Por Gaby Garcia-Vera, Field Director
Task Force Nacional LGBTQ
De joven siempre supe que era distinto, no por mi forma de ser, sino por mis sueños y la manera en que amaba. Cuando tenía 10 años pensaba que era la única persona que se sentía así, y que nunca podría llegar a formar una familia. Lo que más me aterraba era que mis seres queridos me rechazaran, y tener que vivir en una sociedad donde las personas como yo, consideradas distintas, son excluidas y tratadas como ciudadanos de segunda clase.
Como líder de la comunidad LGBTQ+ no soy ajeno a la discriminación, la he vivido en carne propia…, sé lo que se siente cuando alguien te señala por amar diferente. Es una de las cosas más difíciles de superar, es por ello que me he propuesto luchar para que ningún niño en EE.UU. sea excluido por su orientación sexual, como me pasó a mí, debido a la falta de leyes que nos protejan; y aunque hemos ganado importantes batallas, tenemos que continuar trabajando para que se reconozcan nuestros derechos civiles y se respete nuestra dignidad de simplemente ser.
En un informe publicado por Human Rights Watch, Odio en los pasillos: violencia y discriminación de lesbianas, gais, bisexuales y personas transgénero que estudian en escuelas de EE.UU., se evidencia la existencia de un alto porcentaje de casos de discriminación y acoso escolar contra estudiantes LGBT+ en escuelas de todo el país y se hace un llamado a las autoridades responsables a “adoptar medidas concretas para respetar y proteger los derechos de los jóvenes LGBT”. Video
Este es el momento de decir #BastaYa y unirnos solidariamente en un solo frente para que se apruebe en definitiva el proyecto de Ley de Igualdad (Equality Act), que garantiza el derecho de las personas del colectivo LGTBQ a el acceso a la educación, la vivienda o el empleo, recibir créditos o servir como miembro de un jurado, entre otros. Es increíble que hasta la fecha no tengamos protección cuando se nos niega un crédito, o que nos desalojen de la vivienda o de algún espacio público únicamente por nuestra orientación sexual o identidad de género.
Según un artículo publicado por la BBC NEWS “menos de la mitad de los 50 estados más el Distrito de Columbia que conforman EE.UU. tienen legislación que explícitamente prohíba la discriminación por orientación sexual e identidad de género en el empleo y la vivienda”. La investigación revela que “28 estados carecen de leyes estatales que impidan que una persona LGTBI sea despedida del trabajo o expulsada de casa por los dueños” y que “19 estados tienen algún tipo de legislación antidiscriminación en ámbitos diferentes al laboral o de vivienda”.
Este panorama podría cambiar gracias a que en febrero de este año la Cámara de Representantes aprobó la Ley de Igualdad con 224 votos a favor y 206 en contra; la cual debe ser ratificada, con al menos 60 votos, en un Senado donde las fuerzas políticas están muy igualadas. Posteriormente debe ser firmada por el presidente Joe Biden, para convertirse en Ley de la nación.
En la proclamación sobre el Mes del Orgullo Lésbico, Gay, Bisexual, Transgénero y Queer, 2021, el presidente Biden dijo textualmente que no descansará hasta que se
logre la plena igualdad para los estadounidenses LGBTQ +. “Es por eso que sigo pidiendo al Congreso que apruebe la Ley de Igualdad, que garantizará la protección de los derechos civiles para las personas y familias LGBTQ + en todo nuestro país”.
Como persona queer, y como católico, la falta de leyes que protejan integralmente a la comunidad LGTB+ me duele hasta el alma, y me opongo a que algunos partidos políticos y líderes de las iglesias, usen nuestra fe como estandarte para promover leyes discriminatorias que violan nuestros derechos. Hay que poner fin a la terapia de conversión en todo el país.
Los valores de justicia social que proclama mi fe, y que me guían espiritualmente y como persona son claros y no voy a renunciar a ellos:
● Vida y dignidad de la persona
● Llamado a la familia, la comunidad y a la participación ciudadana ● Derechos y responsabilidades
● Opción por los pobres y vulnerables
● La dignidad del trabajo y los derechos de los trabajadores
● Solidaridad
● Cuidar de la creación de Dios
Debemos asegurar que toda nuestra gente, sin importar su origen, identidad y orientación sexual sea tratada con dignidad y respeto; y es por ello que como sociedad tenemos que unirnos y trabajar para que se apruebe La Ley de Igualdad, la cual enmienda la Ley de Derechos Civiles de 1964 para para incluir la orientación sexual y la identidad de género como condiciones protegidas, al igual que la raza, color, religión, sexo y origen nacional.
Una encuesta del Public Religion Research Institute (PRRI) revela que la mayoría de los residentes de todos los estados apoyan las protecciones contra la discriminación para los estadounidenses LGBT+. Los votantes católicos, con un margen de casi 2 a 1, opinan que los políticos no tienen la obligación de votar como recomiendan los obispos católicos sino como su conciencia les dice.
El camino para lograr justicia y equidad en favor de la comunidad LGBTQ+ no es fácil, la postura intolerante de instituciones conservadoras y religiosas hace que la discriminación continúe. En nosotros está la oportunidad de educar a la sociedad para el cambio, tenemos que ser solidarios y trabajar para que en Los Estados Unidos de América ningún niño de 10 años se sienta diferente o discriminado por su manera de amar, como me pasó a mí.
Las futuras generaciones LGBTQ+ merecen vivir libres, felices y gozar de todos los derechos y protecciones civiles designados en las leyes de la nación para los ciudadanos. Somos familia, somos iguales, pertenecemos a una misma comunidad y tenemos que trabajar unidos para construir un mejor futuro para todos. Porque al igual que Martin Luther King yo “tengo un sueño”, un solo sueño, sueño con la libertad, la justicia, la igualdad y ojalá ya no tuviera necesidad de soñar por los derecho básicos de todo ser humano.