La disputa enfrenta a dos gigantes de Florida por la enseñanza de temas relacionados con el género en las escuelas públicas.
El gobernador Republicano Ron DeSantis inició una pelea con uno de los íconos culturales más reconocidos de Estados Unidos en una controversia que podría tener repercusiones más allá de Florida.
La decisión de DeSantis de perseguir a Walt Disney Co. por su oposición a un proyecto de ley que prohíbe la enseñanza de temas relacionados con el género a niños y niñas que aún no han cursado el tercer grado -apodado por sus enemigos el proyecto de ley “No digas gay”- abre un nuevo frente en la creciente guerra cultural que libran los altos funcionarios Republicanos de todo el país en un año de elecciones de medio período. En estados como Texas o California, los Republicanos se centran cada vez más en cuestiones importantes para sus bases: desde el derecho al aborto hasta la atención médica a los jóvenes transexuales y la enseñanza del impacto de la raza en las leyes estadounidenses. En algunos casos, están restringiendo fuertemente o prohibiendo esas cosas.
Este enfrentamiento en particular presenta a un par de los gigantes más poderosos de Florida: el gobernador, que se ha hecho un nombre con una política de tala y quema al estilo de Trump; y Disney, el coloso del entretenimiento que es uno de los empleadores más grandes e influyentes del estado. Presionada por sus empleados, Disney criticó el proyecto de ley, pero ha decepcionado a algunos por no haber presionado más, y antes.
La cruzada de DeSantis contra Disney podría hacerle ganar puntos entre los conservadores nacionales cuando considere una candidatura presidencial en 2024. Su secretario de prensa y los conservadores nacionales están atacando a los enemigos del proyecto de ley, formalmente conocido como la medida “Derechos de los padres en la educación”. Dicen que se está manipulando a los niños expuestos a la enseñanza sobre la identidad sexual para “apartarlos” de “una identidad sexual y de género normativa”, según el conservador estadounidense Rod Dreher, que calificó a los Demócratas de “partido de los manipuladores (groomers)“. Mientras tanto, Laura Ingraham, de Fox, sostiene que será mejor que Disney se prepare para una revisión de sus marcas y derechos de autor cuando los Republicanos regresen al poder.
Sin embargo, los observadores de Florida -algunos de ellos Republicanos- afirman que DeSantis corre un riesgo al enfrentarse a Disney en su territorio.
“Es un movimiento políticamente necio, pero lo usará como moneda de cambio en la política del partido Republicano de hoy para decir que es una guerra contra la conciencia”, dijo David Jolly, un exlegislador Republicano de Florida que fuel colega de DeSantis en el Congreso. “A Disney no le pasará nada. Pero lo que hace esto es mostrar a los estadounidenses que Ron DeSantis es un gobernador con mandíbula de cristal que no tolera las críticas. De eso se trata, nada más”.
Los Demócratas de Florida, que han criticado durante mucho tiempo la acogedora relación entre los cabilderos de Disney y los legisladores del GOP en Tallahassee, dicen que DeSantis puede haber llevado su guerra cultural un paso más allá de lo debido.
“Es inexplicable que el gobernador ataque al mayor empleador del estado, que atrae a millones de visitantes de todo el mundo y es una porción enorme de nuestra industria turística”, dijo Joseph Geller, representante estatal de Miami. “Por algo llaman a Disney el tercer riel de la política en Florida”.
Geller, un Demócrata, dijo que lo más desconcertante es la forma en que DeSantis y sus partidarios están atacando a Disney, vinculando tácitamente a la compañía con los “groomers” que ponen en peligro a los niños.
“Más sorprendente aún es que hayan resucitado esas viejas patrañas”, dijo Geller. “Dice lo que su base quiere oír, pero creo que su base es cada vez más pequeña. Disney es una tremenda fuerza positiva en este estado, y es una de las marcas más populares del mundo. Semejante ataque es muy difícil de entender”.
La disputa también está provocando reacciones en el seno de la familia Disney.
Abigail Disney, cuyo abuelo Roy O. Disney fue cofundador de la compañía con su hermano Walt, dice que hay que examinar el trato especial que recibe la empresa por parte del estado, pero no por una ley favorecida por los Republicanos.
“Esta vez, la maquinaria política de extrema derecha parece haber ido demasiado lejos. Los políticos deberían preguntarse si en el próximo ciclo electoral, Disney o cualquier otra compañía los apoyará ante estas amenazas de castigo arbitrario bajo una posible administración Republicana”, escribió esta semana en un artículo de opinión del Washington Post.
Charlee Disney, la hija de Roy, el hermano de Abigail Disney, salió públicamente del armario como transgénero y también condenó la ley de Florida.
La controversia se centra en la legislación que prohíbe la enseñanza o el debate en clase sobre “la orientación sexual o la identidad de género” desde el jardín de infantes hasta tercer grado en escuelas públicas. También faculta a los padres a demandar a los distritos escolares por las enseñanzas que no son de su agrado, y exige a las escuelas que informen a los padres cuando sus hijos reciban servicios de salud mental.
Los críticos afirman que la ley es imprecisa y que tendrá un efecto paralizante sobre la forma en que los maestros de cualquier grado pueden abordar las preguntas de los alumnos sobre temas como el matrimonio entre personas del mismo sexo. También les preocupa que pueda impedir que las escuelas sean un lugar seguro para los estudiantes que no se sienten cómodos hablando de la orientación sexual en casa, o que sean acosados en la escuela.
Los Demócratas lo llamaron proyecto de ley “No digas gay”, y la frase se convirtió en un grito de guerra para los manifestantes y opositores de todo el país, lo cual pareció enfurecer al gobernador. DeSantis reprendió con enfado a un periodista que utilizó el término en una rueda de prensa, acusándolo de “difundir narrativas falsas”.
“¿Lo dice el proyecto de ley? ¿Lo dice el proyecto de ley?” Preguntaba DeSantis durante el acalorado intercambio.
La secretaria de prensa de DeSantis, Christina Pushaw, promovió su propio nombre para el proyecto de ley, llamándolo “Anti-Grooming Bill” (Proyecto de Ley Anti-manipulación).
“Si estás en contra del Anti-Grooming Bill, probablemente seas un groomer o, al menos, no denuncias el grooming de niños de 4 a 8 años”, tuiteó Pushaw.
La información del Departamento de Justicia sobre la explotación infantil describe el grooming como un proceso que “fomenta una falsa sensación de confianza y autoridad sobre un niño con el fin de insensibilizarlo o acabar con su resistencia al abuso sexual”.
El presidente Joe Biden también intervino, calificando el proyecto de ley de “odioso” mientras se estaba debatiendo. Después de su aprobación expresó: “mi administración seguirá luchando por la dignidad y las oportunidades para cada estudiante y familia, en Florida y en todo el país”.
DeSantis firmó la ley el 28 de marzo. Ese día, el director ejecutivo de Walt Disney Company, Bob Chapek, emitió un comunicado en el que afirmaba que el proyecto de ley “… nunca debería haberse aprobado y nunca debería haberse convertido en ley”. Nuestro objetivo como compañía es que esta ley sea derogada por el poder legislativo o anulada en los tribunales”.
Muchos empleados de Disney criticaron a Chapek por no haber hecho lo suficiente y por haber esperado demasiado tiempo para oponerse públicamente al proyecto de ley.
Pero DeSantis se indignó, diciendo que Disney “cruzó la línea”.
A continuación, el gobernador criticó a Disney por cuestiones que van desde sus relaciones con China hasta el contenido de sus ofertas de entretenimiento, apuntando a lo que llamó “toda una serie de cosas”. Ha criticado a gente de California que trabaja en puestos muy altos en esta compañía”.
“Es increíble lo que están diciendo y que vean su programación como una forma de inyectar muchos de estos temas en la programación para niños muy pequeños”, dijo DeSantis en marzo.
Dijo que la legislatura está reevaluando el régimen tributario especial de Disney en Florida, examinando “algunas de las cosas que han sido realmente únicas para Disney durante muchas, muchas décadas, en las que ha conseguido esencialmente que esta corporación sea puesta en un pedestal y tratada de manera diferente… no deberíamos dejar que una compañía tenga su propio conjunto de reglas en comparación con todos los demás”.
Disney forma parte de una meca del turismo que tiene un impacto económico estimado de $75.200 millones en Florida Central. La compañía ha donado millones a los políticos del estado, sobre todo a los Republicanos.
Tanto los legisladores Republicanos como los Demócratas afirman que la legislatura de Florida, dirigida por el Partido Republicano, no derogará la nueva ley, y que es igualmente improbable que se elimine el estatus fiscal especial de Disney.
Pero la disputa no da señales de que vaya a terminar.
“Es como si tu padre y tu madre se pelearan durante la cena”, dijo el senador estatal Jeff Brandes. “Ambos desempeñan un papel fundamental dentro del estado. Florida sin Disney se perjudica. Y Florida sin un gobernador fuerte es débil. La clave es averiguar cómo superar esto y trabajar juntos”.

Brandes, uno de los dos Republicanos que se oponen al controvertido proyecto de ley, dijo que sería “un error necio” que el estado intentara interferir en el negocio de Disney.
Pero otros legisladores están de acuerdo con DeSantis. El representante estatal Spencer Roach, Republicano, dijo que ya es hora de que Florida trate a Disney como a cualquier otra empresa. La legislación firmada en 1967, a instancias de los grupos de presión de Disney, creó el Distrito de Mejoras de Reedy Creek, que abarca 25.000 acres en dos condados de Florida, que permite a la empresa establecer sus propias normas sobre el desarrollo urbano y otros temas.
Roach quiere derogar la ley que creó Reedy Creek. Dijo que se ha reunido con otros legisladores del GOP que están de acuerdo. Algunos de ellos han devuelto las donaciones que Disney hizo a sus campañas desde que la compañía criticó la nueva ley.
“Disney ha sido realmente intocable políticamente en el estado de Florida. Han sido una fuerza política tan grande, que la derogación de Reedy Creek nunca se vio como algo remotamente posible”, dijo Roach. “Hay una oportunidad ahora que Disney se ha debilitado políticamente, y hay una oportunidad para corregir lo que yo calificaría como una aberración histórica en un libre mercado”.
DeSantis, dijo Roach, es el único político que podría conseguirlo.
“DeSantis es un gobernador muy popular en el estado de Florida”, afirmó Roach. “Ciertamente no es un gobernador con el cual se quiera jugar”.
Hasta ahora, DeSantis no ha anunciado ninguna propuesta oficial específica para Disney. Se burló de los esfuerzos del alcalde de Nueva York, el Demócrata Eric Adams, para atraer floridanos a Nueva York. Adams dijo que la ciudad estaba comprando espacio en cinco carteleras digitales en las principales ciudades de Florida para “criticar la odiosa” ley.
La ciudad de Chicago está comprando anuncios en los periódicos de Florida, en los cuales invita a las empresas a trasladarse a una ciudad “inclusiva, equitativa y accesible”. El condado de Los Ángeles prohibió los viajes oficiales a Florida y Texas, donde el gobernador Greg Abbott, Republicano, dijo recientemente que el tratamiento médico de confirmación de género para los jóvenes “constituye un abuso infantil”.
Disney, por su parte, está ampliando su ya enorme huella en Florida. La compañía anunció a principios de abril que construiría más de 1.300 unidades de vivienda asequible cerca de Orlando, tanto para los empleados como para el público.
El año pasado, la compañía dijo que iba a trasladar a 2.000 empleados de su sede cercana a Los Ángeles a Lake Nona, no lejos del Magic Kingdom, cerca de Orlando.
La compañía puede obtener una exención tributaria de $570 millones del estado por el traslado, un plan aprobado por el gobierno de DeSantis en 2020.
Mark Pinsky, ex redactor de religión del Orlando Sentinel, que escribió un libro en 2004 titulado El Evangelio según Disney, dijo que las actuales diatribas conservadoras contra Disney y cualquier esfuerzo legislativo para frenar a la compañía están “condenados al fracaso”.
“Creo que dejarán que DeSantis resople y resople, y luego los poderes económicos se sentarán con él o con su gente y dirán: ‘De acuerdo, has conseguido el millaje que buscabas con esto; ya se acabó'”, dijo Pinsky. “No creo que piense seriamente que Disney vaya a rendirse. Es imposible. Creo que es arrogante y matón, pero no es estúpido”.
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