(c) 2021, The Washington Post - John Hudson
El director de la CIA, William J. Burns, tuvo una reunión secreta en Kabul el lunes con el líder de facto del Talibán, Abdul Ghani Baradar, siendo el encuentro cara-a-cara de mayor nivel entre el Talibán y la administración Biden desde que el grupo militante tomó la capital afgana, de acuerdo a oficiales de EEUU que conocen el tema y hablaron en condición de anonimato para poder comentar sobre este sensible tema diplomático.
La decisión del presidente Joe Biden de enviar a su principal espía, un veterano del servicio de extranjería y el más condecorado diplomático de su gabinete, llega en medio de un frenético esfuerzo por evacuar a las personas del aeropuerto internacional de Kabul en lo que el presidente ha llamado “uno de los más grandes, más difíciles puentes aéreos de la historia”.
La CIA se rehusó a comentar sobre la reunión con el Talibán pero las discusiones probablemente tuvieron que ver con la fecha límite del 31 de agosto, fin del plazo para que las fuerzas armadas de EEUU concluyan su evacuación de ciudadanos estadounidenses y aliados afganos.
La administración Biden está bajo presión por parte de los aliados que piden que las fuerzas de EEUU permanezcan en el país más allá del fin de este mes para así poder asistir en la evacuación de las decenas de miles de ciudadanos estadounidenses y de otros países occidentales, así como de los aliados afganos desesperados por escapar del control Talibán.
Gran Bretaña, Francia y otros aliados de EEUU han dicho que se necesitan más tiempo para evacuar a su personal, pero un vocero del Talibán alertó que Estados Unidos estaría cruzando una “línea roja” si sus tropas permanecen en el país más allá del 31 de agosto, prometiendo que habría “consecuencias”.
Para Baradar, jugar el rol de contraparte de un director de la CIA llega con un toque de ironía 11 años después de que la agencia de espionaje lo arrestara como parte de una operación conjunta entre la CIA y Pakistán que lo encarceló por 8 años.
El líder Talibán, sin embargo, no es un extraño para los occidentales.
Después de su liberación de prisión en 2018, sirvió como jefe negociador del Talibán en las conversaciones de paz con Estados Unidos en Qatar que resultaron en el acuerdo con la administración Trump para el retiro de las fuerzas armadas de EEUU. En noviembre 2020, posó para una foto frente a sillones dorados con el secretario de estado Mike Pompeo.
Se cree que Baradar, amigo cercano del fundador y supremo líder del Talibán, Muhammad Omar, además tiene una influencia significativa sobre las bases del Talibán. Combatió contra las fuerzas soviéticas durante su ocupación de Afganistán y fue el gobernador de varias provincias en los noventa cuando el Talibán gobernó el país por última vez.
Desde la toma del país por parte del Talibán, él ha mantenido un tono conciliatorio, diciendo que el grupo militante está buscando “un sistema islámico en el cual todas las personas de la nación puedan participar sin discriminación y vivir en armonía unos con otros en una atmósfera de hermandad”. Pero esas declaraciones llegan a la par de reportes de cierres de escuelas para niñas y del Talibán tomando propiedades y atacando a civiles en algunas zonas del país.
Al reunirse con Burns el lunes, Baradar estaba hablando a uno de los diplomáticos estadounidenses de mayor experiencia, un secretario de estado adjunto que también ha servido como embajador de EEUU ante Rusia.
En abril, Burns hizo un viaje sin anuncio a Afganistán a medida que aumentaban las preocupaciones en torno a la habilidad del gobierno afgano de hacer frente al Talibán después de la retirada de EEUU.
Como director, Burns supervisa una agencia de espionaje que entrenó a las unidades élite de las fuerzas especiales de Afganistán que habían sido vistas como una poderosa fuerza en el país, pero que también estuvieron implicadas en ejecuciones extrajudiciales y violaciones a los derechos humanos.
Burns testificó ante el Congreso este año que ni el Estado Islámico ni Al-Qaeda tienen la capacidad en Afganistán para preparar ataques que se lleven a cabo dentro de Estados Unidos, pero dijo que “cuando llegue el momento de la retirada de EEUU, la habilidad del gobierno de EEUU para obtener información y actuar en torno a las amenazas va a disminuir, eso simplemente es un hecho”.
El lunes, antes de que se revelaran los detalles de la reunión secreta, le preguntaron al vocero del Departamento de Estado Ned Price por qué los funcionarios estadounidenses de alto rango no habían hablado con Baradar antes, dado todo lo que está en juego en Afganistán.
Price dijo “nuestras discusiones con el Talibán han sido operativas, tácticas, y han estado enfocadas en gran medida en nuestras operaciones a corto plazo y objetivos a corto plazo... lo que está ocurriendo en el aeropuerto y sus alrededores... en eso es en lo que nos estamos enfocando en estos momentos”.
Información del Autor:
John Hudson es reportero de seguridad nacional para el Washington Post cubriendo el Departamento de Estado y la diplomacia. Ha informado desde una variedad de países que incluyen a Ucrania, Pakistán, Malasia, China y Georgia.
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