Moscú no logró hacer un avance relámpago y capturar las principales ciudades debido en gran medida al uso de equipos compactos.
Los servicios de inteligencia occidentales, los fotógrafos de guerra y las miles de horas de metraje no verificado que fueron publicadas en las redes sociales han mostrado las imágenes que definen la invasión rusa de Ucrania: tanques rusos y otros vehículos militares destruidos, quemados y abandonados bloqueando carreteras o atascados en zanjas.
El éxito de Ucrania en repeler el plan inicial de Rusia de hacer un avance relámpago y tomar Kiev y otras ciudades importantes se debe en gran medida a la constante capacidad de su ejército para atacar y destruir vehículos, infligiendo tanto fuertes pérdidas como grandes retrasos a los convoyes que avanzan.
A menudo armados únicamente con lanzacohetes portátiles que se disparan desde el hombro — miles de ellos han sido proporcionados por países occidentales desde el inicio de la invasión —, pequeños grupos de soldados ucranianos han utilizado su terreno y las tácticas de Rusia para su beneficio, y han ayudado a liderar una resistencia que ha sorprendido incluso a los defensores más cercanos de Kiev en Occidente.
Las armas compactas utilizadas por Ucrania y la artillería pesada en la cual se apoyan las tropas rusas constituyen la columna vertebral de las tácticas opuestas que emplea cada bando.
Grupos tácticos de batallones rusos
El grupo táctico de batallones, uno de los principales resultados de la reforma radical de las fuerzas armadas rusas que culminó en 2012, es la principal unidad de combate del ejército del país. Estados Unidos estima que 100 de los aproximadamente 170 Grupos Tácticos de Batallones (BTG por sus siglas en inglés) rusos -diseñados para ser rápidamente adaptables y poseer una gran potencia de fuego- han sido desplegados en Ucrania.
Armados con tanques, obuses, artillería y sistemas de defensa antiaérea, fueron concebidos como operadores multi-teatro, con capacidad para pasar del asalto rápido a los ataques de largo alcance y a las operaciones de apoyo a otras unidades.
Sin embargo, su gran dependencia en vehículos -aproximadamente 75 en cada uno- y su número relativamente bajo de apenas 200 efectivos de infantería los hace especialmente vulnerables a los ataques por los flancos o la retaguardia. Esto es especialmente cierto en una guerra en la cual el terreno, las tácticas y el nivel de las capacidades militares ucranianas hacen que los BTGs no luchen contra unidades desplegadas y armadas de forma similar a ellos.
Vulnerabilidades rusas
Planificada por el presidente ruso Vladimir Putin entre un minúsculo grupo de asesores, la invasión de Ucrania fue un shock para muchos de los soldados rusos que habían sido desplegados en la frontera del país para realizar "ejercicios".
Esto significó que los vehículos a los cuales se les ordenó abruptamente cruzar la frontera estaban en mal estado de mantenimiento y a menudo con neumáticos o piezas de repuesto de baja calidad, según funcionarios de inteligencia occidentales y analistas de defensa. Esto hacía que la maniobrabilidad todo terreno fuera arriesgada o imposible, como atestigua el gran número de fotos de equipos rusos abandonados en campos llenos de barro o con los neumáticos o ejes rotos.
Además, el plan de Vladimir Putin preveía un ataque rápido y la toma de ciudades clave como Kyiv, Kharkiv y Mariupol. Eso requería moverse rápidamente por las principales carreteras y luchar por el control de los principales cruces, más que por las ciudades pequeñas o las zonas rurales.
Las tropas ucranianas sacaron dos conclusiones. En primer lugar, se dieron cuenta de que, por muy grande que fuera una columna blindada, sólo sería del ancho de la carretera y sólo podría moverse a la velocidad de sus vehículos de vanguardia. Y en segundo lugar, las tropas defensoras se dieron cuenta de que podían operar con relativa libertad en los bosques, campos y pueblos que lindan la carretera.
Con escasa cobertura de la infantería rusa en sus flancos, los vehículos rusos resultaron vulnerables a las emboscadas de pequeños equipos de tropas ucranianas, que disparaban desde áreas protegidas de la zona que luego encubrían su retirada.
Jabalinas
La clave de estas emboscadas ha sido el uso generalizado de misiles antitanque de hombro que llevan las tropas, como el llamado Javelin de fabricación estadounidense.
Se enviaron a Ucrania antes de que comenzara la invasión para que los instructores militares occidentales enseñaran a las tropas la mejor manera de utilizarlos, y ahora están llegando por miles desde países de toda la alianza de la OTAN. Funcionarios ucranianos y occidentales han dicho que esos suministros son una columna vertebral de la resistencia a la invasión.
Su tamaño compacto lo hace fácilmente transportable por la infantería que se desplaza con rapidez, mientras que el sistema de seguimiento del misil significa que es autosuficiente una vez disparado, lo que permite a las tropas abandonar rápidamente el lugar del ataque sin tener que esperar que el proyectil haya alcanzado su objetivo. Una doble ojiva también permite infligir graves daños a los tanques rusos reforzados.
Otros videos han mostrado tropas que utilizan granadas propulsadas por cohetes - más livianas pero menos potentes y más difíciles de apuntar - o armas antitanque, ligeras, personales, de nueva generación, que logran objetivos similares.
Guerra aérea
Los servicios de inteligencia occidentales están de acuerdo en que uno de los errores militares más costosos de Rusia fue no destruir la fuerza aérea de Ucrania ni sus sistemas de defensa antiaérea en su bombardeo inicial de misiles de crucero guiados a precisión durante las primeras horas de la invasión.
Ese fracaso significó que Rusia no obtuvo la supremacía aérea sobre el campo de batalla, una ventaja que ha utilizado con efectos devastadores en Siria, por ejemplo.
Además, el uso de misiles tierra-aire lanzados desde el hombro por las tropas ucranianas para atacar con éxito a los helicópteros rusos y a los aviones de combate que vuelan a baja altura en apoyo de las fuerzas terrestres ha aumentado las reticencias de Moscú a desplegar demasiado poder aéreo junto a los avances. Eso ha reducido tanto su potencial de cobertura como de ataque.
Rusia ha perdido al menos 28 aviones y helicópteros hasta ahora en la invasión, frente a sólo 10 de la fuerza aérea ucraniana, según el blog Oryx, que utiliza fotografías de código abierto para recopilar sus datos.
Henry Foy en Bruselas, Ian Bott en Londres
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