La filantropía en la industria es otro símbolo de su integración a los mercados establecidos.
El gobierno ucraniano anunció en las redes sociales el mes pasado que aceptaría donaciones globales hechas en bitcoin, ethereum y tether, para apoyar a su ejército.
Pudo parecer como un truco publicitario. Pero no fue así. El país fue inundado de donaciones por cerca de $106 millones en criptomonedas, si se contabilizan todas las iniciativas en las diferentes plataformas, según Brittany Kaiser, una emprendedora de monedas electrónicas (y ex delatora de Cambridge Analytica). Ella forma parte de una red tecnológica que ayuda a Mykhailo Fedorov, ministro ucraniano de transformación digital, a organizar el proceso de donaciones.
Esta suma de dinero supera los 90 millones de euros iniciales de ayuda humanitaria a Ucrania anunciada por la UE (aunque ahora Bruselas la está aumentando) y es casi seguro que aumente, ya que la red de Fedorov se ha enfocado en aprovechar todas las cripto tribus.
Gavin Wood, por ejemplo, el cofundador de Ethereum, tuiteó que "contribuiría personalmente con $5 millones" si polkadot, el token que creó, era aceptado como parte de la mezcla. Los programadores respondieron y el banco central acepta ahora numerosos activos, incluidos los tokens no fungibles. "La innovación es increíble", dijo Kaiser. "No hemos visto antes nada parecido".
¿Qué debe hacer el mundo financiero en general? Muchos tradicionalistas podrían burlarse. También podría ser incómodo para algunos reguladores, dado que los estadounidenses y europeos buscan impedir que las empresas y los ciudadanos rusos utilicen las criptomonedas para evadir las sanciones occidentales. Pero sería una tontería para cualquier inversionista -o diseñador de políticas- ignorar ese fondo de $106 millones. Por un lado, indica que ahora vivimos en un mundo formado por redes, no sólo por instituciones jerárquicas.
También es símbolo de un dato mayor: la guerra en Ucrania podría ser un acelerador para el sector de las criptomonedas. "La invasión rusa de Ucrania es el primer acontecimiento importante en el que las criptodivisas forman parte de la ecuación", comunicó el fondo de cobertura Bridgewater a sus clientes esta semana. "Estas dinámicas a más corto plazo se están produciendo junto a cambios estructurales en los mercados de criptomonedas que creemos que se están auto-fortaleciendo, a medida que crece la adopción por parte de los principales inversionistas institucionales y se profundiza el ecosistema que los rodea".
O como observó Michelle Ritter, directora general de la empresa tecnológica de Silicon Valley Steel Perlot: "El momento de encaje de las redes sociales se produjo en 2011, cuando los videos, tuits y otras publicaciones de Libia, Egipto, Yemen, Siria y Bahréin desencadenaron la primavera árabe ... ahora ... nos encontramos en un punto de inflexión similar [con las criptomonedas]".
Hay dos factores que contribuyen a estas predicciones. Uno de ellos es que la invasión se ha producido en un lugar que ha sido un semillero de actividad criptográfica y de talento tecnológico en los últimos años. El grupo de investigación Chainalysis, por ejemplo, calcula que Ucrania tenía el mayor nivel de uso de criptomonedas per cápita en el mundo en 2020 y el cuarto más alto en 2021.
Esto ha sentado las bases de una red con conocimientos tecnológicos y dispuesta a innovar. Esto no significa que las criptomonedas hayan sido especialmente útiles como herramientas de pago en la guerra, ya que los canales convencionales se han agotado, excepto para hacer donaciones. Aunque algunas empresas tecnológicas occidentales han intentado pagar a sus empleados en Ucrania en criptomonedas, me dicen que han tenido dificultades para hacerlo.
Las criptomonedas tampoco han sido un depósito de valor especialmente bueno a corto plazo; en las últimas semanas; el rendimiento del precio del bitcoin ha sido notablemente inferior al del oro, el tradicional refugio para la riqueza en tiempos de guerra, señala Bridgewater. Sin embargo, añade, "el aumento de los flujos rusos y ucranianos hacia las criptomonedas durante esta guerra pone de manifiesto cómo las criptodivisas están siendo consideradas y utilizadas como alternativas a las monedas fiduciarias"; y que es probable que la innovación se acelere.
El segundo factor es que las sanciones occidentales al banco central ruso ha generado temor a que los países no-occidentales evitarán el dólar en el futuro. Es poco probable que esto derribe el estatus del billete verde como principal moneda de reserva a corto o medio plazo - o, al menos, no en un mundo en el cual el Banco Central Europeo está cooperando estrechamente con EEUU, la moneda china aún no es libremente convertible y el mercado de divisas cripto apenas alcanza $2tn (millones de millones) en tamaño.
Pero la intensificación del debate está presionando al gobierno estadounidense para que responda, sobre todo teniendo en cuenta que China ha lanzado recientemente su propia moneda digital. De ahí que el Presidente Joe Biden se tomara un descanso el miércoles de la frenética diplomacia de la Casa Blanca en cuanto a Ucrania -y de los esfuerzos por frenar la espiral de los precios del petróleo- para anunciar el lanzamiento de la primera iniciativa de política federal estadounidense para los activos digitales. Los detalles son vagos, pero incluyen el respaldo a los incipientes esfuerzos de la Reserva Federal de Estados Unidos para desarrollar un dólar digital.
Es muy poco probable que el dólar digital se convierta en una realidad en el corto plazo, o que la Comisión Nacional de Valores (SEC por sus siglas en inglés) acepte de repente los fondos de monedas estables (atadas al dólar u otro valor de referencia) o de bitcoin. Pero el punto crucial que deben entender los inversionistas es que Washington quiere cada vez más que la innovación en este sector se produzca dentro de su ámbito regulatorio, no afuera, —ni en el extranjero.
Aunque esto podría horrorizar a algunos libertarios, los principales actores del sector de las criptomonedas parecen ansiosos por comprometerse con el establishment, y están buscando limpiar su imagen para causar una buena impresión. Desde ese punto de vista, por tanto, la explosión de lo que podemos llamar cripto-filantropía para Ucrania es simbólica en todo sentido. Considérelo como un ejemplo más de cómo la guerra puede producir efectos secundarios inesperados, no sólo en la geopolítica sino también en el mundo financiero.
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