PRUEBAS. Para las autoridades sanitarias es clave la realización de pruebas de despistaje de COVID-19 en la lucha contra la pandemia. | Foto: John McDonnell – The Washington Post

El SARS-CoV-2, virus que causa la enfermedad de coronavirus, se propaga rápidamente a múltiples órganos y puede permanecer en el cuerpo hasta 230 días después de la infección, de acuerdo con un estudio realizado por investigadores de los Institutos Nacionales de Salud y la Universidad de Maryland.

¿Por qué es importante? Tras la infección, el coronavirus se disemina por todo el cuerpo humano y el cerebro a niveles altos, escribieron los investigadores en el estudio previo a la publicación. Aseguraron que su análisis es el “análisis más completo” de su tipo hasta la fecha. La investigación, que involucró autopsias de 44 personas que murieron de o con COVID-19 hasta 230 días después de que comenzaron a experimentar síntomas, aún no ha sido revisada por pares.

  • El virus puede extenderse al tejido del cerebro, los ojos, el colon y otras partes del cuerpo, según el estudio. Incluso los niños y adultos con casos leves o asintomáticos de COVID-19 pueden “experimentar una infección sistémica”.
  • El virus tiende comúnmente a permanecer en el tracto respiratorio, pero también se encontró que persiste en partes del corazón, la lengua y los ojos, según el estudio.
  • En el tejido de los órganos se hallaron concentraciones más altas del virus en el inicio de la infección hasta los 14 días, con una posterior disminución.
  • Pero se encontraron niveles bajos del virus en todos los casos después de un mes o más, incluso en el cerebro, de acuerdo con el análisis.

El contexto: Los investigadores explicaron que una mayor comprensión de cómo el coronavirus persiste en el cuerpo puede mejorar la atención de las personas que luchan contra el COVID-19 a largo plazo. Algunas personas tienen síntomas persistentes mucho después de la infección, como agotamiento, dolor, confusión y pérdida del olfato o gusto.

  • Un extraño efecto a largo plazo del COVID-19 causa asombro y temor para cientos de sobrevivientes de la enfermedad. Se trata de la distorsión de los olores, a menudo temporal, conocida como parosmia.
  • Las personas con parosmia suelen percibir olores muy distintos, por lo general de forma desagradable. Esto inicia cuando los pacientes están en recuperación del COVID-19 y comienzan a recobrar el sentido del olfato.
  • Hay quienes dicen que perciben el humo de cigarrillo dondequiera que van. Otros no pueden identificar un olor fétido que constantemente sienten. 

¿Qué dicen? El estudio “aporta resultados muy intrigantes y demuestra alguna evidencia de un retraso en la eliminación viral”, dijo Daniel Munblit, profesor del departamento de pediatría de la Universidad Sechenov en Moscú, que ha estudiado los síntomas del COVID-19 a largo plazo en niños.

  • Sin embargo, Munblit le dijo a The Washington Post vía correo electrónico que se necesita más investigación sobre el COVID-19 a largo plazo para confirmar los hallazgos.

Fuente principal de la noticia: The Washington Post.

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