Personas visitan el monumento en honor a quienes han muerto durante todos estos años en los trabajos de limpieza de Chernóbil en Ucrania. FOTO: Bloomberg por Vincent Mundy.
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Existen quince reactores atómicos operando actualmente en el vecino de Rusia, expuestos a alguna explosión derivada de los ataques invasores.

Las fuerzas rusas han tomado el control de la extinta central nuclear ucraniana de Chernóbil, lo que ha provocado especulaciones en Internet sobre la posibilidad de que el lugar donde se produjo el accidente en 1986 vuelva a ser el origen de un peligroso incidente radiactivo. Pero los expertos están más preocupados por los 15 reactores atómicos operativos de Ucrania.

Chernóbil sigue siendo tristemente célebre en todo el mundo por la magnitud del mortal accidente de 1986, que provocó numerosas muertes, y por los subsecuentes intentos soviéticos de encubrir los daños y el impacto. En la actualidad, la desmantelada central se encuentra en el centro de una amplia zona de exclusión y un sarcófago protector encierra el más afectado de los cuatro reactores.

La radiación residual de la planta seguirá representando un peligro durante siglos. Sin embargo, los expertos afirman que la amenaza de que se libere como resultado de los incendios forestales que arrojan penachos de material irradiado a la atmósfera podría ser tan grande como los riesgos que plantea el conflicto actual.

Chernóbil se encuentra en una ruta estratégica utilizada por el ejercito ruso que se desplaza desde el sur de Bielorrusia hacia la capital ucraniana de Kiev.  Las fuerzas rusas que se encuentran allí “no pueden causar un desastre ni siquiera utilizando los explosivos más potentes que tengan”, escribió Dana Drabova, directora de la oficina estatal de seguridad nuclear de la República Checa.

Cualquier contaminación sólo se extendería unos 30 kilómetros (18,6 millas), dentro de la vasta zona de exclusión de 2.600 kilómetros cuadrados creada alrededor de los reactores clausurados, dijo.

En cambio, otros 15 reactores nucleares siguen en funcionamiento en cuatro centrales diferentes dispersas por el país.

Un riesgo mucho mayor son las actividades militares que podrían interrumpir esos reactores generadores de energía en medio de una guerra.  Algunos son viejos y deteriorados modelos soviéticos que no podrían operar en la Unión Europea por razones de seguridad.

Están llenos de combustible nuclear fresco que tiene el potencial de convertir una conflagración regional en una pesadilla continental si un cohete perdido, un proyectil o un acto de sabotaje creara un incidente de seguridad.

James Acton, analista nuclear de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, escribió en un informe el jueves que los ataques a la infraestructura eléctrica de Ucrania podrían tener graves consecuencias para la seguridad nuclear.  Los reactores requieren un suministro constante de electricidad y agua, y el abastecimiento de ambos podrían correr peligro como consecuencia de una acción militar.  Y luego está el factor humano.

“Para el personal de la central nuclear ucraniana, el simple hecho de desplazarse al trabajo puede resultar un acto peligroso, lo que hace que sea potencialmente difícil garantizar que el reactor pueda funcionar de forma segura”, dijo Acton en una nota. “En caso de un accidente, es posible que el personal de refuerzo, como los bomberos, no pueda llegar a la planta, entre otras cosas porque podría estar participando en las tareas de ayuda a la población civil.

Los observadores del Organismo Internacional de la Energía Atómica dicen estar muy preocupados por la situación y siguen en contacto con los reguladores ucranianos de seguridad nuclear. “El OIEA sigue de cerca los acontecimientos en Ucrania, con especial atención en la seguridad de sus centrales nucleares”, dijo el Director General del OIEA, Rafael Mariano Grossi.

(c) 2022, Bloomberg Jonathan Tirone

Lea el artículo original aquí.

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