Investigadores polacos del Proyecto de Momias de Varsovia investigan que el feto de una mujer embalsamada se haya podido conservar durante 2000 años por un proceso parecido al de los pepinillos en escabeche.
Una momia madre: Según reseñó National Geographic, en 2016, el equipo de investigadores del Proyecto Momias de Varsovia, de la Academia de Ciencias de Polonia, y liderado por el arqueólogo Wojciech Ejsmond, procedió a escanear el que creían que era el cuerpo de un antiguo sacerdote egipcio llamado Hor-Djehuty, que se conservaba en el Museo Nacional de Varsovia.
- Los investigadores se llevaron una gran sorpresa cuando el escáner mostró en el abdomen del supuesto sacerdote lo que parecían ser los huesos de un diminuto pie. Tras estudiar a fondo las imágenes, las sospechas se confirmaron: el pie pertenecía a un feto que aún se hallaba en el útero de quien, evidentemente, era una mujer y no Hor-Djehuty.
- Los resultados de este estudio fueron publicados en 2021, en la revista científica Journal of Archaeological Science.
- Los investigadores determinaron que, por el arreglo de sus pertenencias y la pomposidad de su rito funerario, la “Dama misteriosa”, como se le nombró a la momia, provenía de los altos círculos de la sociedad egipcia y que en su vientre esperaba a un bebé de 7 meses. Análisis más recientes demostraron que, con el paso de los siglos, el feto egipcio se secó en su interior tras 2 mil años de encierro.
- "Por razones desconocidas, el feto no había sido extraído del abdomen durante la momificación. Por esta razón, la momia es realmente única. Nuestra momia es la primera identificada hasta ahora en todo el mundo con un feto en el útero", explicaba con entusiasmo Wojciech Ejsmond, que es también el autor principal del estudio sobre esta momia.
Un feto milenario: Los científicos creen que, debido al contacto con los ácidos en el útero de la madre, el feto sufrió un proceso de momificación natural.
- Según reseñó El País, se asume que la mujer embalsamada en la ciudad de Tebas, Egipto, tenía entre 20 y 30 años al momento de su muerte. Aunque la causa se desconoce todavía, se piensa que estuvo relacionada a complicaciones prenatales, entre las semanas 26 y 30 de gestación.
- Los directores del estudio, la antropóloga Marzena Ozarek-Szilke y el arqueólogo Wojciech Ejsmond, explicaron al medio que, después de morir, el pH de los fluidos corporales de una persona empieza a cambiar y se comienza a producir un tipo de ácido específico llamado ácido fórmico.
- En el caso de la momia embarazada, este proceso creó un entorno ácido en su interior que disolvió los huesos del feto a la vez que generó las condiciones para que “se escabechara”. El proceso se detuvo a raíz de la momificación de la mujer, que secó su cuerpo y el feto. Wojciech especificó que su estudio muestra cómo reconocer un feto dentro de una mujer sin buscar un hueso, pero sí a través de la piel, los músculos y los tejidos blandos.
- “El feto se convirtió en una momia dentro de una momia. Es la primera vez que tenemos dos tipos diferentes de momificación en un mismo cuerpo”, señala Ozarek-Szilke.
Alma y vida en el más allá: Sobre el estado de conservación del feto, una de las explicaciones a las que llegaron los investigadores fue que para evitar que se dañara el cuerpo, los sacerdotes lo dejaron dentro de su madre. En ese momento, hubiera sido prácticamente imposible no lastimar el cadáver de la mujer para sacar al bebé.
- Por otra parte, los científicos del Proyecto de Momias de Varsovia sugieren que este hecho podría tener un significado religioso desconocido. Los arqueólogos no descartan que está decisión se vincule “a las creencias de los antiguos egipcios sobre el alma y la vida en el más allá”, reseña El País.
Con información de: National Geographic y El País