(c) 2021, The Washington Post - David J. Lynch
La afirmación del presidente Joe Biden de haber aliviado los cuellos de botella en un complejo portuario vital de EEUU marca una victoria inicial en lo que probablemente sea una larga campaña para liberar a los estadounidenses de los enredos de la cadena de suministros.
En los últimos días, el presidente citó el progreso en el traslado de los contenedores que han estado abarrotando los muelles del sur de California y una disminución en los costos de envíos marítimos como evidencia de que los esfuerzos de la administración para garantizar que los anaqueles estén abastecidos para las vacaciones están dando sus frutos.
"Debido a las medidas que hemos tomado, las cosas han comenzado a cambiar", dijo Biden en un discurso en el edificio Eisenhower de oficinas ejecutivas.
Junto con las garantías de tiendas como Walmart y Target de mantener abastecidos sus inventarios, las buenas noticias portuarias representaron un pequeño alivio para Biden. Los índices de aprobación pública del presidente se han hundido en las últimas semanas debido a que los consumidores se ven afectados por la escasez de bienes y la inflación más alta en 30 años.
Sin embargo, incluso cuando Biden se atribuyó el mérito del cambio, los grupos de la industria y los especialistas en logística advirtieron que un retorno al flujo normal de bienes que era típico antes de la pandemia aún está muy lejos de lograrse.
"Sigue siendo un desastre", dijo Stephen Lamar, presidente de la Asociación Estadounidense de Ropa y Calzado. "Tenemos que salir de un profundo agujero para llegar a algo similar a la normalidad, y eso va a llevar mucho, mucho tiempo".
En las últimas semanas, los funcionarios de la administración han instado a las partes involucradas en la cadena de suministros a coordinar esfuerzos para despejar los canales de carga obstruidos; estoy incluye solicitar que los muelles funcionen las 24 horas al día. Por tanto, las montañas de carga atascadas en los muelles han comenzado a reducirse lentamente.
Pero el flujo de bienes no llegará a su normalidad hasta que los estadounidenses vuelvan a sus patrones tradicionales de consumo, los cuales han sido puestos a un lado durante la pandemia. Y no hay señales de que tal cambio esté por darse en el futuro cercano. Del mismo modo, algunos de los remedios políticos del presidente, incluidos $17 mil millones en nuevos gastos portuarios y posibles medidas antimonopolio contra las tres principales alianzas marítimas, tardarán años en generar beneficios.
Las cadenas de suministros desarticuladas se han convertido en una característica distintiva de la recuperación global, que afecta a cada una de las 45 economías encuestadas por Oxford Economics. Es probable que las interrupciones actuales alcancen su punto máximo antes de fin de año y "en su mayoría disminuyan" para la segunda mitad del año próximo, reportó la firma de inversión, citando la caída de los costos de envío marítimo y las señales de que las empresas están logrando reabastecer los inventarios agotados.
Según el índice Freightos, Las tarifas al contado para enviar contenedores desde China a la costa oeste de EEUU han caído un 25 porciento en menos de tres semanas, a medida que retrocede la marea de la carga navideña. Pero como recordatorio de las condiciones inusuales de hoy en día, el costo actual de 14.185 dólares por contenedor sigue siendo más de 10 veces por encima del costo previo a la pandemia.
A medida que aumentaban los problemas de suministros este verano, la Casa Blanca formó un grupo de trabajo que vinculó a varias agencias del gabinete y nombró un "enviado de puertos" para destrancar los atascos en el flujo de carga.
Las mejoras a corto plazo fueron difíciles de lograr, ya que la cadena de suministros de la nación es casi totalmente privada. John Porcari, el enviado portuario del presidente, se ha centrado en presionar a los transportistas de carga, operadores de terminales, directores de puertos, empresas de transporte vial y minoristas intentando lograr un consenso sobre los pasos a tomar.
El progreso más visible se produjo a principios de este mes luego de las amenazas de los funcionarios del puerto de imponer multas diarias a los contenedores que obstruyen los muelles. En pocas semanas, los trabajadores portuarios habían reducido los 95.000 contenedores de envío que bloqueaban las áreas de trabajo de los terminales de Los Ángeles a 71.000, según Gene Seroka, director ejecutivo del Puerto. La instalación vecina de Long Beach registró avances similares.
Citando una mejora significativa, los puertos ahora han retrasado la implementación de las multas hasta el lunes. Pero los transportistas, que enfrentan posibles multas multimillonarias, están presionando a los clientes para que recojan sus mercancías.
"Me envían un correo electrónico todos los días. Han ejercido mucha presión", dijo Craig Grossgart, vicepresidente senior de Seko Logistics. "Es muy consistente. Todos los días sin falta".
Los trabajadores portuarios también despejan espacio trasladando contenedores llenos de productos que no están en temporada, como muebles de jardín, a lotes de almacenamiento cerca del agua, incluido un terminal abandonado de Los Ángeles que se usaba antes para exportaciones de carbón. Muchos de estos contenedores habrían ocupado remolques de camiones, conocidos como chasis, que ahora están libres para transportar otras mercancías.
"Eso mejorará la fluidez general", dijo Val Noel, director de operaciones de Trac Intermodal, un proveedor de chasis.
Sin embargo, incluso cuando los contenedores cargados se están moviendo, los contenedores vacíos con destino a Asia se están acumulando. Los transportistas de carga han desplegado un puñado de buques conocidos como "barredores" para transportar miles de contenedores vacíos. Pero los barcos son mucho más pequeños que los típicos portacontenedores que llegan de China y apenas hacen mella en la creciente pila de contenedores.
Más de 100.000 cajas de metal están varadas en los puertos gemelos del sur de California, lo que retrasa las operaciones normales de los terminales, según Matt Schrap, director ejecutivo de asociación de transportistas del muelle.
Otras iniciativas de la administración han tenido menos éxito.
El mes pasado, la Casa Blanca anunció que los dos puertos de California comenzarían a operar las 24 horas, los siete días de la semana para despejar el atasco de carga. Pero más de un mes después, no se ha logrado. Ningún terminal en ninguno de los puertos está realmente abierto las 24 horas, los 7 días de la semana. Uno de los siete terminales de contenedores en Long Beach está abierto las 24 horas, cuatro días a la semana a modo de prueba.
Los camioneros generalmente no quieren recoger las cargas en la madrugada, ya que pocos almacenes en el interior están abiertos a esa hora para recibirlos. Muchos terminales también requieren que los camioneros entreguen determinadas marcas de contenedores vacíos, lo que complica aún más el proceso de recogida y entrega.
Durante meses, el signo más visible de problemas en la cadena de suministros ha sido el atasco de tráfico flotante frente a la costa del sur de California donde los barcos se alinean para esperar un muelle de descarga.
Antes de la pandemia, los barcos normalmente navegaban directamente desde Asia hasta los muelles. Pero en las últimas semanas, se han llegado a ver más de 80 barcos cada día anclados a unas pocas millas de la costa.
A partir del 16 de noviembre, entró en vigor una nueva política de colas, que esencialmente desplazó el atasco de tráfico marítimo más lejos de la costa. En lugar de estacionarse a la vista de los muelles, los barcos ahora se ven obligados a vagar a 150 millas de la costa.
Los grupos de la industria marítima que desarrollaron el nuevo procedimiento, incluida la asociación de marina mercante del pacífico, dijeron que el objetivo era "mejorar la seguridad y la calidad del aire" mediante el movimiento de los buques portacontenedores.
El cambio ha tenido la ventaja adicional de camuflar uno de los indicadores de problemas más observados en la cadena de suministros. De 86 barcos el día en que entró en vigor la nueva política, el número de buques portacontenedores anclados se redujo a 61, según la organización sin fines de lucro Marine Exchange.
A medida que disminuyen los volúmenes de envío durante las festividades, la cadena de suministro puede tener un respiro temporal. Pero nuevos dolores de cabeza se avecinan en 2022, incluidos posibles paros laborales antes de la expiración del contrato de los trabajadores portuarios a finales de junio.
También hay pocas señales de que la demanda de productos importados de los estadounidenses esté disminuyendo. El miércoles, los economistas de la Casa Blanca señalaron que el gasto en bienes, como porcentaje del consumo total, sigue siendo inusualmente alto.
A menos que los estadounidenses dediquen una mayor parte de sus gastos a servicios como comidas en restaurantes, estadías en hoteles y entradas para conciertos, y compren menos productos que requieren fletes a domicilio, la cadena de suministros tendrá dificultades.
"Lo peor ya pasó", dijo Thomas O'Brien, director ejecutivo del Centro de Comercio Internacional y Transporte de la Universidad Estadal de California en Long Beach. "Pero tomará algo de tiempo no sólo despejar el atraso, sino también para satisfacer la demanda de los consumidores que aún es fuerte. Eso mantendrá estos buques de carga llenos y en camino".
Información del Autor:
David J. Lynch es redactor de la mesa financiera del Washington Post, uniéndose al periódico en noviembre de 2017 después de trabajar para el Financial Times, Bloomberg News y USA Today.
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