Estados Unidos, tierra de oportunidades en la que millones de personas de todo el mundo sueñan con vivir. Pese a ser una de las grandes potencias del planeta, el país no escapa de las crisis. La pandemia del COVID-19, inflación y conflictos externos tienen incidencia directa sobre el territorio.
Internamente, los estragos se ven desde distintos ángulos y la salud es uno de ellos.
El sector sanitario, fuertemente golpeado en los dos últimos años por el brote de coronavirus, registra puntos negativos en diferentes aspectos relacionados con la atención médica.
Así lo confirmó un estudio de Commonwealth Fund, fundación privada encargada de “promover un sistema de atención médica de alto rendimiento” que logre un mayor acceso a la salud, calidad y eficiencia, “particularmente para los más vulnerables de la sociedad”, según se describe en su página web.
De acuerdo con el informe, Estados Unidos ocupó el último puesto en una lista de 11 países con altos ingresos referente a los servicios de atención médica y equidad. Según la fundación, al menos 30 millones de personas no cuentan con cobertura médica.
Pese a la alta inversión federal que se ejecuta cada año sobre el sector sanitario, las diferencias entre quienes pueden pagar por los servicios y no alimentan las desigualdades; no obstante, el país hace ajustes especialmente enfocados en aquellos que tienen menos opciones.
La metodología de Commonwealth Fund fue tomar 71 medidas de desempeño, con puntos más destacados que otros, como el acceso a la atención, proceso de atención, eficiencia administrativa, equidad y resultados.
Para la Commonwealth Fund, el reto del país pasa por brindar cobertura universal, eliminar las barreras de costos, invertir en sistemas de atención primaria para garantizar que los servicios de alto valor estén disponibles equitativamente en todas las comunidades, reducir las cargas administrativas que desvían tiempo e invertir en servicios sociales, especialmente para niños y adultos en edad de trabajar.
Salud en tiempos de inflación
Uno de los puntos más frágiles del año pasado para el país se centró en una inflación interanual del 7%. La cifra no había sido tan alta desde hace al menos cuatro décadas y se mantiene al alza. Detrás, las irregularidades en la cadena de suministros, mercados a bajo ritmo por el COVID-19 y la crisis energética se unieron para dar un fuerte golpe sobre el dólar.
De un lado el problema y del otro el gobierno federal en su intento por frenar el fenómeno. Mientras, en el medio están millones de personas que han tenido que replantearse ciertos gastos para que la inflación no se coma sus ingresos.
El sector salud, reconocido por propios y extraños como un servicio costoso pero eficaz, ha pasado en los últimos años por más trabas con los pacientes cuando se trata de hacerse cargo de sus padecimientos.
“La atención médica no es mala, sino costosa”, aseguró Esther Silva, agente de venta de seguro médico para My Sun Insurance, con sede en el estado de Florida. En entrevista exclusiva para El Tiempo Latino, recordó que “acceso a la salud se tiene y quien no puede es porque se encuentra por debajo de la barrera mínima de cobertura”.
“¿Es costoso el sistema de salud? Sí. Atenderse lo es si no tienes seguro, pero por más bajo que sea tu ingreso, algo te va a cubrir. No es igual pagar $30 por una consulta médica que $500 si no tienes seguro”, agregó; no obstante, manifestó que a pesar de la crisis económica que muchos puedan vivir, hay apoyo del gobierno federal a través de Obamacare.
“Es muy difícil que alguien no lo tenga porque es bastante accesible”, expresó.
La Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA, por su sigla en inglés) nació en el año 2010 bajo el gobierno de Barack Obama con la misión de hacer que las personas con más bajos ingresos opten por una póliza de seguro.
“Prácticamente todos califican (salvo los inmigrantes indocumentados) porque se genera en función de la escala anual de ingresos”, explicó Silva, quien añadió que el monto más bajo de ingreso anual por el que una persona puede optar es de $12 mil 880. Si la cifra supera los $51 mil 520, entonces el beneficiario sale del programa de ayuda, pues demuestra que puede costearse un seguro privado.
Por su parte, Michele Eberle, la directora ejecutiva de Maryland Health Benefit Exchange, recordó que “la Ley del Plan de Rescate Estadounidense de 2021 (ARPA, por su sigla en inglés) agregó créditos fiscales federales adicionales para ayudar a las personas a pagar un seguro cuando lo compran a través del mercado de seguros de salud del estado”.
“Esa ayuda financiera adicional redujo el costo para el consumidor y ayudó al mercado estatal a alcanzar su inscripción más alta este invierno, superando las 180 mil personas”, agregó en exclusiva a El Tiempo Latino.

Los estragos del coronavirus
2020 marcó un antes y un después en el mundo no solo desde el plano sanitario. Los efectos de la pandemia del COVID-19 trascendieron y dejaron grietas en numerosos aspectos, con el económico como uno de los sectores que todavía intenta recuperarse.
Para Álvaro Puig, MD, Director médico APMD & Privia medical group, en Falls church, Virginia, la llegada de la pandemia representó un punto importante al momento de definir el sistema de salud de Estados Unidos.
En entrevista exclusiva para El Tiempo Latino, el especialista señaló que “el coronavirus puso a prueba los mejores y peores servicios de salud de cada país. Con todos los defectos que pueda tener cada sistema de salud, nadie estaba preparado para esto”.
“El COVID-19 ha puesto a prueba la vulnerabilidad que todavía tenemos en países tan desarrollados para darnos cuenta de la cantidad de fallas en el sistema de salud”, aseguró Puig.
De acuerdo con el estudio de la Commonwealth Fund, Estados Unidos quedó al desnudo en 2020 al momento de abordar la crisis causada por la pandemia. El territorio con más contagios y muertes por complicaciones relacionadas al coronavirus sufrió a lo largo y ancho de su extensión; sin embargo, el problema fue de talla mundial.
No obstante, el informe de la fundación recalcó el punto próximo del COVID-19, con los estragos que provocó y cómo condicionó a múltiples pacientes, víctimas de enfermedades que vieron la realidad de un costoso sistema de salud.
“Uno de los principales problemas del país es que a pesar de ser una nación rica y próspera, no tiene un sistema de salud uniforme que se pueda ofrecer a todos. En pocas palabras no es asequible”, sostuvo Puig.

Para unos pocos
Pese a las ayudas federales y los límites establecidos por el gobierno para que los programas lleguen a la mayor cantidad de personas posibles, el acceso a la salud sigue siendo una dificultad para millones de personas en el país.
Según datos de la fundación, al menos 30 millones de personas no cuentan con seguro médico, mientras que otras 40 millones poseen una baja cobertura que limita sus opciones de atención
“Si no tienes seguro te van a dar atención, pero ¿cuánto va a costarte?”, se preguntó el experto.
Desde la Casa Blanca se busca solventar el problema, al menos para un puñado de personas, pues el martes 5 de abril el presidente Joe Biden anunció un plan para extender Obamacare a al menos 200 mil personas más.
Junto con el expresidente Obama, en un acto para celebrar los 12 años de ACA, se presentó una propuesta que detalla que las familias podrán recibir créditos fiscales en caso de que los precios de cobertura superen el 10% de sus ingresos anuales. Se estima que en enero del próximo año se aplicará dicho cambio.
La razón del anuncio busca reducir estadísticas poco alentadoras. La desatención de las personas de escasos recursos, especialmente aquellas con enfermedades crónicas preexistentes, encabezan esa estadística que el informe de Commonwealth Fund presentó como “Muertes prevenibles”.
Según el estudio, Estados Unidos tiene una tasa de 265 fallecidos por cada 100 mil habitantes cada año. El registro se concentra en pacientes con padecimientos como diabetes, problemas cardíacos y cáncer, entre otros; sin embargo, la estadística se redujo en comparación con la década del 2000 al 2010, cuando la cifra fue de 279 bajas.
“Muchas personas no quieren ir al médico porque le tienen pavor a las cuentas médicas. Esto retarda la atención, el tratamiento y las enfermedades van a empeorar”, advirtió Puig, quien aseguró haber visto este tipo de situaciones en primera persona.
Uno de los factores detrás de los altos costos -agregó- “son los gastos administrativos. No se trata de ejercer la medicina como tal, sino las trabas y obstáculos para ejercer el servicio”.

Los más afectados
Los ingresos de cada persona tienen un efecto de forma directa en la cobertura de seguro de salud al que pueden acceder; no obstante, la situación sigue siendo un problema que arropa a las minorías.
Un estudio de Kaiser Family Foundation reveló que tanto afroamericanos como hispanos representan los dos grupos étnicos con el mayor porcentaje de personas sin seguro médico en Estados Unidos.
Hasta el año 2019, el 21,7% de la población afroamericana en el país no poseía un seguro médico. Del lado de los hispanos, el porcentaje era de 20%. Los números son mucho mayores al de otras demografías, como los blancos (7,8%) y asiáticos (7,2%).
“Los temas de disparidades e inequidades raciales y étnicas en la medicina y la atención médica son de importancia crítica”, señaló en un comunicado sobre el tema el editor en jefe interino de Journal of the American Medical Association, el doctor Phil Fontanarosa.
En cuanto a aquellos con menos ingresos anuales, pese al apoyo gubernamental, el 50% consideró que sus pólizas son limitadas, por ello el beneficio no es capaz de resolver sus problemas.
Puig argumentó que una de las principales causas de bancarrota en Estados Unidos está ligada a las cuentas médicas, por lo que no serán pocos quienes apunten a otro tipo de soluciones.
Al consultarle por los centros de salud comunitarios como puntos de atención para las personas de menor ingreso, el expertos señaló que la crisis económica hará que numerosos pacientes busquen ayuda en este tipo de lugares. Sin embargo, quizás el resultado no sea el mejor.
Los centros comunitarios podrían verse abarrotados y derivar en una atención más rápida, pero menos detallada. Otro problema previsible, aclaró, podría pasar por la falta de personal: “La remuneración no es buena, por lo tanto la calidad de salud no es buena”.
Entretanto, desde el lado de las aseguradoras se espera una recuperación económica que permita a la población acceder a pólizas cada vez más completas.
En lo que va de año, por ejemplo, Maryland Health Benefit Exchange vio un crecimiento en el número de hispanos inscritos a sus servicios, con un aumento del 14%. Además, La Asamblea General de ese estado aprobó la legislación “Equidad para Bebés Saludables”, que ampliará Medicaid a inmigrantes indocumentadas que están embarazadas o acaban de dar a luz. Para promulgarla solo falta la firma del gobernador Larry Hogan.