Especial para The Washington Post - Linda Searing
Para gente que se encuentra en etapa inicial de la enfermedad de Parkinson, cuatro horas de ejercicio moderado a la semana podrían ayudar a reducir la progresión de la enfermedad.
Los síntomas de Parkinson, un desorden neurológico, generalmente comienzan gradualmente pero empeoran con el tiempo. Pero una investigación publicada en la revista Neurology ha determinado que quienes se mantienen activos al menos en esa cantidad de tiempo - ya sea con ejercicio tradicional o con actividades físicas tipo caminar, jardinería o baile – veían una reducción menor en su capacidad para caminar o mantener el balance, podían seguir mejor sus actividades diarias y se desempeñaban mejor en pruebas cognitivas luego de cinco años, que quienes hacían menos ejercicio.
Los investigadores notaron que una clave para lograr estos beneficios es mantenerse activo en el tiempo, y no solo el nivel de actividad exhibida por los pacientes cuando fueron diagnosticados. Parkinson, la cual es más común en hombres que en mujeres, normalmente comienza a los sesenta años, a medida que las conexiones en los nervios del cerebro (neuronas) se debilitan o dañan. Los síntomas pueden incluir temblores o tremores, rigidez muscular, bradicinesia (lentitud de movimiento) y mal balance o mala coordinación. A medida que empeoran los síntomas, la gente podría tener problemas para caminar, hablar o continuar haciendo sus actividades diarias de rutina.
Si bien no se ha encontrado una cura para el Parkinson, el tratamiento – medicinal, o por estimulación eléctrica – puede ayudar algunas veces a disminuir algunos síntomas por algún tiempo. Los investigadores escribieron, sin embargo, que “sigue sin haber un tratamiento que modifique la enfermedad para detener su progresión”.
Los datos para el estudio se recabaron de entre 237 personas con Parkinson a quienes se les dio seguimiento durante seis años mientras participaban en un gran estudio internacional que investiga el desarrollo cerebral. Según lo dicho por uno de los investigadores, los resultados “sugieren que nunca será tarde para que alguien con Parkinson comience un programa de ejercicio que mejore el desarrollo de su enfermedad”.
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