Andrew Jack en Londres
Las empresas no se están asegurando de que sus fármacos y vacunas lleguen hasta la población más pobre del mundo y tampoco controlan la ineficiencia en su manufactura, todo lo cual incrementa el riesgo de bacterias resistentes a los antibióticos, ha advertido una entidad de observadores.
La Fundación para el Acceso a la Medicina (AMF por sus siglas en inglés), una entidad que supervisa la industria farmacéutica, ha dicho en su reporte anual que esfuerzos insuficientes por asegurar que los medicamentos sean aprobados por reguladores locales o que estén disponibles asequiblemente contribuye a la muerte de 5,7 millones de personas cada año, principalmente en países de bajos ingresos donde la resistencia está creciendo.
La resistencia antimicrobiana (AMR por sus siglas en inglés) ha sido descrita por expertos como una de las principales amenazas a la salud pública en el siglo 21. Según un estudio de 2018 publicado en la revista Frontiers of Immunology, AMR podría matar a 10 millones de personas anualmente para el 2050.
El estudio de la AMF muestra que los productores de solamente 54 de las 166 medicinas y vacunas contra bacterias y hongos a la cuales dan seguimiento tienen una estrategia para proveerlas a los 102 países más necesitados de ingresos bajos o medios.
“Quienes enfrentan el mayor riesgo de infección y las mayores tasas de resistencia a los medicamentos tienen la mayor dificultad para conseguir los antibióticos que necesitan”, dijo Jayasree Iyer, presidenta ejecutiva de la AMF, en un comunicado.
“Para corregir esta falta de equidad, la industria farmacéutica debe expandir su enfoque más allá de la calidad y la búsqueda de antibióticos de reemplazo. Deben dedicarse igualmente tanto al acceso los nuevos medicamentos como a los que ya están en el mercado”, comentó.
Según el estudio, poco más de un 5 por ciento de los sitios de manufactura externa que trabajan con las principales farmacéuticas reportan cumplimiento de los límites en cuanto a disponer del desecho antibacteriano. Y uno solo de los principales productores informa sobre el nivel de resistencia a sus medicamentos.
Pero el reporte también identificó mejoras en los esfuerzos por atacar la resistencia a las medicinas, con un número creciente de antibióticos experimentales. Califica a GlaxoSmithKline y Pfizer como las empresas farmacéuticas más innovadoras y, entre los proveedores genéricos, a Aurobindo, Abbott y Viatris.
“Notamos un avance significativo, pero la resistencia debe atacarse ampliamente. El acceso y la manufactura son temas que van más allá de la industria,” dice Thomas Cueni, jefe de la Federación Internacional de Asociaciones y Manufactureros Farmacéuticos.
“Cuando las medicinas genéricas son más baratas que los diagnósticos para el uso correcto, uno no debe sorprenderse de que las mejores medicinas no se utilizan y de que no son de la mejor calidad”, dijo.
Si bien los antibióticos atacan infecciones bacteriológicas, los síntomas de las enfermedades que causan se confunden muchas veces con infecciones virales como el Covid-19 y la gripe. Las medicinas – muchas de las cuales son baratas y a menudo distribuidas sin receta – a veces son utilizadas incorrectamente para tratar virus debido a la falta de un diagnóstico certero o de medicinas alternativas, y también se utilizan para tratar condiciones bacteriológicas secundarias derivadas de una infección viral.
La Organización Panamericana de la Salud advirtió esta semana que más del 90 por ciento de los pacientes hospitalizados por Covid-19 en las Américas estaban recibiendo antimicrobianos, aunque estimó que sólo un siete por ciento los requería para tratar infecciones secundarias.
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