AUTO. Captura de pantalla del video realizado por Dmitry Politov en el que aparece con otros rusos, viajando en auto para cruzar la frontera y llegar a Estados Unidos. | CREDITO: Captura de vidoe de Dmitry Politov
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El verano pasado, el ruso Dmitry Politov comenzó a planear unas vacaciones al otro lado del mundo en Cancún, México. Compró tickets de ida y vuelta desde Moscú y pagó por una semana de estadía en un hotel. Pero su intención no era irse de vacaciones a la playa. Ni tampoco regresar a Rusia. 

Tan pronto llegó a Cancún, Politov cambió de rumbo y se fue a Tijuana, justo en la frontera con San Diego.“Temía por mi vida”, dijo. “Rusia es un lugar muy peligroso para mí ahora”. 

Politov es un activista político de 29 años que se identifica como seguidor del disidente ruso Alexei Navalni. Su intención era pedir asilo político en Estados Unidos, pero desde hace dos años, esa es una meta muy difícil de lograr.

Debido a la pandemia, el gobierno estadounidense bloqueó la posibilidad de pedir asilo desde los puntos fronterizos fuera de los Estados Unidos. Es una controvertida medida llamada “Título 42”, que se instauró en marzo de 2020 y aún continúa vigente.

Por esa razón, Politov decidió cruzar la frontera sin autorización. “Le pagué $1 mil 200 a un coyote que me metió en un auto con otras seis personas de Europa del este”, dijo, para cruzar la frontera por San Ysidro. Pero el intento falló, y Politov acabó en un centro de detención en México.

Tras sobornar a oficiales mexicanos, Politov cuenta que logró salir a los pocos días y decidió intentar una vez más cruzar la frontera. Esta vez se unió a un grupo de cinco rusos y entre todos compraron una camioneta de segunda mano por $2 mil en Tijuana. 

“Esta vez escogimos una mejor hora para cruzar”, dijo Politov. “Lo hicimos a las 2 de la madrugada, no había nadie que nos chequeara y fue fácil”.

Este método para cruzar la frontera en un auto usado se ha popularizado entre rusos y ucranianos en los últimos seis meses, de acuerdo con Taylor Levy, una abogada de inmigración especialista en casos de asilo político de migrantes en la frontera. 

Ella y otros abogados y activistas migratorios les llaman “el truco del carro”.

Levy explica que la Patrulla de Aduanas y Fronteras (Customs and Border Patrols – CBP) no siempre cuenta con suficientes oficiales para chequear las filas de automóviles de todos los puertos de entrada. “Siempre tienen agentes vigilando la fila de peatones, pero no siempre detienen a todos los autos que cruzan antes de tocar suelo americano”, dijo Levy.

Una vez dentro de Estados Unidos, los inmigrantes ya pueden solicitar asilo.

La mayoría de los rusos que cruzan en auto por la línea fronteriza de San Diego han estado siguiendo consejos compartidos en grupos de Telegram, sobre cómo planificar el viaje, encontrar concesionarios de automóviles en Tijuana y evitar despertar sospechas. Politov compartió un video en el que confiesa sus nervios antes de su segundo intento de cruzar. 

“Ciertas tácticas se vuelven populares entre grupos étnicos específicos”, explicó Levy. Muchos europeos también tienen los recursos para pagar por los autos, en comparación con los inmigrantes de otras nacionalidades que son más pobres y no tienen más remedio que usar las líneas peatonales, añadió.

La cantidad de rusos y ucranianos que han intentado ingresar a EE.UU. desde México se ha disparado exponencialmente en los últimos meses, según datos publicados por CBP.

Pero este movimiento migratorio no es nuevo; comenzó meses antes de que Rusia invadiera Ucrania.

Más de 7 mil 100 rusos cruzaron la frontera sin autorización entre octubre de 2021 y febrero de 2022, es decir, 26 veces más que el año anterior.

Los ucranianos también han estado cruzando en mayor número. Más de 1 mil 300 lo hicieron en los últimos cinco meses, en comparación con apenas 43 en el mismo período del año anterior.

Jessica Bolter, analista de políticas en el Migration Policy Institute, tiene dos explicaciones para este incremento: la pandemia y el aumento de la represión por parte del gobierno ruso.

“Es mucho más fácil para rusos y ucranianos obtener permiso para viajar a México como turistas”, dijo Bolter, pues el consulado de Estados Unidos en Ucrania dejó de procesar visas de turismo desde el comienzo de la pandemia, y la embajada americana en Rusia se retiró del país el año pasado por diferencias diplomáticas. 

Además, añadió Bolter, el gobierno de Vladimir Putin ha aumentado los procesamientos de disidentes rusos y miembros de la comunidad LGBTQ en los últimos años.

Es probable que el número de solicitantes de asilo de Rusia y Ucrania aumente en los próximos meses como resultado del conflicto armado, según Erika Piñero, directora de litigios y políticas de Al Otro Lado, una organización en Tijuana que trabaja con migrantes y refugiados.

“Estamos empezando a ver la primera ola de personas que huyen del conflicto”, dijo. “Hemos visto que rusos y ucranianos han sido admitidos ad hoc. Les hemos visto a algunos de ellos durmiendo fuera del puerto de entrada y esperando días para ser admitidos. Así que realmente no hay pautas claras, hay mucha confusión”.

Taylor Levy, la abogada de inmigración, explica que hay raras excepciones a la regla del Título 42, pero no existen lineamientos claros para admitir o rechazar a una persona. 

“Hemos visto casos de personas con problemas médicos muy vulnerables, casos de violencia extrema, que han sido negados repetidamente. Y entonces es una especie de juego de dados, porque la decisión no se basa en la fortaleza del caso [de asilo] sino en la suerte de poder acceder a un abogado”, dijo.

Pero los rusos y ucranianos sólo representan el 2 por ciento del total de migrantes que intentaron cruzar la frontera sur de los Estados Unidos en el mes de febrero. 

La gran mayoría, cientos de miles, son mexicanos, centroamericanos y haitianos que llevan años esperando en varios puntos fronterizos del país por un chance de ser admitidos y pedir asilo. Escapan de situaciones de pobreza extrema y violencia en sus países, dijo Piñero. 

Para ella, hay un doble estándar en el tratamiento de migrantes dependiendo de su nacionalidad y color de piel. 

En otro artículo de la serie “Título 42” abordamos las denuncias de discriminación étnica y racial contra inmigrantes de Centro América y Haití que intentan entrar a Estados Unidos por la frontera, la cual se ha convertido en un lugar extremadamente peligroso.

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