La creciente inversión de los fondos de capital privado en el sector de salud amenaza con hacer más ricos a los ricos y más enfermos a los enfermos.
La asistencia médica es algo en lo cual pienso, en gran medida porque he pasado gran parte de las dos últimas semanas cuidando a mi marido tras una complicada operación en la columna vertebral. Tuvimos suerte: tuvo un gran médico y contamos con un buen seguro de salud.
Pero cada vez que dedico tiempo al sistema sanitario de Estados Unidos, salgo pensando en que es un lodazal de despilfarro e incentivos incongruentes. Creo que esto se debe a que el último medio siglo de restructuración financiera dentro de la industria ha hecho que pase de ser un servicio mayoritariamente benéfico a un jugoso mercado privado, adepto a ser explotado.
Como ocurre con tantas cosas, los estadounidenses reciben lo mejor y lo peor de la atención médica. Tenemos acceso a los tratamientos más vanguardistas (para quienes los pueden solventar). También tenemos un sistema en el cual dos terceras partes de las personas que se declaran en bancarrota lo hacen en parte por los costos médicos, incluso después de la aprobación de la Ley de Cuidado de Salud Asequible (también conocida como Obamacare). Y, como todo el mundo sabe, Estados Unidos gasta mucho más en atención médica que la mayor parte del mundo, pero solo obtiene resultados mediocres según los estándares de la OCDE.
Me temo que la bifurcación dentro de nuestro sistema está a punto de empeorar. El Covid y la promesa de un mayor gasto público en atención médica hace que los inversionistas más avispados se sientan atraídos por un sector que no asigna los recursos tan perfectamente como sugeriría hacerlo la "mano invisible" de la eficiencia. (Aunque, francamente, después de 30 años cubriendo empresas, me cuesta pensar en un sector que lo haga). Las sumas de dinero sin precedentes que circulan por un sistema complicado y turbio sin duda harán más ricos a los ricos y más enfermos a los enfermos.
El capital privado, en particular, está volcando grandes sumas de dinero en el sector de salud, invirtiendo $26 mil millones en ciencias de la vida y $44 mil millones en dispositivos médicos en 2021, la tasa más alta en una década. Esto se produce después de que la inversión de los fondos de capital privado en operaciones en el sector salud - como compras apalancadas, inversiones de crecimiento, inversiones secundarias, etc. - se multiplicó por 20 entre 2000 y 2018, según un documento de trabajo del INET publicado en 2020
Es bastante obvio que el capital privado ve una oportunidad en el área de atención médica, donde hay una necesidad desesperada de recortar costos y crear eficiencia. Durante años, las empresas de capital privado han invertido en hospitales, centros de atención ambulatoria, como centros de atención urgente y salas de emergencia, así como en facturación médica y cobro de deudas. También incursionaron en especialidades médicas muy rentables, como radiología, anestesiología y dermatología.
Sin embargo, los precios no han bajado, sino todo lo contrario. Mientras tanto, muchos profesionales médicos, defensores de los consumidores y académicos afirman que la calidad de la atención médica y el acceso a la misma están disminuyendo a medida que la industria adquiere mayor fuerza y cierra consultorios más pequeños en zonas pobres o rurales, obliga a los médicos a aumentar el volumen de pacientes atendidos y fomenta pruebas diagnósticas más caras y el uso de equipos menos costosos (pero a menudo más deficientes).
Conozco a algunos médicos que sienten alivio de poder entregar el gran trabajo administrativo a otra persona para poder centrarse únicamente en los pacientes. También conozco a varios profesionales de la salud que han abandonado sus consultorios después de la llegada del capital privado, ya que consideraban que estaban sometidos a demasiada presión en cuanto al uso de su tiempo como para ofrecer atención de buena calidad. Definitivamente, muchos médicos y pacientes están cansados de luchar contra las compañías de seguros por procedimientos necesarios, aunque costosos.
Para ser justos, los males del sistema médico estadounidense no pueden achacarse por completo, ni siquiera principalmente, a la industria del capital privado. Pero el hecho de que un bien público como la atención médica (u otros como la educación o la vivienda) se haya convertido en algo que se puede trocear, cortar y vender como si fuera una tienda minorista o una fábrica no nos ayuda a crear una competencia que lleve a reducir costos. De hecho, solo está creando un nuevo y más peligroso espacio para la búsqueda de ganancias.
Como explican las académicas Eileen Appelbaum y Rosemary Batt en un documento del Centro de Investigación Económica y Política sobre la financiarización del sistema sanitario, estos problemas llevan décadas gestándose.
Comenzaron en la década de 1960, cuando la atención con fines de lucro fue, por primera vez, financiada por el gobierno y algunos terceros. A medida que el financiamiento público sufría altibajos, los inversionistas invertían en hospitales y residencias de ancianos, y luego los revendían para obtener ganancias cuando les convenía. En algunos casos, esto implicó el uso del tipo de modelo de apalancamiento inmobiliario utilizado en el sector de venta minorista: invertir en los activos físicos de una empresa, en lugar de tratar de hacerla crecer.
Por otro lado las empresas de capital privado separaban y consolidaban los negocios de alto margen de ganancia y reducían la atención básica. Tal vez por ello, en algunos barrios es más fácil encontrar a alguien que ofrezca bótox que a un médico de cabecera que acepte nuevos pacientes. Las prácticas de atención privada pagadas directamente por el paciente y que eluden el sistema de seguro también son cada vez más habituales.
Ahora, los efectos del Covid y la promesa de un mayor gasto federal en atención médica están alimentando el interés de los inversionistas en áreas como las consultas psiquiátricas, la atención médica e incluso los cuidados paliativos a domicilio. Los peligros se avecinan. "Piense en cómo hará el capital privado para ganar dinero en algo como un hospicio", afirma Appelbaum. "Recortarán el personal experimentado y capacitado que ayuda a las familias a entender y afrontar el proceso de la muerte, y contratarán personas que puedan ayudar a limpiar la casa". Bienvenidos a la atención médica, al estilo estadounidense.
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