Salvador Pérez probablemente no es el mejor catcher latinoamericano en la historia de las Grandes Ligas. Pero los méritos que ha ido acumulando obligan ya a considerarle como uno de los más destacados en la más exclusiva lista, la que combina a los más sobresalientes tanto en defensa como a la ofensiva.

Pérez dejó atrás, hace mucho, los logros en la MLB de Ramón Hernández, el más aventajado de sus compatriotas y el legítimo sucesor de Bo Díaz.

Es el receptor más notable salido de Venezuela. Y ya es el más notable de su franquicia, los Reales de Kansas City.

Llegar a los 40 jonrones en una temporada --este sábado-- y la garantía de tener asegurado su sexto Guante de Oro y su cuarto Bate de Plata en apenas 10 años permiten poner su nombre como parte de esa cofradía que hasta ahora solo estaba compuesta por oriundos de Puerto Rico.

Javy López era el único careta hispano con una cosecha de 40 cuadrangulares en las Ligas Mayores. Lo hizo en 2003, con los Bravos de Atlanta, y desde entonces ninguno de sus colegas lo había logrado, sin importar nacionalidad.

Sacar 40 pelotas en un torneo, en el que la responsabilidad principal es recibir detrás del home los lanzamientos de tus pitchers, es una tarea ciclópea. Tanto así, que solo 8 estrellas lo han conseguido en los 150 años de existencia que tiene el Big Show.

López, sin embargo, no tenía la defensiva y buena reputación con los aperos de sus compatriotas más adelantados. Lo mismo pasó con Jorge Posada, otro boricua recordado por su madero y liderazgo en tan difícil posición.

La élite, la crema de la crema, apelando al lugar común, la formaron y todavía forman Iván Rodríguez y Yadier Molina. Todo el que quiera acercarse a la cima tiene que conseguir una hoja de servicios comparable a esos dos.

Y eso sí que requiere un recorrido excepcional.

Rodríguez está en el pináculo. Sus 2.844 hits son un hito para receptores en el Big Show. También lo son sus 14 llamados al Juego de Estrellas, sus 13 Guantes de Oro, sus 7 Bates de Plata. Sacudió 311 bambinazos, fue Jugador Más Valioso y ganó una Serie Mundial.

Pudge le disputa al mítico Johnny Bench y al no menos memorable Gary Carter el derecho de ser considerado como el número uno en la historia de la Gran Carpa.

Molina es el catcher del siglo 21, el mejor de su generación. Va a la zaga de su compatriota, porque nunca tuvo la producción de aquel. Aunque tampoco ha deslucido, con 2.094 imparables y un Bate de Plata que exhibe junto a sus 10 llamados al Juego de Estrellas, sus 9 Guantes de Oro, sus 4 Guantes de Platino y sus dos anillos de Serie Mundial.

Pérez está en su décima zafra en la MLB. A partir de ahora, será elegible para el Salón de la Fama, una vez que se retire. Le faltaba el requisito del tiempo. Porque números para al menos estar en la boleta ya tiene. Sus 192 jonrones son tope para un careta de los Reales. También sus 7 viajes al Juego de Estrellas y su colección de premios, que pronto subirá a 6 Guantes de Oro y 4 Bates de Plata, cuando en noviembre se revele la votación. Ganó la Serie Mundial de 2015 y fue el Jugador Más Valioso en ese Clásico de Otoño. Y con 31 años de nacido y un físico robusto, parece estar en la mitad de su carrera.

El venezolano tendrá tiempo para ir cerrando diferencias con los dos geniales puertorriqueños, si mantiene la buena salud y su regresión ocurre en forma natural, sin cortes abruptos. Está en su cénit. Su explosión de 2021 no es una sorpresa, si se ve la progresión de sus cuadrangulares, siempre en alza --sin contar la temporada recortada por la pandemia--. Desde 2011 ha pasado de 3 a 11, 13, 17, 21, 22, 27, de nuevo 27 y ahora 40. Nunca, hasta ahora, ha ido hacia atrás.

Pronto empezará a hacerlo, porque todo atleta acusa el paso del tiempo en algún momento. Pero es una pista de buen augurio que jamás haya sufrido lesiones de importancia, salvo una vez, cuando en marzo de 2019 se desgarró un tendón en el codo.

Pérez volvió de la Cirugía Tommy John más potente como bateador. Desde 2020 tiene .879 de OPS y un OPS ajustado de 134, brillante para un catcher. Y su defensa no ha sufrido. Siempre, durante toda su carrera, ha tenido un bWAR defensivo por arriba de la media.

Así ha vuelto a ser en estos dos últimos torneos. Y está a punto de lograr una hazaña que únicamente han conseguido Bench y el legendario Roy Campanella: una temporada sobre 40 vuelacercas y con 40 por ciento de éxito frente a los robadores rivales.

Porque el nativo de Valencia es líder en ese departamento en la Liga Americana, con 41 por ciento. Está en lo más alto con el madero y se mantiene en lo más alto con la mascota.

No, Pérez no es el mejor catcher latinoamericano de la historia. Pero aún tiene tiempo para seguir sumando, hasta colarse en el sitial que hasta ahora le ha pertenecido en exclusiva a aquellos dos genios puertorriqueños.

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