El mensaje de Blinken, que hizo eco del discurso sobre el Estado de la Unión del presidente Joe Biden, fue especialmente enfático durante sus paradas en Letonia, Lituania, Estonia y Polonia.
En casi todas las escalas de su gira europea relámpago de los últimos días, el Secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, presentó un mensaje idéntico, aparentemente dirigido directamente al presidente ruso Vladimir Putin.
"Defenderemos cada pulgada del territorio de la OTAN con toda la fuerza de nuestro poder colectivo", dijo durante una visita a Tallin (Estonia) el martes, en lo que se convirtió en un estribillo literal a lo largo de su periplo de seis días desde Bruselas hasta el Báltico.
El viaje de Blinken, que culminó con una breve escala en París ayer martes para conversar con el presidente Emmanuel Macron, fue un intento de ilustrar la unidad occidental y una advertencia a Putin para que destierre cualquier idea de arremeter contra las naciones de la OTAN a la vez que se adentra más en Ucrania. Se desarrolló a medida que la invasión de Putin se vuelve más mortífera y las represalias económicas sin precedentes de Occidente elevan las tensiones con Moscú a niveles sin precedente desde hace generaciones.
Las únicas excepciones a los comentarios calcados de Blinken se produjeron durante una escala nocturna en Moldavia -la diminuta nación constitucionalmente neutral donde las fuerzas rusas ocupan una región escindida- y durante una incursión de quince pies en Ucrania, donde atravesó desde territorio polaco con su homólogo ucraniano como parte de una visita a la frontera de Polonia con Ucrania. Como ni Moldavia ni Ucrania son miembros de la OTAN, quedan fuera de la cortina de defensa mutua que los líderes de la alianza se sienten más obligados a defender ahora.
El mensaje de Blinken, que hizo eco del discurso sobre el estado de la Unión del presidente Joe Biden, fue especialmente enfático durante sus escalas en Letonia, Lituania, Estonia y Polonia. Estos países podrían estar entre los afectados en caso de que Putin actúe según su deseo de hacer retroceder la presencia de tropas y equipos de la OTAN en Europa a las líneas de finales de los años 90, antes de que la alianza admitiera a varias antiguas repúblicas soviéticas y algunas naciones del Pacto de Varsovia.
Aunque la mayoría de los funcionarios bálticos han dicho que no ven una amenaza militar inmediata por parte de Moscú, en parte porque las fuerzas rusas ahora están empantanadas en Ucrania, los países de la alianza se han sentido desconcertados por la voluntad de Putin de utilizar la fuerza y sus ominosas referencias a las "consecuencias" para los países que lo obstruyan. A medida que el líder ruso parece cada vez más aislado, se han intensificado las preguntas sobre su toma de decisiones y su acceso a información precisa.
Aunque el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, insiste en que la OTAN no es parte del conflicto de Ucrania, la alianza ha anunciado el despliegue de más tropas y armamento en su zona oriental. Los países miembros también están intensificando el suministro de armas a Kiev, ya que los ucranianos juran defender su nación sin importar el costo.
La premier de Estonia, Kaja Kallas, en declaraciones luego de las conversaciones con Blinken, pidió que el mundo "adopte una nueva realidad, elevando el costo de la agresión a Rusia".
Esto debe incluir, dijo, más medidas para aislar a los bancos rusos y bielorrusos, así como reforzar las defensas de la OTAN en Europa del Este. Estonia ha anunciado que aumentará su gasto en defensa, aunque sigue siendo pequeño en términos absolutos, hasta el 2,44 por ciento de su PIB para el próximo año.
"Rusia piensa que pronto daremos un paso atrás", dijo. "Así que vamos a demostrar que se equivocan. Vendrán a probarnos, y sí, tendremos que resistir".
El espectro de un conflicto más amplio se cierne sobre los debates acerca de hasta dónde debe llegar Occidente en su apoyo a Ucrania. Mientras que el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, ha pedido ayuda militar adicional, los países de la OTAN han descartado el establecimiento de una zona de exclusión aérea, diciendo que probablemente desencadenaría una guerra entre Rusia y la OTAN. Sin embargo, los países de la alianza se han mostrado más abiertos a la petición de Zelensky de donar aviones de combate, juzgando que la respuesta de Moscú sería más tibia ante tal medida.
A última hora del martes, el gobierno polaco dijo que estaba dispuesto a poner su flota de MiG-29 de diseño soviético bajo el control de EEUU en la base aérea de Ramstein, en Alemania, y pidió a otros Estados de la OTAN que hicieran lo mismo. EEUU rechazó en esencia la oferta de Polonia.
"No creemos que la propuesta de Polonia sea defendible", dijo el portavoz del Pentágono, John Kirby.
La escala de Blinken en Estonia supuso la primera visita unilateral de un Secretario de Estado de EEUU desde 1991. Brian Roraff, el encargado de asuntos en la embajada de EEUU en Tallin, dijo que la visita del entonces secretario James Baker se produjo poco después de que los comunistas de línea dura intentaran un de golpe de estado contra el líder soviético reformista, el presidente Mijaíl Gorbachov.
"El mensaje que el Secretario Baker escuchó en aquel momento desde Estonia, desde el Báltico, fue: ‘los de la línea dura van a volver, por favor ayúdennos; van a volver y van a intentar acabar con nuestra independencia’", dijo Roraff durante una reunión que Blinken mantuvo con el personal de la embajada. "Treinta años después, la región sigue enfrentándose a la amenaza rusa".
The Washington Post - Missy Ryan
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