Dave Lee en San Francisco
Desde Garganta Profunda durante Watergate a Edward Snowden, los denunciantes casi siempre han sido presentados como personas solitarias, con principios, que se sintieron obligados a enfrentarse a la multitud.
Pero hoy en día, al haber una serie de denunciantes enfrentados a Silicon Valley, un grupo de organizaciones de apoyo, que incluyen abogados, investigadores y publicistas, han surgido para ayudarles.
Entre estas se encuentra la asociación sin fines de lucro Whistleblower Aid, la cual representa a la denunciante de Facebook, Frances Haugen; y Lioness, una agencia basada en Nueva York que ayuda a “personas que desean divulgar su historia a través de los medios”.
El fin de estas organizaciones, las cuales siguen los pasos de grupos ya establecidos como el Centro Nacional de Denunciantes en Washington, es ayudar a que surjan más denunciantes vía reducir los riesgos a los que suelen exponerse, a la vez que maximizan el impacto sobre la entidad objetivo de sus denuncias.
Ifeoma Ozoma, quien acusó a la red social Pinterest de discriminación y ha creado recientemente una guía para empleados de tecnología que quiere hacer denuncias, dijo que la infraestructura emergente para denunciantes estaba tomando prestadas las tácticas de Silicon Valley para llegar a la mayor audiencia posible.
“Pienso en la escala de básicamente todo lo que hago”, dijo. “Ejecutaba programas en Facebook, Google y Pinteres – y por tanto todo lo que desarrollo incluye la pregunta: ¿cómo hago para que esto funcione para el mayor número posible de personas?
En 2020, Ozoma denunció el racismo y la disparidad de salarios por género en la red social Pinterest, algo que, según dice, fue posible debido sus conocimientos en temas de cobertura de medios y asuntos legales.
Su Manual para Empleados de Tecnología es una guía, paso-por-paso, en inglés sencillo, para acercarse a, e interactuar con, periodistas, obtener asistencia legal y aumentar la seguridad de datos personales.
“La mayoría de las personas que me han contactado en este año desde que hablé públicamente no tienen la experiencia que yo tenía”, dice. “No saben que hay condiciones específicas bajo las cuales puedes entablar un diálogo con un periodista. Y esos son puntos clave que debes tener en cuenta cuando tomas decisiones como estas”.
La sección de medios de su guía fue escrita por Lioness, fundada en 2019 por Ariella Steinhorn, quien anteriormente formó parte del equipo de comunicaciones públicas de Uber, y Amber Scorah, una activista y escritora.
Habiendo trabajado inicialmente tras bastidores con periodistas, Lioness ahora ha comenzado a publicar historias en su propia página web, utilizando un modelo seguido por Susan Fowler, la denunciante cuya entrada de blog sobre la cultura corporativa de Uber culminó en la salida de Travis Kalanick como ejecutivo en jefe de la empresa en 2017.
Fue escrita con la ayuda de abogados pro-bono y publicada en coordinación con su presentación en CBS Mornings, uno de los programas matutinos de mayor audiencia en la televisión. “Ellos fueron quienes me convencieron de que esto era noticioso”, dijo Abrams sobre Lioness.
Lo logrado es particularmente útil para salas de prensa de bajos recursos, ya que les traen investigaciones precocinadas directamente a los periodistas, con citas de documentos de apoyo y múltiples testimonios personales.
“Queremos asegurarnos de que todo cuadra lo más posible ya que nuestras reputaciones se basan en ello”, comentó Steinhorn, indicando que redujo la relación de David contra Goliat que suele darse entre denunciante y empresa.
“Vengo a esto habiendo estado en el otro lado durante varios años”, dijo. ¿”Qué ocurre cuando la persona promedio tiene los mismos recursos que las entidades de gran poder? ¿Podría eso recalibrar un poco el poderío”?
Whistleblower Aid va más allá, ofreciendo a sus clientes acceso a protección física, alojamiento alternativo y apoyo financiero cuando pierden su empleo. La parte difícil, dijo su fundador John Napier Tye, es costear los gastos.
“Es difícil obtener los recursos requeridos para este nivel de operaciones”, dijo. “Los vuelos, los hoteles, los nuevos dispositivos, las firmas de abogados especializadas, los asesores de seguridad, los sistemas de gestión de documentos. Estamos a la vanguardia de todo esto. Y estas cosas no son baratas”.
Comentó que obtener el financiamiento necesario para luchar contra los gigantes tecnológicos había sido un reto mayor que sus esfuerzos anteriores frente a personajes políticos tipo Donald Trump. Especuló que los lazos financieros existentes entre algunos de sus donantes y las empresas de tecnología, o quizás simplemente el miedo hacia ellas, puede estar detrás de las dudas de quienes contribuyen.
En el caso de Haugen, se ha activado una página de GoFundMe para obtener apoyo. Al escribir este artículo, ha obtenido un poco más del 55% de su meta de cien mil dólares. Tye indicó que desde que Haugen se presentó en televisión a principios de mes, Whistleblower Aid ha tenido que rechazar más de 19 casos porque no tiene los recursos para darles seguimiento.
En Lioness, Steinhorn dice que la operación está apoyada principalmente por ingresos de trabajos de relaciones públicas no relacionados a denunciantes, aunque si están buscando financiamiento entre un mayor número de fuentes externas. Comentó que ya habían recibido algún respaldo de la Omidyar Network constituida por el fundador de eBay, Pierre Omidyar y su esposa Pam.
El fondeo que reciben quienes denuncian es su principal riesgo, ya que sus rivales tienen oportunidad de cuestionar sus motivos o la influencia de sus poderosos patrocinadores.
Múltiples agencias de EEUU, de hecho, ofrecen incentivos financieros a denunciantes que pueden alcanzar hasta millones de dólares, algo que Whistleblower Aid divulga en su página web.
“Si el asunto parece como demasiado perfecto, entonces eso levanta suspicacias”, dice Ozoma. “[Pero] no pienso que reste credibilidad, ya que al final del día, si las revelaciones son legítimas, si nada está confeccionado, y si la información es corroborable… ese debería ser el enfoque del proceso”.
Entretanto, nuevas leyes podrían proveer mayor poder a nuevos denunciantes del Big Tech. La ley “No Más Silencio”, suscrita por el gobernador de California Gavin Newsom a comienzos de mes, aumenta la libertad que tienen los empleados para hablar de acoso, mala conducta y otras actividades ilegales, independientemente de acuerdos de no-divulgación que puedan haber firmado. Ozoma fue copatrocinadora de la ley, la cual entrará en vigor en enero.
Está por verse cuál será la reacción de las empresas de Silicon Valley. Un primer paso podría ser reducir el acceso de los empleados a los archivos internos. Se ha dicho que los datos obtenidos por Haugen en Facebook podían ser vistos por cualquier empleado corporativo de Facebook. A principios de esta semana, según lo publicado por el New York Times, Facebook redujo el número de empleados que tienen acceso a foros internos dentro de su entorno dedicados a “integridad”.
Pero dichas medidas generan un problema operativo al limitar la cooperación entre diferentes equipos de la empresa.
Jonas Heese, profesor de la escuela de negocios de Harvard especializado en denunciantes y mala conducta corporativa sugirió una solución más pragmática: escuchar a los empleados que no se sienten a gusto.
“La información fundamental que las empresas deben entender es que en la mayoría de los casos, quienes denuncian no están en contra de la empresa”, comentó, citando sus estudios sobre más de mil demandas relacionadas con denunciantes y/o con acuerdos de no-divulgación.
“En casi todos los casos, la gran mayoría de quienes denuncian primero se comunicaron con la empresa y la empresa los ignoró y tomó represalias en su contra. Y esa es la manera típica en la cual las cosas empeoran”.
Derechos de Autor - The Financial Times Limited 2021.
© 2021 The Financial Times Ltd. Todos los derechos reservados. Por favor no copie y pegue artículos del FT que luego sean redistribuidos por correo electrónico o publicados en la red.
Lea el artículo original aquí.