Que en el boxeo destaquen los representantes mexicanos no es cosa nueva. A lo largo de la larga y rica historia que acompaña la disciplina, los nombres de los nacidos en territorio azteca están en lo más alto. Actualmente no existe excepción; todo lo contrario, la actualidad vuelve a tener la bandera de dicha nación junto a los mejores registros del año, con al menos tres campeones de división en las principales organizaciones del deporte.
Con un accionar que los separa del resto en la región por su resistencia sobre el cuadrilátero, los peleadores mexicanos se han ganado a pulso el respeto de sus rivales en las arenas estadounidenses, los principales escenarios donde se han forjado los campeones más grandes y recordados del boxeo.
Gracias a un equilibrio entre agilidad y pegada, los aztecas también presumen de un físico envidiable que los hace aguantar cada asalto con la gallardía de todo un guerrero. No hay como ellos en ninguna otra parte del planeta.
El hombre a seguir
Si se califica a Saúl “Canelo” Álvarez como uno de los mejores deportistas de la actualidad no se exageraría. El actual campeón supermediano de la Asociación, Organización y Confederación Mundial de Boxeo es considerado el mejor libra por libra de la disciplina en la actualidad.
Y no es para menos.
Álvarez ha sabido crecer en silencio bajo los más estrictos regímenes para ser lo que es hoy en día. No es el típico boxeador de su país que se crece tanto en golpes como en palabras y eso hasta cierto punto lo alejó de la fanaticada local; sin embargo, con cada triunfo y actuación, “Canelo” se fue metiendo en el bolsillo a los suyos. Ya no hay quien dude de él.
En 59 pugnas en el profesional, Álvarez ostenta marca de 56 triunfos (38 por la vía del nocaut), dos empates y solo una caída registrada frente al invicto Floyd Mayweather Jr. en el año 2013.
Con el pasar del tiempo, el campeón supermediano se ha ido formando físicamente para afrontar distintos retos. Todo comenzó cuando tenía apenas 15 años de edad, un lapso de vida poco convencional para comenzar a luchar contra los grandes; sin embargo, si alguien ha tenido la calidad para superarse desde temprana edad ha sido él.
Todo parece indicar que se instalará de forma definitiva entre peso mediano y supermediano tras una ligera pasantía por los semipesados que se reduce a solo una pelea en el año 2019.
Invicto
Con 30 años de edad e igual número de careos, Óscar Valdez es un peleador a temar en su categoría. A diferencia de otros pugilistas que buscan transitar por distintas divisiones e intentar encontrar lugar, el nativo de Sonora es el principal obstáculo del superpluma.
En la Organización Mundial de Boxeo, Valdez es el dueño del cinturón del peso pluma, mientras que en la Organización es el mandamás de los superpluma.
Ligero como lo ameritan las categorías, la velocidad de pies y manos del atleta ha sido imposible de detener por parte de sus rivales, quienes no saben lo que es verlo ceder. Esas 30 peleas lo han visto ganar y solo siete de ellas han llegado al final.
Su poderosa pegada hace recordar la mejor etapa del nicaragüense Román González, pero con la fortaleza del gen azteca sobre el ring.
Precisamente Valdez aparece como una especie de pupilo de Álvarez, quien dijo presente el pasado 10 de septiembre en Tucson (Arizona), donde se generó la pelea frente a Robson Conceicao, duelo que se resolvió con una decisión unánime del todavía invicto.
Luego de la riña, “Canelo” siguió aconsejando a Valdez, a quien le pidió más intercambios. Pese a las distancias y la incidencia que tenga uno u otro en el deporte, la patria siempre está ahí para acercar a los suyos, incluso cuando se deben brindar consejos.
De menos a más
Mucha más joven (26 años) y haciendo de las suyas por el peso pluma aparece Emanuel Navarrete, nativo del DF y que solo en su sexta pelea en el profesional cayó vendido. En total son 35 pugnas para él, quien se ha llevado las otras 34, 29 por la vía rápida.
Navarrete saltó a la fama hace tres años, cuando sin llegar en condición de favorito se impuso a Isaac Dogboe. La revancha, a la que llegó con la presión de demostrar que lo alcanzado no fue producto de la casualidad, lo volvió a poner en lo más alto, demostrando que lo suyo era real y confiable.
Dueño del cinturón del peso pluma en la Organización Mundial de Boxeo, su accionarle ha permitido abrirse paso con integridad y confianza. Luego de haber sido un tipo que vivió en segundo plano y que llegaba siquiera sin perfilarse como un campeón mundial, hoy en día es buscado para poner en juego su propio cinturón de campeón.
La vieja guardia
Además de los nombres ya mencionados y que marcan el presente y futuro del país azteca dentro del boxeo, el pasado reciente tiene en su memoria el recuerdo de dos atletas que hicieron de las suyas el tiempo suficiente para trascender y meterse entre los más grandes jamás vistos.
Uno de ellos es Juan Manuel Márquez, ganador en 56 ocasiones de un total de 64 peleas disputadas entre 1993 y 2014. Aunque su primera pugna lo vio perder, ese no era el reflejo real de lo que era capaz de hacer el hombre de Iztacalco.
Potente pero veloz. Pequeño pero con alcance, “Dinamita” Márquez no se había ganado su apodo de casualidad. Pocos pueden presumir de manos tan explosivas como él, y qué mejor muestra que el sonoro nocaut contra el filipino Manny Pacquiao en el año 2012.
Fue precisamente contra el asiático con quien vivió una de las más grandes rivalidades jamás vistas y cargadas de polémica. Fueron cuatro combates contra “Pac-Man”, de los cuales salió con registro de un triunfo, un empate y dos caídas.
Márquez hizo historia al ser apenas el cuarto boxeador en su país que se hizo con el título en tres distintas categorías, demostrando que era capaz de adaptarse sin mayores contratiempos y triunfar de forma brillante.
El segundo, Óscar de la Hoya. En una disciplina marcada por los golpes, de la Hoya era reconocido por su sonrisa, pues su rostro era difícil de impactar. Su defensa, un deleite. Sus impactos, la norma dentro de su manera de luchar.
“El Chico Dorado” del boxeo llamaba la atención lo suficiente para ser el que siempre se llevara la mayor bolsa dentro de las negociaciones en cada careo, salvo cuando debió medirse en la mesa de Mayweather Jr., una máquina de hacer dinero aún en el retiro.
La calidad de de la Hoya fue lo suficientemente grande para verlo coronarse en seis distintas categorías, algo que solo lo superó Pacquiao. Sus primeros pasos adelantaban todo lo que este chico podía lograr, pues en 1992 llevó a casa la medalla de oro en los Juegos Olímpicos. Así comenzaba la carrera profesional de uno de los tipos más laureados y seguidos.
En 45 peleas en el profesional, su marca de 39 triunfos por seis derrotas lo pusieron en lo más alto. Sin duda alguna, uno de los hombres más importante dentro y fuera del ensogado por su poder mediático. Nunca se alejó de la disciplina y hoy en día es uno de los principales promotores de su deporte.