Pacquiao

Hay quienes dicen que los primeros golpes que recibe un boxeador no son sobre el ring. En la vida de Manny Pacquiao hay historias que perfectamente se traducen en duros impactos que poco a poco forjaron el carácter de uno de los mejores pugilistas de la historia y quien este miércoles anunció su retiro.

Cuando apenas era un niño, el filipino vio a su padre llegar a casa borracho. Ambos discutieron y lo que ocurrió después marcó para siempre al poderoso atleta. Luego del intercambio de palabras, su progenitor asesinó a su cachorro y se lo comió.

Por más insólita que parezca esta historia, Pacquiao la confirmó en su autobiografía, algo de lo que también habló en el 2015 su entonces entrenador, Freddie Roach.

“Mató a mi perro”, escribió el filipino. “Tomó el cachorro que encontré y lo mató. Para un niño, eso era imperdonable”.

Por su parte, Roach contó a Yahoo Sports que “Manny se escapó de casa después de que su padre se comiera a su perro”.

De la pobre ciudad agrícola de Kibawe, su lugar nativo, Pacquiao se fue a Manila, donde el boxeo es toda una religión; sin embargo, primero debía sobrevivir antes de subir al ring.

Según Roach, el filipino vivió en la calle. Para comer, compraba donas que luego vendía un centavo más caras para ahorrar. Dormía en una caja de cartón.

Pero poco a poco fue asomándose en los lugares donde era habitual disfrutar de la disciplina. Ahí se puso a prueba recordando cómo siendo un infante practicaba golpeando una planta que había en su casa.

A los 14 años, el joven Manny Pacquiao debutó como profesional. El resto es historia.

Con más altas que bajas, el filipino se abrió paso con sus veloces y poderosas manos. Frenarlo parecía una labor imposible, aunque unos pocos pueden presumir de haber salido victoriosos contra el talentoso púgil.

Con su crecimiento también llegó el perdón. Ya instalado en Estados Unidos como uno de los más talentos de su deporte, recordó que él fue “parte de mi vida temprana cuando boxeaba en el parque en General Santos, y realmente disfrutó mis primeros años, viéndome crecer y ver lo competitivo que era”.

Fue en 2009, justo cuando se preparaba para pelear contra el puertorriqueño Miguel Cotto, que Pacquiao volvió a encontrarse con su progenitor: “Cuando miré a mi padre a los ojos por primera vez en casi dos décadas, ya no estaba amargado ni enojado. Lo perdoné de inmediato”.

últimas noticias


Sucesos

El caso de Hickman's Family Farms

MS-13: "Te unís o te morís"


Política

La representante Tricia Cotham deja el Partido Demócrata para unirse al Republicano


Nacional

En Florida preparan ley contra los periodistas y medios de comunicación