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Estados Unidos no necesita más armas nucleares para contrarrestar los nuevos silos de misiles de China

Secretary of the Air Force Frank Kendal

Especial para The Washington Post · Edward Geist

El descubrimiento de lo que pareciera ser la construcción de cientos de nuevos silos de misiles en China, ha dado lugar a argumentos que implicarían que Estados Unidos necesita más armas nucleares. Matthew Kroenig, asesor del Departamento de Defensa durante la administración Trump, sugirió en un reciente artículo de opinión en el Wall Street Journal que "el Pentágono debería estudiar si el arsenal existente cumple con los requerimientos adecuados como elemento disuasivo” en caso de que "un incremento ... sea necesario".

Altos oficiales militares estadounidenses también han dado la voz de alarma. "Estamos presenciando una ruptura estratégica por parte de China", dijo el almirante Charles Richard, quien supervisa el arsenal nuclear de Estados Unidos como jefe del Comando Estratégico de Estados Unidos. El secretario de la Fuerza Aérea, Frank Kendall III, hizo eco de esa preocupación y dijo: "Si continúan por el camino en el cual parecen estar – incrementando sustancialmente su arsenal de misiles balísticos intercontinentales – lograrán la capacidad de facto de efectuar el ‘primer ataque’". Añadió: "No estoy seguro de que ellos comprenden totalmente los riesgos que están añadiendo a la ecuación nuclear global".

En realidad, sea lo que sea que el ejército chino esté construyendo en esos silos, hay pocas razones por las cuales Estados Unidos tendría que preocuparse ya que para enfrentarlo existen muchas alternativas antes de la construcción de armas nucleares adicionales. El actual arsenal nuclear estadounidense fue diseñado para garantizar la disuasión incluso en el caso de sorpresas como ésta. Las armas nucleares con las cuales ya cuenta Estados Unidos deberían ser suficientes para contrarrestar la amenaza que representaría los nuevos misiles chinos, incluso bajo supuestos muy pesimistas. Y si los funcionarios estadounidenses finalmente decidieran que deben tener a los silos chinos como objetivos, los sensores y las armas no nucleares proporcionarían un disuasivo más confiable que la construcción de armas nucleares adicionales.

No sabemos mucho acerca de los silos chinos. Existen muchas interrogantes básicas cuyas respuestas aún desconocemos, entre las que están, ¿cuántos se construirán? y ¿cuántas armas contendrán? Los campos de silos llamaron la atención del público por primera vez en junio, gracias a los esfuerzos de analistas de inteligencia independientes que los detectaron en imágenes de satélites comerciales. Los dos primeros, en el oeste de China, se estima que una vez terminados tendrán probablemente entre 110 y 120 silos cada uno. Debido a que las estructuras en estos campos se asemejan mucho a otro grupo de silos ya construidos, los analistas están convencidos que se trata de nuevos campos de misiles. Un tercer sitio en Mongolia Interior podría resultar ser un campo de silos similar, pero es más pequeño y se encuentra en una etapa de construcción mucho más preliminar.

Por su parte, los comentaristas chinos rechazan enfáticamente la noción de que cualquiera de estos sitios sean campos de misiles, argumentando alternativas cuestionables, como parques eólicos mal identificados.

Algo tan benevolente como que los sitios identificados sean parques eólicos está muy lejos de la realidad. Pero en el mejor de los casos y en un escenario más verosímil, algunos o muchos de los silos permanecerán vacíos. Algunos analistas creen que China está construyendo una especie de juego o truco de caparazón, diseñado para hacer que una mayor cantidad de sus verdaderos misiles sobreviva al primer ataque de sus adversarios. En el peor de los escenarios, por supuesto, cada silo contendrá el misil más grande que pueda contener, equipado además con el máximo número de bombas nucleares posibles. Sin embargo, en lo que respecta a los requisitos de selección de objetivos de EEUU, no hay mucha diferencia entre el mejor y el peor escenario: a menos que los funcionarios puedan identificar de manera confiable los silos que contienen misiles armados, Estados Unidos tiene que prepararse para destruirlos todos.

Hasta hace relativamente poco tiempo, el arsenal nuclear chino estaba concentrado en un puñado de frágiles misiles de combustible líquido que, de manera razonable podrían ser inhabilitados con un primer ataque estadounidense. Ahora bien, la capacidad de supervivencia del arsenal nuclear de China ha crecido considerablemente mediante la diversificación, con la incorporación a su arsenal de misiles balísticos intercontinentales móviles (ICBM) y de submarinos de misiles balísticos. Los silos podrían ser parte de esa tendencia: al presentar una mayor cantidad de objetivos, es más probable que algunos misiles perduren para luego tomar represalias. Los planificadores bélicos en China podrían, en cambio, depositar sus esperanzas de represalia en los misiles balísticos intercontinentales móviles de carretera o en misiles lanzados desde sus submarinos. Los campos de silos servirían entonces como un "sumidero de bombas" para distraer a los estadounidenses de los objetivos importantes. Los silos también podrían ser posiciones de lanzamiento para misiles balísticos armados convencionalmente, una categoría de arma en la que el ejército chino ha puesto particular énfasis. O, en última instancia, podrían cargarse con misiles de diferentes tipos, armados con bombas nucleares y/o convencionales.

Pero el objetivo específico no importa: Estados Unidos y sus aliados tienen formas de contrarrestar cualquier amenaza que planteen los campos de silos chinos sin la necesidad de bombas nucleares adicionales.

A modo de argumento, supongamos que atacar cada silo en forma individual con un arma nuclear es deseable y necesario. (Si bien muchos analistas han argumentado durante largo tiempo que es insensato apuntar a las fuerzas estratégicas adversarias, históricamente ha sido una práctica estratégica de EEUU, y en efecto, algunos estudios recientes afirman que ha tenido éxito para los objetivos estratégicos de EEUU). En la actualidad, hay alrededor de 270 silos aparentes observables en los tres campos. Si el tercer campo creciera hasta igualar a los demás, totalizarían alrededor de 350. Utilizando el estándar histórico de apuntar a cada silo de misiles con dos ojivas (para tener en cuenta los posibles fallos de lanzamiento), esto da como resultado la necesidad de unas 700 ojivas. Este número es cerca de la mitad de las 1.550 bombas permitidas a los Estados Unidos según el Nuevo Tratado START, por lo cual es una cifra considerable, pero no inmanejable.

Debido a las tensas relaciones entre EEUU y Rusia, y a la política interna de EEUU, el nuevo START podría expirar en 2026 sin un acuerdo de seguimiento que limite el tamaño de las fuerzas nucleares estratégicas desplegadas por EEUU. Esto permitiría a Washington comenzar a hacer uso de parte de su "capacidad de carga", para cargar ojivas en misiles existentes con bombas nucleares adicionales. La administración Biden anunció en octubre que Estados Unidos tiene 3.750 ojivas con armas nucleares en su arsenal activo, y la Oficina de Presupuesto del Congreso estimó en agosto de 2020 que llevar la carga de los sistemas a un total de 3.000 bombas desplegadas, podría lograrse a un costo total de alrededor de $100 millones.

Pero quizás no sea necesario desplegar más armas nucleares. Si el objetivo de China es un "juego de caparazón", Estados Unidos podría utilizar sensores remotos u otros medios de inteligencia para determinar realmente dónde se encuentran los misiles. Esto podría permitir a los planificadores evitar apuntar a los silos vacíos y minimizar la cantidad de armas necesarias.

Sin embargo, un verdadero cambio de juego sería un arma convencional que pudiera aniquilar los silos sin utilizar bombas nucleares. Estas armas se investigaron ampliamente durante la última Guerra Fría. Estas no se lograron con la tecnología del siglo XX, pero los avances en campos como la visión artificial, la orientación terminal y el mapeo geoespacial podrían hacerlas factibles en un futuro no muy lejano.

Una opción no nuclear le daría al presidente de Estados Unidos una opción mucho más fácil para contrarrestar los silos. Tales armas no violarían el tabú nuclear ni se correría el riesgo de daños colaterales difíciles de predecir, producto de las detonaciones nucleares.

La búsqueda de "aniquiladores no nucleares de silos" puede parecer contraria a la estabilidad estratégica. Los líderes chinos podrían percibirlos como una herramienta para desarmar su disuasión nuclear. Pero las armas nucleares adicionales serían aún más amenazantes para Pekín. Los funcionarios estadounidenses podrían decidir proceder al desarrollo de los "aniquiladores no nucleares de silos", a pesar del riesgo que representan para la estabilidad estratégica, particularmente si no está claro si los silos albergan misiles convencionales o nucleares. La posibilidad de armas no nucleares que puedan destruir los nuevos silos también podría detener a los líderes chinos en el desarrollo de nuevos silos, ya que, si su objetivo es contar con un arsenal que pueda estar disponible para un segundo ataque, entonces los campos de silos de misiles no serían la solución adecuada.

Información del Autor:

Edward Geist es investigador de políticas en la organización sin fines de lucro y no partidista RAND Corporation.

Lea el artículo original aquí.

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