El primer ministro israelí Naftali Bennett durante una reunión de gabinete en sus oficinas en Jerusalén. FOTO: EFE/EPA/JACK GUEZ / POOL.
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El primer ministro Naftali Bennett está intentando mediar entre los países enfrentados, pero los críticos dicen que no es el momento de ser neutral.

El primer ministro israelí, Naftali Bennett, viajó a a Moscú este mes y ofrecerse como intermediario entre Rusia y Ucrania en un paso que Israel normalmente no tomaría.

Mientras sus aliados occidentales han cerrado filas en apoyo a Ucrania, Israel se ha mostrado reacio a enemistarse con Rusia, una importante fuerza militar en Medio Oriente, y Bennett ha tratado de convertir la, quizá incómoda, posición de su país en una oportunidad diplomática.

Tras reunirse con el presidente ruso, Vladimir Putin, el 5 de marzo, Bennett habló por teléfono dos veces con el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, y cerró el día cenando con el canciller alemán, Olaf Scholz, en Berlín.

La urgencia de su diplomacia itinerante, no solo para Ucrania, sino también para Israel y para el mismo Bennett, se vio recalcada por el hecho de que sus esfuerzos tuvieron lugar durante el Sabbat judío.  Este es un día en el que Bennett, el primer líder judío ortodoxo de Israel, y al menos otro ministro religioso practicante que lo acompañaba se abstienen de trabajar o viajar a menos que, como dicta la tradición judía, sea necesario para salvar una vida.

El lunes, Bennett abandonó una reunión del gabinete para atender una llamada de 90 minutos con Putin sobre los esfuerzos para lograr un alto el fuego y asuntos humanitarios, según un alto funcionario israelí que habló de forma anónima debido a lo delicado del tema. Bennett habló entonces con Zelensky, quien tuiteó que la llamada incluía un intercambio de “información sobre nuestras medidas conjuntas y las medidas de nuestros socios en el contexto dela agresión rusa” y acuerdos relativos a “nuevas acciones”.

Bennett, quien describe la política de Israel como “moderada y responsable”, ha prometido apoyo a Ucrania, al tiempo que ha evitado criticar duramente a Rusia.  Este enfoque le ha venido bien a Bennett a nivel nacional, pero también ha provocado la ira de funcionarios ucranianos y de los israelíes que defienden la causa ucraniana, que han visto con horror cómo se intensifican los bombardeos rusos sobre las ciudades ucranianas.

El mismo Bennett ha tratado de moderar las expectativas sobre la capacidad pacificadora de Israel, afirmando que, aunque Israel mantiene lazos estratégicos y culturales únicos con Rusia y Ucrania, la crisis es grave.  “Incluso aunque no haya altas probabilidades de éxito – en cuanto haya una mínima apertura, y tengamos acceso a todas las partes y a la capacidad de acción -, considero que es nuestra obligación moral hacer todos los esfuerzos posibles”, dijo Bennet tras regresar de su viaje a Europa.

También ha subrayado que seguirá dando prioridad a los intereses estratégicos de Israel en la vecina Siria, donde Rusia mantiene una gran presencia militar.  Las fuerzas israelíes se coordinan extraoficialmente con Rusia mientras llevan a cabo ataques aéreos contra objetivos que, según Israel, están implicados en la transferencia de armas a Hezbolá, su enemigo en Líbano.

Yevgen Korniychuk, el embajador ucraniano en Israel, dijo en una conferencia de prensa el viernes que Israel le “teme” a Rusia.  En repetidas ocasiones Korniychuk ha pedido a Israel que envíe a Ucrania equipo defensivo, como cascos y chalecos antibalas, en lugar de las mantas, medicamentos y otros equipos médicos y humanitarios incluidos en el paquete de ayuda de 100 toneladas que Israel envió por aire a Ucrania este mes. Dijo que las ofertas de mediación de Israel no lo obligan a mantener la neutralidad.

“Ese no es el juego actual”, dijo, mientras hablaba en el Centro Cultural de la Embajada de Ucrania en Tel Aviv.

El ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, no ha hablado con el ministro de Asuntos Exteriores israelí, Yair Lapid, desde hace tres meses, aunque Lapid ha estado en contacto con el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, en base a datos de los medios de comunicación israelíes.  Lapid y Kuleba tenían previsto hablar a principios de esta semana, según han informado los medios de comunicación israelíes.

Emmanuel Navon, profesor de relaciones internacionales en la Universidad de Tel Aviv, dijo que la posición de Israel – que, según él, incluye el ofrecimiento de un apoyo insuficiente a Ucrania mientras mantiene contactos cara a cara con Putin – corre el riesgo de dejar a Israel “en el club de los idiotas útiles de Putin”.  A medida que el conflicto continúe, dijo, Israel tendrá que unirse públicamente a sus aliados europeos y estadounidenses y condenar con más convicción a Rusia.

“El tiempo para mantenerse neutral es limitado “, dijo Navon.

Dijo que Israel también puede ayudar a los países europeos a diversificar sus suministros de energía – ya que tratan de independizarse de las importaciones rusas -, exportando gas natural producido por Israel.  El comisario europeo de energía ha solicitado que Israel suministre gas natural licuado al continente, según los medios de comunicación israelíes.

En febrero, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, dijo a los periodistas en un vuelo de regreso a su país desde Ucrania que Turquía podría comprar el gas natural de Israel “y también participar en un esfuerzo conjunto para transmitirlo a Europa”.  La semana pasada, Erdogan se reunió con el presidente israelí, Isaac Herzog, durante la primera visita a Turquía de un dirigente israelí desde 2008, tras más de una década de tensiones entre ambos países.

Este mes, Zelensky dijo que las relaciones con Bennett “no eran malas en absoluto”, pero que no creía que Bennett “se arrope con nuestra bandera”, en referencia a una foto de judíos envueltos en la bandera ucraniana en el Muro de los lamentos de la Ciudad Vieja, en Jerusalén.  Desde el comienzo de la guerra, Zelensky ha pedido a Bennett que acoja las negociaciones en Jerusalén, pero no ha recibido una respuesta oficial.

“Hablamos con el Sr. Bennett. Le dije que no era correcto ni constructivo reunirse en Rusia, Ucrania o Bielorrusia. Estos no son puntos en los que se pueda llegar a entendimientos para detener la guerra”, dijo Zelensky en una conferencia de prensa el sábado. “¿Considero que Jerusalén sí puede ser un buen punto? Creo que sí”.

El domingo, el gobierno municipal de Jerusalén iluminó las murallas de Ciudad Vieja con imágenes de banderas de Ucrania y Rusia, palomas blancas y una oración bíblica por la paz.  Pero después de que los manifestantes objetaran que la proyección minimizaba el papel de Rusia como agresor, el gobierno retiró el espectáculo de luces.

Más tarde, el gobierno municipal dijo en un comunicado que “le encantaría responder a la petición del presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, y albergar el diálogo diplomático entre ambos países aquí en Jerusalén”.

El gobierno de Bennett también ha sido criticado por su política de refugiados.  Israel ha dicho que está preparado para recibir a 100.000 refugiados ucranianos judíos que pueden obtener la ciudadanía israelí, sin embargo, en las últimas semanas ha detenido, deportado y exigido fianzas financieras a refugiados no judíos, en su mayoría mujeres y niños que han llegado a Israel para quedarse con amigos y familiares.

El domingo, la ministra del Interior, Ayelet Shaked, anunció una política según la cual los ucranianos que tengan parientes israelíes podrán quedarse “durante uno o dos meses para descansar” y deberán firmar una declaración en la que digan que no tienen la intención de quedarse.

Washington PostShira Rubin

Lea el artículo original aquí.

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