ir al contenido

La lucha en torno al endeudamiento máximo conlleva un alto costo financiero – aún si no hay incumplimiento

Senate Minority Leader Mitch McConnell, R-Ky., walks back to his office on Capitol Hill on Thursday, Sept. 23, 2021, in Washington. MUST CREDIT: Photo by Jabin Botsford/The Washington Post

(c) 2021, The Washington Post - Allan Sloan

Uno de los errores que muchas personas cometen es asumir que la lucha en torno al endeudamiento máximo es simplemente otra disputa política enteramente doméstica. No lo es.

Incluso si nuestro país evita incumplir un pago de deuda por primera vez en su historia, es probable que hayamos sufrido daños a causa de la lucha en torno al límite de la deuda.

¿Por qué digo esto? Porque si analizamos los números, como lo haremos en breve, veremos que los inversionistas extranjeros y bancos centrales de otros países son dueños de casi el 45% de los valores del Tesoro en manos de inversionistas, en vez de ser la Reserva Federal o otros fondos fiduciarios federales.

He aquí por qué esto importa. Si usted fuera un inversionista extranjero en valores de la Tesorería de EEUU y observara las posturas en torno al incremento infinito del máximo endeudamiento, ¿no sería racional preguntarse si el impecable expediente de Estados Unidos como deudor está a punto de mancharse?

Después de todo, se oyen conversaciones en Washington sobre la posibilidad de que el gobierno pague algunas de las deudas que se vencen, pero no otras. Lo que dice la administración Biden habla del momento en el cual nuestro país agotará su capacidad para endeudarse por no poder pagar. No se oye mucho sobre cómo la administración cree que puede lidiar con la situación, en caso de que ocurriera.

Incluso si la Reserva Federal (también conocida como “Fed”) difiere el incumplimiento de pago (“default” en inglés), mediante el uso de un innovador y enrevesado plan de contingencia que fue revelado recientemente en el Wall Street Journal, de todas formas podría haber grandes problemas.

Podría ocurrir que cualquier propietario extranjero de deuda estadounidense que tenga algo de racionalidad sea más escéptico sobre la capacidad y voluntad del gobierno federal de pagar sus deudas en su totalidad en el plazo estipulado. Eso podría lógicamente llevar a una disminución de las compras extranjeras en futuras emisiones de valores del Tesoro y causar la venta en el mercado secundario de los ya emitidos.

Déjenme mostrarles por qué es importante la opinión de los extranjeros en cuanto a la calidad de los valores de deuda del Tesoro de EEUU.

Nuestra deuda nacional es actualmente cercana a los $28,43tn (millones de millones de dólares), de los cuales $6,17 billones es deuda “intergubernamental”. Ésa es deuda propiedad de varias entidades federales, la más grande de todas siendo el Fondo Fiduciario del Seguro Social.

Eso deja alrededor de $22,26tb de “deuda en manos del público”. Alrededor de $5,41tn de ese monto es propiedad del Fed.

Eso deja $16,85tn de deuda en carteras de inversionistas públicos. De esos, $7,54tn – casi el 45% – están en manos de bancos centrales extranjeros y de otros inversionistas extranjeros. Eso quiere decir que dependemos profundamente del dinero extranjero para ayudar a financiar los déficits de los presupuestos de nuestro país. Si los extranjeros no estuvieran comprando porciones sustanciales de nuestras nuevas emisiones de deuda, las tasas de interés probablemente aumentarían – quizás drásticamente - prestamistas domésticos estadounidenses podrían verse desplazados.

Ya estamos viendo señales preocupantes en los mercados financieros sobre el impacto de un posible “incumplimiento”. Las tasas de préstamos federales están aumentando y el mercado de valores de EEUU está empezado a sufrir lo que parecen caídas relacionadas con la incertidumbre.

La principal culpa de esto, por supuesto, recae sobre Mitch McConnell, quien alegremente aprobó los incrementos y suspensiones al máximo endeudamiento durante los cuatro años de Donald Trump en la presidencia, lo cual sumó $7,81tn a nuestra deuda nacional. McConnell ahora dice estar preocupado por el déficit federal.

Pero al no luchar en contra de esto, la administración Biden está contribuyendo – fuertemente – con un problema que podría resultar en un incumplimiento inadvertido e innecesario.

La Casa Blanca y los Demócratas del Congreso deben acordar algo que se parezca a una solución en vez de estar constantemente reaccionando ante McConnell y sus allegados.

También ayudaría a poner al público de su parte si repetidamente mencionaran que el estado de McConnell, Kentucky, recibe más dinero del gobierno federal de lo que envía a Washington. Y como resultado, Kentucky podría sufrir fuertemente por cualquier retraso en los pagos del gobierno federal.

Biden y la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, podrían incluso considerar una versión de lo que recientemente propuse: ignorar el máximo endeudamiento e inducir a un país con exceso de efectivo (léase Catar) para que compre una emisión privada de valores del Tesoro con una tasa de interés mayor que la del mercado.

Miren, yo todavía no pienso que la aparentemente interminable postura sobre nuestra deuda vaya a llevar a que el país incumpla pagos, pero las posibilidades de un “default” están aumentando rápidamente.

Además, incluso sin incumplir ya hemos dañado nuestra imagen ante los ojos de los inversionistas extranjeros al mostrar lo desorganizado que se ha vuelto nuestro gobierno. Como resultado, nosotros, nuestros hijos y nuestros nietos, estaremos pagando el precio esta postura política totalmente innecesaria.

Información del Autor:

Allan Sloan es columnista para el Washington Post. Es siete veces ganador del Premio Loeb, el más grande honor del periodismo de negocios.

Lea el artículo original aquí.

Últimas Noticias