escuela
Los estudiantes están mejor posicionados para identificar e informar comportamientos preocupantes. Credit: Pexels

El pistolero  de Uvalde escribió en redes sociales mensajes violentos días previos al ataque en la escuela Primaria Robb, e incluso publicó fotografías de sus rifles, sin embargo casi ninguno de sus conocidos que vieron sus publicaciones las reveló.

“Los niños bromean así”, dijo a The Washington Post una niña que vio al pistolero hacer amenazas en una plataforma llamada Yubo.

Pero esto ya ha pasado, en 2019 un examen del  Centro Nacional de Evaluación de Amenazas (NTAC) reveló que el 83% de los atacantes habían realizado comunicaciones verbales, escritas, visuales sobre sus planes y las personas que observaron las comunicaciones amenazantes no actuaron.

Las razones por las que los estudiantes dejan de compartir este tipo de información son distintas, según los expertos es porque no quieren ser “soplones”, temen por su propia seguridad, no creen que el atacante hable en serio o descartan la amenaza porque no es específica.

Sin embargo, un estudio del Servicio Secreto desarrollado en 2018 dice que los estudiantes están mejor posicionados para identificar e informar comportamientos preocupantes de sus compañeros.

Lina Alathari, jefa del NTAC, alienta a las escuelas a “asegurarse de que están capacitando a los estudiantes para que presenten información no solo sobre amenazas específicas, sino también sobre algunos de los comportamientos que vemos en los antecedentes de los estudiantes atacantes”, como la intimidación, las autolesiones, la depresión, las tendencias suicidas y un mayor interés en ataques anteriores y tiradores masivos.

Alathari aclaró que los padres desempeñan un papel fundamental en conocer el entorno de sus hijos e identificar los comportamientos problemáticos con sus hijos. La periodista Elizabeth Chang habló con expertos y establecieron unos parámetros para animar a los niños a denunciar amenazas sobre tiroteos en escuelas.

Superar la barrera del silencio

Courtenay McCarthy, psicóloga escolar del Equipo de Respuesta de Seguridad y Apoyo para Oregon’s Distrito Escolar Público de Salem-Keizer, explicó que una de las formas en que los padres pueden pueden tratar de superar el código de silencio de los adolescentes es enfatizar que los problemas de seguridad, como la violencia o el suicidio, “necesitan absolutamente ser hablados”.

Expuso que si bien los menores no van a comunicar todo, hay que ayudarlos a comprender que “cuando se trata de problemas de vida o muerte, deben informar”. También es importante que los padres dejen en claro que su hijo no necesita informarles absolutamente todo.

Para Carrie James, investigadora asociada sénior en el Proyecto Cero de Harvard, es importante que los padres ayuden a los niños a identificar a dos o tres adultos de confianza a los que puedan recurrir, como un maestro, un entrenador, un consejero, incluso si el padre no está en esa lista.

Anónimos o no, lo importante es denunciar

Muchos estados, como Oregón, tienen líneas de información anónimas. Sin embargo, McCarthy cree que es más útil si los niños están dispuestos a presentarse. “Tendemos a obtener mejor información cuando podemos hacer preguntas sobre la situación y consultar si tenemos más preguntas”, explicó.

También informó que en el Equipo de Respuesta de Seguridad y Apoyo para Oregon’s Distrito Escolar Público de Salem-Keizer tienen un programa de “resolución creativa de problemas” para mantener el anonimato de los adolescentes que hacen informes.

Mientras que Alathari dijo que el Servicio Secreto recomienda que los distritos escolares establezcan “un mecanismo centralizado de informes” para que los estudiantes puedan proporcionar información de forma anónima.

Afianzar relaciones seguras

Expertos advierten que los padres deben tener en cuenta que las amenazas y los comportamientos que son obviamente preocupantes para los adultos pueden no ser tan claros para los adolescentes.

“Nuestra investigación muestra que realmente sería un error pensar que los adolescentes siempre pueden, a su vez, interpretar mensajes o publicaciones en línea de manera precisa”, dijo James, coautor con Emily Weinstein, del próximo libro Detrás de sus pantallas: Lo que enfrentan los adolescentes (y lo que faltan los adultos).

“A veces, incluso a menudo, no saben realmente qué es una broma, versus un grito de ayuda, versus una amenaza de violencia real y creíble”, expuso.

La psicóloga clínica Lisa Coyne sugiere que un padre le diga a un niño que podría ver cosas preocupantes en línea: “Quiero que sientas que es seguro para ti venir a mí como tu padre e incluso hacerme preguntas al respecto, y lo resolveremos juntos”, dijo.

Por último, los padres deben generar una relación de confianza con sus hijos en la que los ayuden a evaluar los mensajes perturbadores haciéndoles preguntas como si esas expresiones son parte de un patrón de la persona que publica.

La psicóloga Courtenay McCarthy recomendó que los padres busquen aplicaciones de monitoreo para niños más pequeños y que los niños mayores tomen “lecciones de ciudadanía digital”, como el plan de estudios elaborado por Common Sense Media.

Fuente principal de la noticia: The Washington Post.

últimas noticias


Sucesos

El caso de Hickman's Family Farms

MS-13: "Te unís o te morís"


Política

La representante Tricia Cotham deja el Partido Demócrata para unirse al Republicano


Nacional

En Florida preparan ley contra los periodistas y medios de comunicación