A instancias de Vladimir Putin, el parlamento ruso - la Duma - aprobó resoluciones reconociendo la independencia de los territorios especiales de Ucrania. FOTO: EFE/EPA/RUSSIAN STATE DUMA PRESS SERVICE / HANDOUT MANDATORY CREDIT HANDOUT EDITORIAL USE ONLY/NO SALES.
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El discurso del presidente niega el pasado ucraniano, creando una oportunidad para degradar la independencia del vecino de Rusia

El presidente Vladimir Putin se refirió de manera exhaustiva a la historia zarista rusa, soviética y poscomunista el lunes durante un discurso que buscaba justificar el segundo desmembramiento territorial de Ucrania por parte del Kremlin desde 2014.  El discurso se caracterizó por sus distorsiones de esa historia y por una serie de flagrantes omisiones de los hechos en torno al surgimiento de la conciencia nacional y la independencia de Ucrania.

Putin comenzó afirmando que “desde tiempos inmemoriales, los habitantes del suroeste de lo que históricamente ha sido tierra rusa se llaman a sí mismos rusos y cristianos ortodoxos”. Su propósito era negar la noción misma de una nación ucraniana separada de la de Rusia.

Sin embargo, los antepasados de los ucranianos modernos fueron conocidos con diversos nombres hasta la Revolución Bolchevique de 1917. El imperio zarista los etiquetó como “pequeños rusos”, pero los del imperio austrohúngaro, actualmente una zona de Ucrania occidental, donde muchos eran y siguen siendo católicos, se llamaban rutenos. En el siglo XIX, bajo el zarismo con el auge de intelectuales y escritores patrióticos como el poeta nacional Taras Shevchenko, comenzó a difundirse la idea de una identidad ucraniana moderna.

Putin pasó por alto el hecho de que el gobierno zarista percibió una grave amenaza por el crecimiento de la conciencia nacional ucraniana. En su Decreto Ems de 1876, prohibió la publicación e importación de todas las publicaciones en lengua ucraniana. Sin embargo, la insistencia del último imperio zarista en que todos los eslavos del este eran esencialmente rusos era un punto de vista más o menos indistinto del de Putin.

El presidente ruso afirmó que “la Ucrania moderna fue creada enteramente por Rusia o, para ser más precisos, por la Rusia bolchevique y comunista”.  Esta afirmación ignoraba el hecho de que el derrocamiento del zarismo en 1917 generó una ola de activismo político ucraniano que dio lugar a la creación de la Rada Central, un órgano de gobierno provisional. La Rada Central proclamó la independencia de Ucrania en enero de 1918, un acontecimiento histórico que no fue mencionado por Putin.

En medio de las turbulencias de la guerra civil rusa de 1917-21, Ucrania no pudo asentar su condición de Estado y fue invadida en diferentes momentos por fuerzas alemanas, polacas, rusas y ucranianas hasta que los bolcheviques tomaron el control.  En 1922, la Ucrania soviética se convirtió en una de las cuatro repúblicas fundadoras de la Unión Soviética.

Putin culpó a Vladimir Lenin de emplear “un eslogan sobre el derecho de las naciones a la autodeterminación, hasta la secesión” en el proceso que llevó a la adopción de la constitución soviética de 1924. “Los principios de desarrollo estatal de Lenin no solo fueron un error, sino algo peor que un error”, afirmó Putin, porque sentaron las bases para la declaración de independencia de Ucrania en 1991, cuando la Unión Soviética se desintegró.

Sin embargo, los líderes del partido comunista soviético en la década de 1920 no tenían ninguna duda de que los ucranianos eran una nación distinta de los rusos. De hecho, adoptaron una política de “ucranización”, en virtud de la cual el Estado apoyaba la educación, la cultura y la lengua ucranianas y promovía a los ucranianos a altos cargos administrativos. Uno de los objetivos era hacer que la Ucrania comunista resultara atractiva a los ojos de las minorías ucranianas de Polonia y otros estados recién independizados del este de Europa.

El acontecimiento más horrible de la historia de Ucrania del siglo XX tampoco recibió la atención de Putin.  Se trata del Holodomor, o hambruna inducida deliberadamente, que asoló Ucrania y causó varios millones de muertos como consecuencia de la colectivización forzosa de la agricultura por parte de Josef Stalin a principios de la década de 1930.

Si, como sugiere Putin, los ucranianos modernos no son dignos de un estado propio, cabe preguntarse por qué más del 90 por ciento de ellos votaron a favor de la independencia en el referéndum de diciembre de 1991.  Todas las provincias de Ucrania apoyaron la independencia, incluida Crimea, la cual Putin anexó en 2014.  A pesar de tener una población de mayoría rusa, Crimea en 1991 votó en un 54 por ciento a favor de la independencia de Ucrania.

Del mismo modo, el argumento de Putin de que la Ucrania postcomunista se infectó de “nacionalismo extremo… rusofobia agresiva y neonazismo” es una gran exageración.  Los ultranacionalistas participaron en la revolución del Maidán de 2014 que expulsó a Viktor Yanukovich, el presidente apoyado por Rusia.  Sin embargo, en las elecciones parlamentarias que siguieron a la revolución les fue muy mal a los extremistas.

El discurso de Putin fue una negación rotunda de la identidad y el derecho a la soberanía de Ucrania. La pregunta ahora es si piensa implementar más medidas para desmantelar el estado ucraniano.

Tony Barber

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