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Aukus presenta algunas dudas incómodas

Los primeros ministros de Gran Bretaña y Australia, Boris Johnson y Scott Morrison (C) se reunieron por teleconferencia con el presidente de EEUU Joe Biden para anunciar su nueva asociación militar denominada AUKUS. FOTO: EFE/EPA/MICK TSIKAS AUSTRALIA AND NEW ZEALAND OUT

La Junta Editorial – Financial Times

Ten cuidado de lo que deseas.  El primer ministro australiano, Scott Morrison, ha dado un golpe de suerte al lograr un acuerdo con EEUU y el Reino Unido para que su país obtenga submarinos nucleares en respuesta a una China cada vez más asertiva.  Este no es un simple acuerdo de armamento.  El trio lo presentó cómo un pacto de defensa, denominado Aukus, y desató la condena instantánea de Pekín.  Los tres aliados obtienen beneficios del acuerdo.  Pero el precio es aumentar la temperatura a una tensión con China que ya está en ebullición.

El momento es ciertamente propicio para el presidente Joe Biden, luego de la debacle de la salida de Afganistán.  Demuestra el compromiso de Biden con las alianzas regionales para hacer frente a China; la semana que viene tiene pautado ser anfitrión de la Quad, la alianza también conocida como la OTAN de Asia, que incluye a India, Japón, EEUU y Australia.  Después de todo, esto es lo que Biden considera expresamente como la principal amenaza geopolítica a los intereses de EEUU.  Equipar a un aliado clave en el patio trasero de China con tecnología de punta en submarinos y misiles de largo alcance es un paso importante en la respuesta a la amenaza que significan los 14 submarinos nucleares que China tiene en operación en puntos estratégicos y rutas comerciales clave en el Indo-Pacífico.

Para el Reino Unido, algo superior a un acuerdo de armamentos en el otro lado del mundo cumple su compromiso con un futuro global posterior al Brexit y es coherente con su “giro” hacia el Indo-Pacífico y su buena relación actual con Australia.  Una mayor cooperación con los aliados más antiguos del Reino Unido (Biden se refirió expresamente a las alianzas de los tres países durante las guerras del siglo pasado) es un simbolismo que agrada al partido conservador.

Pero persisten las dudas, especialmente sobre el punto hasta el cual el Reino Unido y Australia están en disposición de aceptar las consecuencias comerciales y estratégicas de antagonizar a una China que ve el pacto como una amenaza explícita. La administración Trump demostró cuán voluble podía ser la política exterior estadounidense; el presidente actual puede estar comprometido con Aukus, pero eso no garantiza que su sucesor también lo esté.  Entretanto es posible que los nuevos submarinos ni siquiera estén listos en la próxima década.  Biden tampoco le hizo un favor a la alianza cuando pareció olvidar el nombre de Morrison, y se volvió para agradecer a "ese tipo 'Down Under’ (expresión referente a Oceanía por su localización geográfica)” durante la conferencia de prensa virtual – en vez de promover Aukus, fue un momento incómodo.

Aún más incómodo es donde queda la relación del trio con Francia, la cual había firmado un pacto previo con Australia de A$50 mil millones ($36,6 millardos) por una flota de submarinos convencionales.  Ese pacto, ratificado por Morrison hace apenas dos meses, ahora será revertido.  No es sorpresa que esto le ha molestado a Francia. Se ha quejado de que al querer lograr lazos más cercanos con un aliado, EEUU ha alienado a otro.  El análisis es correcto pero es un sacrificio que Biden aparentemente considera aceptable para lograr una mayor seguridad en Asia.

EEUU y el Reino Unido se exponen a consecuencias al ser descorteces con Francia, particularmente en cuanto a manejar la amenaza de Rusia.  El propósito de la OTAN, el cual se ha visto tan socavado por los eventos recientes en Afganistán, debe ser ahora reafirmado.  Enojar a Paris podría afectar directamente los esfuerzos de Washington por contener a Pekín.  Un acuerdo de inversión entre la UE y China que a Biden no le gustaba está archivado – pero podría ser reconsiderado.

Y sin embargo, quizás las principales preguntas son para China.  Si bien es correcto que el pacto podría avivar la paranoia de Pekín, los poderes regionales desde Delhi hasta Tokio y Canberra, están fortaleciendo consistentemente sus lazos con EEUU.  Eso en sí mismo debiera llevar a China a una introspección sobre sus frecuentes palabras y actos beligerantes.  La diplomacia de “Lobo Guerrero” de Pekín tiene un precio.

Derechos de Autor - The Financial Times Limited 2021

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