter Miami/Inter Miami
Jonathan Soto, periodista senior de El Tiempo Latino especializado en la fuente deportiva

Estados Unidos, el país del fútbol americano, el béisbol y el baloncesto. El monstruo de tres cabezas en una nación que llamó soccer al deporte que mundialmente conocemos como fútbol para no chocar con la disciplina del ovoide, su mayor pasión. Luchar frente a ligas de tanto calibre es tarea imposible en territorio norteamericano; sin embargo, en Miami se gesta un proyecto que aspira convertirla el epicentro del balompié.

La titánica tarea del Inter Miami no es otra que sumar a las principales estrellas del fútbol de los últimos años: Lionel Messi y Cristiano Ronaldo.

Pensar en ello es más cercano al anhelo de quien solo puede hacerlo posible alineando al argentino y al portugués en un juego de video que otra cosa. Dinero, mucho dinero, no es suficiente. El plan va más allá.

Pero detrás del escudo del club está la figura de David Beckham, uno de los tipos más talentosos y mediáticos que jugó alguna vez ese deporte, y que sale a relucir cada vez que se conforma la subjetiva discusión sobre los mejores pateadores de tiro libre.

El inglés, propietario de la franquicia, espera que su influencia le permita al menos discutir la posible incorporación de los astros.

Mientras Beckham saborea la remota opción que se le podría presentar, en Europa piensan a corto plazo, pues en Francia el Paris Saint-Germain podría lanzarse a por CR7 en caso de que el joven Kylian Mbappé termine de dar el salto al Real Madrid. El sueño imposible de ver juntos a dos tipos que acumulan 11 balones de oro es, al menos por estos días, una probabilidad.

Desde Miami, el Inter -que apenas tiene tres años de haberse fundado- quiere trascender y ser el paso previo al retiro de Messi y Ronaldo. Es más factible imaginar el arribo del argentino y el portugués en un par de años con la puerta de salida cada vez más cerca que alimentar falsos rumores sobre contrataciones inmediatas.

Beckham sabe de eso. Crecer en el Manchester United y tener desde temprana edad profesional los reflectores del mundo del fútbol -y el espectáculo- sobre él, le permitió llevar las cosas con calma para transitar por el Viejo Continente con la calidad de siempre, donde casualmente vistió al final de su carrera los colores del PSG.

Materializar un hecho como este parece tan difícil como irreal, pero si alguien batalló contra lo imposible y triunfó fue el inglés. Si su tiro libre más recordado fue aquel contra Grecia en la clasificación al Mundial Corea y Japón de 2002, ahora tendrá una tarea aún más complicada. Eso sí, esta, aunque suene como un capricho, sería capaz de catapultarlo en una corta gestión destinada a brillar.

Miami, todavía con muchas labores por hacer y con un largo camino que recorrer en la MLS, va por todo: imponer el fútbol en Estados Unidos y borrar del diccionario la palabra soccer.