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Médicos en EEUU preocupados por riesgo a pacientes debido a reducción de costos luego de transacciones de capital privado

Las salas de emergencia podrían convertirse en escenas como estas permanentemente, aún sin la pandemia, debido a la avaricia de los inversionistas que han comprado hospitales y reducido los servicios para incrementar sus ganancias. FOTO: Washington Post por Michael S. Williamson.

Kiran Stacey in Washington

Kevin Robinson, doctor de emergencias en un hospital grande en EEUU luchaba por insertar un tubo respiratorio a un paciente cuando en una habitación adjunta otro desarrollo una arritmia.

En muchos hospitales de tamaño equivalente, Robinson habría llamado a un médico de experiencia similar para supervisar al segundo paciente.  Pero en este, estaba solo.  Por 20 minutos dejó a un alumno de tercer año de postgrado a que intentara – fallidamente – estabilizar la arritmia, mientras el se enfocaba en el primer paciente.

Robinson no trabaja para el hospital.  Está entre los cientos de miles de doctores de emergencia empleados por un grupo de médicos propiedad de una firma de capital privado.

Al igual que muchos de sus colegas, Robinson – para quien usamos un pseudónimo – piensa que su patrón ha recortado tanto los gastos que las condiciones son peligrosas.

“Ciertamente este paciente se habría beneficiado de la atención de un médico”, dijo sobre la persona con la arritmia.  “Para un sitio con este volumen y [urgencia médica], no es seguro no tener múltiples médicos supervisando a los residentes y asistentes médicos”.

En años recientes, los grupos de capital privado han colocado fondos en el sector salud de EEUU buscando las oportunidades de ganancia debido a una sociedad envejeciente que gasta cada vez más en mantenerse saludable.  Según un informe de Richard Scheffler de la Universidad de California, Berkeley, y Laura Alexander, del Instituto Antimonopolio Estadounidense, el monto anual de transacciones de capital privado en cuidados de salud se disparó desde un estimado de $42 millardos en 2010 a $120 millardos en 2019, antes de bajar a $96 millardos en 2020.

En cuidados de emergencia, grupos como KKR y Blackstone han adquirido empresas de recursos humanos médicos que contratan doctores y los envían a múltiples hospitales.  Los contratos y las facturas de las empresas reciben un porcentaje del pago del seguro o de los pacientes que según un médico que comentó al Financial Times, pueden llegar a ser de hasta cincuenta por ciento.

Estas empresas de dotación de personal dicen que pueden ofrecer a los hospitales una mayor flexibilidad en cuanto a nivel de empleados en días particulares.

Pero muchos médicos dicen que desde que los grupos de capital privado tomaron control de varias de estas compañías en una ola de consolidación hace unos cinco años, las empresas han estado reduciendo gastos a través de menor número de empleados y menores salarios.

Los recortes han sido particularmente drásticos durante la pandemia – aún cuando sus subsidiarias han recibido decenas de millones de dólares en auxilios federales – en parte como respuesta a leyes pendientes que limitarán cuando podrán cobrar a sus clientes.

La nueva ley federal “cero sorpresas” que entra en vigor el 1 de enero, fijará un máximo al monto que los proveedores pueden cobrar por tratamientos que los pacientes no eligieron y para los cuales no tienen seguros – una práctica denominada “facturación sorpresa”.

“Las empresas de capital privado han estado ahorcando a los doctores vía reducciones en el número de personas y de horas”, dijo Robert McNamara, jefe del departamento de emergencia médica en el hospital de la universidad de Temple en Filadelfia.  “Hay menos doctores por turno, menos horas, menores salarios, y beneficios reducidos.  Todo esto pone en peligro el bienestar de los pacientes”.

La situación también ha detonado alarmas en al Capitolio.  La senadora Elizabeth Warren (D-MA), declaró al Financial Times que: “cuando las empresas de capital privado compran asilos de ancianos y otros proveedores de servicios de salud, la reducción de costos es rampante, y los trabajadores de salud se ven forzados a enfrentar una escasez de suministros y personal que pone en peligro la vida de los pacientes”.

Dos empresas dominan la industria de contratación de médicos de emergencia.  Envision Healthcare, propiedad de KKR, y TeamHealth, la cual es de Blackstone.

En el transcurso de este año, Envisión impuso un nuevo plan salarial para sus doctores, quienes comentaron al Financial Times que resultaría en ingresos de casi quince por ciento menos.  El nuevo sistema también ata los salarios directamente a la habilidad de lo médicos para cobrarle a los pacientes.  Los doctores dicen que esto incentiva a que se ordenen exámenes y receten tratamientos lo más rápido posible.

Envision también ha recortado las horas de trabajo y han comenzado a utilizar enfermeras de alto nivel para algunas de las labores de los médicos a una cuarta parte del costo, dicen los doctores.

Asimismo, un análisis de Bloomberg encontró que sus afiliadas reclamaron al menos $60 millones en préstamos del gobierno para apoyar el flujo de caja de grupos de salud durante la pandemia.  TeamHealth también supuestamente recortó sus horarios de atención y forzó a los anestesiólogos a tomar licencia sin paga a la vez que solicitaban $105 millones en ayudas estatales.

TeamHealth no respondió a múltiples solicitudes de comentario.  Envisión dijo que estaba “enfocada en proveer cuidados seguros y de alta calidad que pongan al paciente en primer lugar”.

“Estructuramos equipos de cuidados a la medida – médicos y proveedores avanzados – y utilizamos modelos que se ajustan a las necesidades propias de cada comunidad en base a varios factores que incluyen la localidad, la población de pacientes, la demanda de servicios y los niveles de urgencias”, comentó Envision.

Algunos médicos están alarmados de la situación, sin embargo, y han solicitado a al Colegio Estadounidense de Médicos de Emergencias a que investiguen mejor los resultados de pacientes en hospitales dotados de personal por empresas de capital privado.

“Hay una crisis laboral en la medicina de emergencia”, dijo Mitchell Li, médico fundador de Take Medicine Back – un grupo que hace campaña en contra de la propiedad corporativa de la salud en EEUU.  “Los grupos de capital privado están recortando gastos y empeorando las condiciones para los médicos y para los pacientes.  Es totalmente inseguro”.

Un estudio este año de la Oficina Nacional de Investigación Económica determinó que un paciente que se interna en un asilo de ancianos propiedad de capital privado tiene 1,7 por ciento más probabilidad de morir en los próximos 90 días que el que va a otro tipo de institución.

No se ha llevado a cabo ningún estudio similar para las salas de emergencia, aunque si se ha visto un veloz aumento en tiempos de espera en muchas partes del país.

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