Demetri Sevastopulo
(adjetivo) que describe un tipo de armamento o aeronave que vuela a una velocidad superior al Mach 5 – o cinco veces la velocidad del sonido.
China dejó estupefacto al Pentágono y a la comunidad de inteligencia de EEUU en julio pasado al lanzar un arma hipersónica alrededor del mundo, en una prueba que sugiere que el ejercito chino puede atacar a cualquier lugar de EEUU con armas nucleares.
La fuerza de cohetes del ejercito popular de liberación lanzó a la órbita un deslizador hipersónico (HGV por sus siglas en inglés) – similar a un pequeño transbordador espacial – en uno de sus cohetes Long March. El HGV orbitó la tierra durante un tiempo antes de retornar a la atmósfera. A medida que se aceleraba hacia su objetivo en China a una velocidad superior al Mach 5, disparó un misil en parábola sobre el Mar de China del Sur, revelando una increíble capacidad para traspasar los límites de la física en maneras que dejaron perplejos a los científicos militares.
Justo antes del asueto de Acción de Gracias, un grupo de medios describió la prueba del arma de tres etapas, la cual había sido reportada inicialmente por el FT, como un “ – plato que conlleva estofar un pollo en un pato y empacarlo dentro de un pavo”.
En una comparación algo más histórica, el General Mark Milley, presidente del estado mayor conjunto de EEUU, comentó que el evento podía denominarse un “momento Sputnik”, en referencia al lanzamiento de un satélite artificial al espacio en 1957 por parte de la Unión Soviética.
El Pentágono no ha provisto detalles de la prueba, ya que se mantienen altamente clasificados. Pero fue un recordatorio impactante de la velocidad con la cual se está modernizando el aparto militar chino. Y se dio en el momento en el cual el Pentágono se preparaba para estimar que China cuadruplicaría su arsenal de bombas nucleares para el 2030.
La prueba generó un gran interés internacional. Pero, aún así, poco antes de las vacaciones de fin de año, EEUU colocó a doce institutos de investigación de China en una lista negra por intentar desarrollar armas de “control cerebral” que comparativamente hacen que las armas hipersónicas parezcan el tipo de regalo inocente que uno pone en las medias de navidad.
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