Rumbo a sus 28 años de haber puesto a rodar el balón por primera vez en Estados Unidos, la Major League Soccer (MLS) ha crecido de manera veloz e impresionante. En el país que por décadas ha celebrado enormes eventos vinculados al fútbol americano, baloncesto y béisbol, el fútbol llegó tarde a la fiesta; sin embargo, no fue por cuestiones de desprecio, la influencia europea que tanto ha abrazado y ha hecho del balompié su estandarte deportivo, tardó en calar, pero una vez que lo hizo, impactó de manera directa en los fanáticos.
Parte de su arraigo de casi tres décadas en el país se debe en gran parte a la influencia que proviene desde Centro y Suramérica, donde el fútbol es una pasión incomparable. Desde el extremo sur del continente, con Argentina como referente mundial, hasta llegar a México, sempiterno competidor en altas instancias de los torneos más importante de selecciones, el balompié logró instalarse en Estados Unidos de forma exitosa al punto de convertir al país en una interesante fábrica de atletas que hoy llevan la bandera de las barras y las estrellas al Viejo Continente.
Primeros pasos exitosos
Entre los registros más importantes de la MLS un nombre resalta por su prominencia: Carlos Valderrama. Para muchos el futbolista colombiano más grande de la historia, el “Pibe” llenó de brillo al torneo en la década de 1990, cuando apenas la disciplina se abría un espacio en el duro mercado deportivo del país.
Pero su arribo a Norteamérica no pudo haber sido mejor. Para la fecha, Valderrama aún está entre los principales asistidores de toda la historia del torneo, con 114 pases de gol entre 1996 y 2002, la cuarta mejor marca desde que subiera el telón de la MLS.
Concentrado en solo un año, el neogranadino sumó 26 habilitaciones en el 2000, récord que aún ostenta.
Su presencia fue un aliciente para llamar la atención de los latinos en Estados Unidos, especialmente de aquellos que vivieron el fútbol de primera mano en su nación y que esperaban hacer lo propio en el país de las oportunidades.
Goles en español
La máxima del fútbol es marcar más goles que el rival y en eso una dupla hispana se despegó del resto en los últimos años, con récords de anotación que se establecieron en el último lustro.
El primero de ellos fue el venezolano Josef Martínez, quien en la campaña de 2018 guió al Atlanta United al título de liga gracias a sus 31 goles, uno de ellos precisamente en la final del campeonato.
Distinto a la estructura de un goleador nato, Martínez, pequeño pero veloz, se convirtió en el hombre a temer en la MLS gracias a su capacidad para definir pese a las adversidades. En el mencionado calendario no hubo resumen que no incluyera al de la Vinotinto gracias a sus espectaculares tantos.
Martínez sirvió como una pieza capaz de partir desde la mitad de la cancha y llegar con facilidad al arco rival. De cabeza, pierna derecha o izquierda, la versatilidad del venezolano arropó a sus rivales y con ello se alzó como el Jugador Más Valioso de la zafra.
El segundo, y aún dueño del mejor registro de goleo en un año, es el mexicano Carlos Vela.
Con experiencia en el balompié español e inglés, el azteca se hizo con un nombre en Europa y su selección antes de sumarse a la fiesta de la MLS. Allí, con el uniforme de Los Angeles FC, puso a los suyos en el mapa a pesar de que no ha tenido aún la oportunidad de coronarse campeón.
En 2019, Vela marcó 34 tantos, todo un mérito para un hombre que en principio parecía tener talento para desenvolverse como volante creativo, pero que con el tiempo también alimentó ese instinto goleador que guardaba dentro de él.
El pionero
Uno de los exponentes del fútbol latino en Estados Unidos se adueñó del calor del público local gracias a su garra. El boliviano Marco Etcheverry, uno de los tipos más respetados de la disciplina en el continente, fue parte fundamental del éxito del DC United en la década de 1990.
El delantero vistió los colores del combinado de la capital a lo largo de siete años, uno más exitoso que el otro, al punto de coronarse en tres oportunidades en la Copa MLS. El recuerdo del ágil ariete sigue intacto, pues fue de los primeros exponentes en llevar el ritmo suramericano a la recién nacida liga.
Con el DC United, Etcheverry marcó 34 tantos en 190 apariciones y acumuló 101 asistencias, la séptima mejor marca en toda la historia de la competición.
Cuando se habla de la influencia hispana en la liga, posiblemente su nombre sea el primero en saltar. Aunque fue fundamental en su país, el salto a Europa no mostró lo mejor de él; no obstante, regresar a América fue lo mejor que le sucedió. Una vez instalado en Norteamérica, el boliviano retomó la confianza y se convirtió en uno de los principales atacantes de su época.
La tenacidad que caracteriza al jugador del altiplano fue su mayor herramienta. Acabar físicamente y anímicamente con él era una labor titánica, por lo que su entrega lo llevó a ganarse el reconocimiento tanto de sus compañeros como de sus contrincantes.
Su impacto fue lo suficientemente positivo como para poner a la MLS en el mapa de los futbolistas que en algún momento desestimaron la posibilidad de jugar en Estados Unidos al creer que el país no daría la atención que merecía dicho deporte. Así, es justo asegurar que con él hubo un antes y un después para los hispanos en la liga. Sin su talento y proyección, tal vez no habría una presencia tan notoria entre los futbolistas de la región, quienes ahora ven al balompié norteamericano como una importante carta de presentación para su carrera.