Los poderosos de Washington cortan los lazos con clientes de alto perfil luego de la invasión de Ucrania por parte de Putin
Un grupo de cabilderos y abogados con buenas conexiones en Washington ha ganado millones de dólares en los últimos ocho años trabajando para clientes rusos con vínculos al Kremlin, según un análisis del Financial Times.
Los datos públicos cotejados por OpenSecrets y examinados por el FT muestran que los poderosos intermediarios con sede en Washington han cobrado casi $50 millones desde 2014 representando a clientes rusos de alto nivel. Muchas empresas están cancelando estos contratos a raíz de las sanciones occidentales introducidas luego de la invasión de Ucrania por parte de Vladimir Putin.
Los activistas preguntan si debía haberse trabajado con los clientes, especialmente porque, en ocasiones, algunos habían recibido sanciones después de que Rusia anexara Crimea en 2014.
Anna Massoglia, directora de investigaciones de OpenSecrets, empresa que da seguimiento al gasto de los grupos de presión en EEUU, dijo: “A pesar de las crecientes acusaciones de abusos contra los derechos humanos, los agentes extranjeros y los grupos de presión se obtuvieron millones de dólares de clientes rusos antes de intentar distanciarse después de la invasión rusa de Ucrania,”.
Los datos analizados por el FT proceden de dos fuentes: el Senado estadounidense y el Departamento de Justicia, que mantienen registros de la actividad de lobby. La información incluida en esas bases de datos muestra que algunas de las empresas más poderosas de Washington han representado intereses rusos durante años.
En particular, dos conocidos grupos de lobby han realizado un lucrativo trabajo para clientes rusos en los últimos años: Mercury y BGR.
El socio de Mercury, Bryan Lanza, que fue asesor del expresidente Donald Trump, ha facturado $2,3 millones desde 2014 representando a dos grandes clientes rusos: Sovcombank, un banco ruso mediano, y EN+, el grupo metalúrgico fundado por Oleg Deripaska.
Los documentos del Senado muestran que David Vitter, antiguo senador Republicano y ahora socio de la firma de cabildeo Mercury, escirbió cartas a los legisladores el mes pasado instándoles a no imponer sanciones a Sovcombank.
Hacerlo sería “extremadamente contraproducente”, advirtió, debido a los “profundos vínculos del banco con las instituciones estadounidenses y occidentales”. No obstante, el esfuerzo de lobby no funcionó: apenas unas semanas después, la administración Biden congeló los activos del banco que pasen por el sistema financiero de EEUU y prohibió a los ciudadanos estadounidenses hacer operaciones con la entidad prestamista.
Mercury ha trabajado para EN+ durante años y desempeñó un papel crucial cuando defendía la eliminación de las sanciones a la empresa en 2018. Mientras la compañía estaba sometida a sanciones, Mercury incluía como cliente a Greg Barker, el exministro conservador del Reino Unido que entonces era su presidente no ejecutivo. Barker renunció a la empresa a principios de este mes.
Mercury dijo que en las últimas semanas ha cancelado ambos contratos. Declinó hacer otros comentarios.
Por su parte, BGR ha representado al gasoducto Nord Stream 2 entre Rusia y Alemania, y a Uranium One, una compañía minera propiedad de la corporación nuclear estatal rusa Rosatom. BGR es conocida en Washington por representar a gobiernos extranjeros, entre ellos los de Bangladesh, Bahrein y Kazajistán. Uno de sus fundadores, Haley Barbour, fue gobernador Republicano de Mississippi.
BGR ha cancelado los contratos. No respondió a una solicitud de comentarios.
Otros grandes contratos han ido a parar a personas con buenas conexiones y no a empresas.
Uno de ellos es Vin Roberti, un donante de alto poder adquisitivo que ha aportado $683.000 a los Demócratas desde 2018 y que durante años ha representado a Nord Stream 2, facturando $9,1 millones. Es presidente de la compañía de relaciones públicas Roberti Global.
Nord Stream 2, filial de la compañía energética rusa Gazprom, ha sido objeto de controversia durante años, ya que el gobierno estadounidense advirtió que amenazaba con socavar la seguridad energética de Europa. Los documentos del Senado muestran que Roberti presionó a los miembros del Congreso en relación a la amenaza de posibles sanciones de EEUU tan recientemente como enero.
Sin embargo, el mes pasado el canciller alemán Olaf Scholz puso en pausa el proyecto después de que Moscú reconociera dos regiones escindidas de Ucrania como repúblicas independientes. Tres días después, Roberti Global rescindió el contrato. La empresa se negó a hacer comentarios.
Por su parte, Adam Waldman, un abogado de Washington cuya lista de clientes, repleta de estrellas, incluye al actor Johnny Depp, ha trabajado directamente para Deripaska.
Deripaska fue sancionado junto a otros seis ricos empresarios en 2018 por sus estrechos vínculos con el Kremlin. El Tesoro de EEUU señaló en su momento que había sido investigado por lavado de dinero y acusado de amenazar de muerte a rivales comerciales.
Deripaska rechazó el año pasado las acusaciones como “conjeturas, rumores y tonterías”.
Waldman representó sus intereses en EEUU e incluso asumió un encargo directo de Sergei Lavrov, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, en 2010 para presionar a EEUU para que concediera un visado a Deripaska. Lavrov escribió a Waldman en su momento: “Creo que la participación de su empresa contribuirá a los esfuerzos en marcha destinados a lograr una solución exitosa de este problema”.
Waldman no respondió a un pedido de comentarios.
Los grupos de presión han defendido en privado su trabajo, señalando que Rusia no era considerada por EEUU como un Estado paria hasta hace poco.
Uno dijo: “A veces se rechazan trabajos por ser demasiado controvertidos, pero hasta las últimas semanas, muchos de estos clientes no entraban en esa categoría. A todos nos ha sorprendido la rapidez con la cual ha cambiado esta situación y hemos tenido que responder en consecuencia”.
Kiran Stacey en Washington, Caitlin Gilbert en Nueva York
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