El nuevo acuerdo entre Estados Unidos y México para luchar contra el crimen llega en medio de la más grave crisis de la seguridad personal en América Latina. Las posibilidades de éxito, extensivas a la región, parecen remotas. Y su fracaso traería consecuencias, incluso, según el propio Biden, para la democracia en el hemisferio.
Por Víctor Diusabá*
