Gente celebrando a KBJ
Una gran mayoría de personas han celebrado con algarabía el éxito de la jueza Ketanji Brown Jackson al ser confirmada como la primera mujer negra en ascender al máximo tribunal de EEUU. FOTO: Washington Post por Bill O'Leary.
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El presidente ha encumbrado a un sinnúmero de funcionarios y pioneros negros como Ketanji Brown Jackson.  Pero no ha podido lograr la protección del voto y las reformas policiales.

Para Brenda Lee Pryce, legisladora jubilada del estado de Carolina del Sur, la confirmación de Ketanji Brown Jackson como miembro de la Corte Suprema fue “un momento del cual todas las niñas negras y morenas pueden enorgullecerse”.  Para Nina Turner, quien presidió la campaña presidencial del senador Bernie Sanders, fue un “momento magnífico”. Para el reverendo William Barber, defensor de la lucha contra la pobreza, era “una idea a la cual le había llegado su hora”.

El jueves, Jackson se convirtió en la primera mujer negra confirmada para formar parte de la Corte Suprema en sus 233 años de historia, un reflejo de la promesa del presidente Joe Biden de reformar la composición racial de las instituciones fundamentales de Estados Unidos, algo de especial importancia para los votantes de raza negra que lo propulsaron a la Casa Blanca.

Pero a los 15 meses de la presidencia de Biden, muchos votantes negros han moderado su alegría, sabiendo por experiencia que una jueza como Jackson -al igual que el presidente Barack Obama o la vicepresidenta Kamala Harris- no significan una reconciliación racial instantánea.

Para muchos, persiste una pregunta fundamental: ¿Se recordará a Biden como un presidente que colocó un número histórico de negros en puestos prominentes, empoderando a una nueva generación de líderes emergentes? ¿O se verá su legado empañado por promesas no cumplidas y oportunidades no aprovechadas, especialmente en lo que se refiere al derecho al voto y la reforma policial?

Melanie Campbell, que dirige la Mesa Redonda de Mujeres Negras, sugirió que si bien a una generación de mayor edad podría impresionarle los logros de Biden, los negros más jóvenes están menos satisfechos.  “No ven cómo los integrantes de la Corte Suprema van a ayudarlos para que no les dispare un policía deshonesto”, dijo Campbell. “Esas son las realidades”.

La pregunta es más que un ejercicio de reflexión.  Los votantes de raza negra han consolidado su papel como base del Partido Demócrata, resucitando la campaña de Biden en las primarias de 2020 y entregando al partido el control del Senado de Estados Unidos. El compromiso – o el desencanto – de los votantes negros afectará el desempeño de los Demócratas en futuras elecciones, incluidas las de medio período en noviembre que los líderes del partido temen que puedan costarles la mayoría en el Congreso.

Además de nombrar a la primera mujer de color como vicepresidenta y de colocar a la primera mujer negra en la Corte Suprema, Biden ha sumado a su equipo a una serie de personas que han roto barreras, desde el secretario de Defensa, Lloyd Austin, hasta Michael Regan, jefe de la Agencia de Protección Medioambiental.

Aproximadamente el 24 por ciento de los jueces que Biden ha nombrado en el estrado federal son de raza negra, según las cifras recopiladas por la Sociedad Estadounidense para la Constitución, bastante más que Obama, con un 18 por ciento, o que el presidente Donald Trump, con un 4 por ciento.  En general, cerca del 64 por ciento de los jueces de Biden no son blancos, lo que supone un enorme salto con respecto a sus predecesores.

Pero al mismo tiempo, Biden no ha impulsado medidas vinculadas con el derecho de voto consideradas esenciales por los líderes de los derechos civiles.  Y viendo que los esfuerzos de reforma policial han fracasado en el Congreso, Biden aún no ha emitido una orden ejecutiva para imponer cambios en la policía, para frustración de muchos activistas.

“Tienen que hacer todo lo posible para atender las preocupaciones de los votantes negros o no será un buen augurio para el otoño”, dijo Campbell, quien ha mantenido varias reuniones con funcionarios de la Casa Blanca sobre la inclusión. “Eso no es una amenaza, es sólo la realidad de la política”.

Para reforzar el argumento de Campbell, el apoyo de los votantes negros a Biden y al Partido Demócrata ha ido disminuyendo. El 64 por ciento de los estadounidenses de raza negra aprueban el trabajo que está haciendo Biden según una encuesta realizada en marzo por Associated Press y el Centro NORC para la Investigación de Asuntos Públicos. Es una caída significativa respecto a los sondeos a pie de urna de 2020, que mostraban que Biden ganó el 87 por ciento de los votantes negros.

Las cifras reflejan menos aprobación de su gestión por parte de otros grupos importantes, al tiempo que Biden trata de frenar el aumento de la inflación y darle impulso a una agenda estancada.

Para los partidarios negros de Biden, la confirmación de Jackson es un punto positivo. Algunos señalan que el poder de la presidencia no carece de límites, y que las mayorías de Biden en el Congreso son tan estrechas que no tienen margen de maniobra.  Pero tanto los mayores críticos como los partidarios concuerdan en que todavía hay que hacer más.

“Lo magnífico de este momento no tiene parangón: hay que celebrarlo y reconocerlo”, dijo Turner, quien perdió su candidatura al Congreso en agosto. “Pero quiero otros momentos magníficos”.

Y añadió: “Necesitamos un cambio global para empezar a reducir la desigualdad de la riqueza. Tenemos que abordar un sistema legal [que] condena a los hombres negros como criminales antes de juzgarlos… Eso no ha ocurrido. Eso no está ocurriendo”.

Barber, presidente de Campaña para los Pobres, la cual aboga por políticas que van desde la reforma migratoria hasta un salario mínimo de 15 dólares, dijo que hay muchos culpables del estancamiento de la agenda de Biden: Republicanos y Demócratas, la Casa Blanca y el Congreso, incluso activistas que aliviaron su presión política tras la toma de posesión.

El error de Biden, argumentó Barber, es su disposición para negociar con personas que parecen estar dispuestas a obstaculizar su agenda, citando a Demócratas centristas como los senadores Joe Manchin (D-WV) y Kyrsten Sinema (D-AZ). Argumentó que Biden debería ir a los estados de origen de esas personas para presentar sus argumentos.

“¿Por qué no puedes ir al estado de un senador que se opone a ti, si eres el presidente o el vicepresidente?”, dijo Barber, cuyo grupo pasó parte de esta semana manifestándose en Virginia Occidental. “No se puede argumentar que [el derecho de voto] es esencial para el avance de la democracia y luego no hacer todo lo posible para luchar por ello.  A Washington le gusta mucho negociar y acordar, pero el acuerdo siempre se hace a costa de los pobres y de quienes están privados de sus derechos”.

Algunos líderes negros dicen que Biden está haciendo lo mejor que puede con las herramientas que tiene a su disposición.  Leah Daughtry, integrante del Comité Nacional Demócrata, mencionó los jueces federales que el presidente ha nombrado y su éxito en la lucha contra una pandemia que afecta de forma desproporcionada a las comunidades de raza negra.

“En los lugares en los cuales el presidente podía cumplir por sí mismo, lo ha hecho”, dijo Daughtry.  “Lo hemos visto en sus nombramientos.  Lo hemos visto en las nominaciones que ha adelantado, designando a una mujer negra para la Corte Suprema.  Donde tenemos retos es donde el presidente tiene que trabajar con el Congreso para llevar a cabo muchas de sus iniciativas políticas”.

Los asesores de la Casa Blanca hacen un comentario similar, diciendo que el compromiso de Biden con la equidad es claro en el gran número de acciones ejecutivas que ha tomado, así como en el trabajo que su Departamento de Justicia está haciendo para combatir la supresión de votantes.

La equidad racial, añaden, se incluyó en el proyecto de ley de ayuda a los afectados por el coronavirus aprobado el año pasado y en el acuerdo sobre infraestructuras aprobado en noviembre, que exigía que parte de los beneficios se destinaran a las comunidades de color. Además, promocionan otras iniciativas de Biden, como las inversiones de $5.800 millones para los colegios y universidades históricamente negros, los centros de vacunación contra el virus de la gripe en comunidades desatendidas y el uso del poder económico del gobierno federal para reducir la desigualdad de riqueza entre razas.

El propio Biden ha presumido durante mucho tiempo sobre el número récord de nombramientos de minorías que lleva su administración.  En junio, firmó una orden ejecutiva destinada a promover la diversidad y la accesibilidad en el gobierno federal.

Pryce, la partidaria de Carolina del Sur, sostiene que todo eso transmite un poderoso mensaje a las mujeres negras de su comunidad.

“Creo que su presidencia representa una oportunidad”, dijo Pryce. “Si pensamos en el número de personas de raza negra que ocupan puestos destacados en el gobierno federal, ellos nos envían una fuerte señal al resto. Muchas hermanas han estado sentadas ahí durante años, trabajando duro, obteniendo su MBA, mudando a su familia de un lado a otro [para obtener oportunidades de trabajo]. Ahora tienen la prueba de que hay algo a lo cual pueden aspirar”.

Funcionarios de la Casa Blanca enumeraron varias mujeres negras – no necesariamente tan conocidas como Jackson o Harris – a las cuales Biden ha nombrado para puestos críticos, como Shalanda Young, directora de presupuesto de la Casa Blanca; Reta Jo Lewis, presidenta del Export-Import Bank; y Stacey Dixon, subdirectora de inteligencia nacional.

“Nunca ha habido un presidente que haya puesto más énfasis en ascender a mujeres negras a puestos de liderazgo de alto nivel que el presidente Biden”, dijo Erica Loewe, una portavoz de la Casa Blanca.

Pero otros ven el camino aún por recorrer.

Como la mayoría de los activistas, Barber puede enumerar los fracasos legislativos de los últimos 15 meses.  Los activistas presionaron sin éxito para que Biden y los Demócratas aprobaran un salario mínimo de 15 dólares sin el apoyo de los Republicanos, lo cual, según ellos, sacaría instantáneamente a un gran número de personas de la pobreza.

Incluso antes de que Biden asumiera su cargo, las legislaturas estatales Republicanas – aludiendo a un supuesto fraude electoral – comenzaron a aprobar leyes que restringen las opciones de voto, y las cuales Biden condenó como leyes “Jim Crow 2.0″ debido a su efecto nocivo sobre los votantes negros (Jim Crow fue un conjunto de leyes que promovieron la segregación racial después del período de Reconstrucción posterior a la Guerra Civil).  Biden encargó a Harris que se ocupara del tema, y el Partido Demócrata hizo del derecho de voto un punto central de su plataforma, pero poco ha cambiado, y ya se han celebrado algunas elecciones con las nuevas leyes.

Asimismo, tras la condena de Derek Chauvin, el ex policía de Minneapolis que mató a George Floyd, Biden prometió a la familia de Floyd que el gobierno federal tomaría medidas para la reforma policial.  Pero la Ley de Justicia Policial George Floyd, que fue copatrocinada por Harris cuando era senadora, fracasó en el Senado.  Un grupo bipartidista fue incapaz de llegar a un acuerdo, a pesar de las reiteradas peticiones de Biden.

La confirmación de Jackson, dicen algunos activistas, no resolverá estos problemas fundamentales.

“Nos pasó lo mismo con Obama: el hecho de que una persona sea elegida para un cargo – por muy alto que sea, por muy importante que sea – no significa que uno abandone los demás asuntos por los que ha estado luchando”, dijo Barber. “Deberíamos aplaudir a la nueva jueza de la Corte Suprema. Pero más importante es luchar por la verdadera justicia”.

Washington PostCleve R. Wootson Jr.

Lea el artículo original aquí.

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