Las señales de progreso en las conversaciones no garantizan que pronto vaya a terminar el conflicto
"Una mala paz es mejor que una buena pelea", dice un proverbio ruso. ¿Está Vladimir Putin abierto a un acuerdo de paz que pueda ser visto en su país como una victoria, como una salida a su ruinosa invasión de Ucrania? Las acciones y el rublo han subido después de que las conversaciones de paz parecieran avanzar esta semana. Moscú dijo que iba a "reducir drásticamente" las operaciones de combate cerca de la capital de Ucrania, Kiev, y en Chernihiv, al norte del país, aparentemente para ganar confianza. Ucrania ha ofrecido neutralidad militar y el compromiso de no entrar en la OTAN, una de las principales exigencias de Moscú antes de la guerra. Sin embargo, hay muchas razones para ser escépticos en cuanto a la posibilidad de que pronto termine el conflicto.
A pesar del anuncio de retirada de Rusia, las autoridades ucranianas han informado que siguen lloviendo proyectiles sobre Kiev y Chernihiv. La afirmación de Moscú de que ha iniciado una desescalada parece, en parte, encubrir las retiradas que ya habían realizado las fuerzas rusas cuando enfrentaron los contraataques ucranianos. Estas retiradas son también una oportunidad para que Rusia se reagrupe y vuelva a desplegar sus fuerzas en un esfuerzo más coordinado para ampliar las zonas controladas por Rusia en el este de Ucrania y consolidar un "puente terrestre" hacia Crimea. Moscú tiene un historial de tratar las conversaciones y los ceses de hostilidades como una táctica militar -para ganar tiempo o dividir a los adversarios- más que como pasos hacia la paz.
Cualquier verdadera retirada de las fuerzas que están en Kiev supondría, no obstante, una admisión tácita del Kremlin de que la guerra no va según lo previsto y de que está reduciendo sus ambiciones. Es posible que Putin siga presentando los territorios ganados en el este y el sur como una victoria para su público ruso, al cual se le ha dicho que la "operación militar especial" tiene como objetivo "liberar" las regiones ucranianas escindidas, especialmente si Kiev hace concesiones.
Ucrania ahora habla abiertamente de la neutralidad como pieza clave de su oferta en un posible acuerdo. Sin embargo, aunque los negociadores rusos aceptaron estudiar las propuestas, no se ha oído nada por parte del propio presidente. Para Putin, un compromiso de Kiev de no unirse a la OTAN ni albergar bases o misiles extranjeros le permitiría afirmar que ha frustrado la expansión de la alianza hacia el este. Mantendría a la OTAN formalmente fuera de un país "hermano" eslavo, y mantendría a Ucrania como zona de amortiguación.
Sin embargo, el tipo de garantías de seguridad que Kiev quiere a cambio de la neutralidad de países como Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Turquía - algunos de los cuales son potencias nucleares de la OTAN - se parecería mucho al tratado de defensa mutua del artículo 5 de la alianza. Dado que Ucrania no formaba parte de este acuerdo antes de la guerra - y era improbable que se uniera a él en un futuro cercano -, parecería extraño que Putin lo aceptara. Tampoco está claro si los posibles garantes aceptarán compromisos que los obliguen a entrar en guerra si Rusia vuelve a invadir el territorio ucraniano.
Hay otros peligros potenciales que acechan. El borrador ucraniano deja que las "cuestiones relacionadas con" Crimea, anexada ilegalmente por Rusia en 2014, se resuelvan mediante negociaciones durante un máximo de 15 años, y dice poco sobre la ocupación rusa de Donbás o de cualquier territorio recientemente ocupado. El presidente Volodymyr Zelensky ha insistido en que un acuerdo de paz tendría que ser aprobado en un referéndum, pero los ucranianos que han luchado con valentía para defender su país podrían ser reacios a aceptar la neutralidad, y mucho menos a permitir que Moscú conserve las tierras que ha tomado por la fuerza.
La alternativa a un acuerdo se parece cada vez más a una larga guerra de desgaste, que dejaría a Ucrania en ruinas, al tiempo que causaría un enorme daño a la economía rusa a medida que las sanciones se hacen sentir. Algunos aliados occidentales, entre ellos el Reino Unido, han señalado que están dispuestos a levantar algunas sanciones si Putin retira todas sus fuerzas y se compromete a no cometer más agresiones. Sin embargo, la elaboración de un acuerdo viable es una tarea formidable. El peligro de una "mala paz" es que puede deshacerse pronto.
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