En el mundo de los gigantes también se habla español. La NBA, seguida por millones de fanáticos en todo el mundo y con epicentro en territorio norteamericano, ha abierto sus puertas al talento internacional, con los hispanos como un sólido grupo que año a año suma más piezas y no va a parar de hacerlo.
Decenas de latinos han arribado al show por excelencia del baloncesto mundial para dejar su huella, una que no se borra y que ha permitido allanar el camino para que jóvenes talentosos sigan la estela de quienes son considerados héroes en sus respectivas naciones.
Manu Ginóbili
En el techo del AT&T Center, casa de los Spurs de San Antonio, cuelga la camiseta número 20. El dorsal muestra un apellido que bien podría pasar por el de alguien con raíces italianas; sin embargo, se trata de un hombre nacido en Bahía Blanca, Argentina: Emanuel Ginóbili.
El versátil jugador se ganó un puesto en el olimpo de la organización que defendió a lo largo de 16 temporadas con sudor, carisma, talento y una enorme visión para aparecer en el momento más necesitado.
Ginóbili entendió que a pesar de ser un hombre que llegaba a la cancha desde la banca, desarrolló su rol con disciplina. Su madurez le permitió alzarse como el Mejor Sexto Hombre en la zafra 2007-2008. “Manu” pudo ser titular en la mayoría de las franquicias restantes, pero sin él, los Spurs no habrían tenido el éxito de otrora. Él fue y será siempre parte del ADN de San Antonio, un hijo excelso que jamás quiso verse con otros colores pese a que oportunidades sobraron.
Sin duda, el latino más destacado en la historia de la NBA.
Carl Herrera
En el duro baloncesto de la NBA de la década de 1990, la figura de un gigante estuvo a la altura de cada reto. Carl Herrera, nacido en Trinidad y Tobago pero nacionalizado venezolano, no dejó de brillar en una liga caracterizada por el roce.
La historia del baloncesto estadounidense bien podría apuntar al mencionado lapso como el más aguerrido, luchado y sufrido. Hoy en día, cuando los tiradores de triple mandan, sería difícil pensar que tal hecho habría sido posible hace 30 años.
En esa dinámica, el espigado centro venezolano sirvió como una pieza de mucha ayuda en la pintura de los Rockets de Houston, uno de los cuatro conjuntos en los que recorrió la NBA a lo largo de ocho calendarios.
Fue precisamente con los tejanos con los que ganó par de anillos de campeón. Aunque la historia se encarga de mencionar a Michael Jordan y sus Bulls de Chicago como la gran referencia de la competición en los 90, los Rockets también pueden presumir de cargar con algo de gloria al alzar el trofeo de campeón en 1994 y 1995.

JJ Barea
Cuando los Mavericks de Dallas celebraron el título de la temporada 2011 de la NBA, los focos estuvieron puestos sobre la figura del alemán Dirk Nowitzki, amo y señor del juego para aquel entonces y considerado uno de los europeos más brillantes en la liga; no obstante, entre las piezas de rol que potenciaron al combinado hasta llevarse el trofeo a casa, uno de los más destacados sin duda alguna fue José Juan Barea.
El puertorriqueño tenía la chispa de quien sabía que estaba hecho para cosas especiales y en Dallas lograron aprovechar cada uno de sus empujones hacia el aro.
El pequeño base de Mayagüez se metió en el bolsillo a los fanáticos de la disciplina con tiros acrobáticos. Su velocidad lo convirtió en un tipo clave para la transición y con ello no dejó de figurar cada noche en Dallas para acompañar a su equipo al primer y único título hasta la fecha.
Su aporte e incidencia en la organización es tal que ya retirado desde este año comenzará su andar en el área técnica.
Eduardo Nájera
El primer y único mexicano elegido por la vía del draft para llegar al mejor baloncesto del mundo. El azteca fue un peregrino que sorprendió a propios y extraños con su sencilla capacidad de adaptación. Sin hacer ruido, el de Meoqui logró colarse en el reporte de varios ojeadores y así llamar la atención de un gran número de conjuntos.
Con un debut en Dallas, Nájera recorrió la NBA al defender hasta cinco cuadros, dejando huella en cada uno y sirviendo en el debate de muchos como el mexicano de mejor andar por la dura liga norteamericana
Aunque este grupo de cuatro fantásticos dio un paso al frente en tiempos cuando la NBA arrancaba un exitoso proceso de globalización, su trascendencia fue lo suficientemente impactante para jamás cerrar esa puerta. Hoy en día, aunque se trate del baloncesto estadounidense, las organizaciones no dejan de mirar hacia Latinoamérica para sumar cada vez más a potenciales estrellas.