Será necesario modificar el proceso de ampliación del bloque y de toma de decisiones.
Hace ocho años, los manifestantes contra el presidente prorruso de Ucrania, Víktor Yanukóvich, se envolvieron en banderas de la UE mientras corrían hacia las balas de los francotiradores. Hoy en día, los ucranianos se han blindado para enfrentarse a los tanques y cohetes de las fuerzas invasoras de Vladimir Putin. La lucha sigue siendo la misma: preservar tanto la soberanía de Ucrania como su "futuro europeo", la perspectiva de no vivir bajo una cleptocracia autoritaria al estilo de Moscú, sino en una moderna democracia de mercado.
Los líderes de Francia, Alemania e Italia, que irán de visita a Kiev el jueves, debatirán sobre las ambiciones de Ucrania de ingresar en la UE y los 27 líderes de la UE decidirán la próxima semana si dan el primer paso para que Ucrania entre en la senda de la adhesión para concederle el estatus de candidato. Ese camino será largo y la UE tendrá que transformar su funcionamiento para absorber un país tan grande como Ucrania. Sin embargo, los líderes europeos deberían aprobar su candidatura, a condición de que apruebe reformas para reforzar el estado de derecho y frenar la corrupción antes de que se inicien las conversaciones de adhesión. Hacer menos sería un error geopolítico y enviaría una señal muy desafortunada a Kiev y a Moscú.
Los miembros de la UE están divididos. Las debilidades institucionales crónicas de Ucrania dejan al país muy lejos de estar preparado para entrar en la Unión. Otorgar la candidatura ahora, dicen los opositores, crearía falsas expectativas; la lentitud de los avances llevaría entonces a la desilusión en Ucrania y otros miembros aspirantes. La opinión pública, añaden, no está preparada en varios estados de Europa occidental. Además, la saga de las aspiraciones de Ucrania de unirse a la OTAN demuestra que sus aliados no deben hacer promesas que no puedan cumplir.
Por otra parte, cualquier cosa que pareciera dar prioridad a las perspectivas de adhesión de Ucrania sería considerado como un desplante por parte de varias naciones de los Balcanes occidentales que ya son candidatas. Conceder la candidatura a Ucrania haría difícil negársela a Georgia y Moldavia, que tampoco están preparadas. Todos tienen territorio ocupado por tropas rusas.
Son preocupaciones válidas. No obstante, son superadas por los riesgos de negar la condición de candidato. Kiev, y muchos ucranianos, lo tomarían como una prueba de que no se les considera parte de la "familia" europea. Moscú se vería fortalecido por lo que vería como una señal de división e indecisión occidental.
Conceder el estatus de candidato a Kiev, por el contrario, es una afirmación enormemente positiva de la identidad europea de Ucrania y un paso emblemático hacia una mayor integración. Combinado con un reconocimiento similar para Moldavia y Georgia, lo cual debería ocurrir, supondría un impulso para las fuerzas proeuropeas de los tres Estados.
Para Kiev, la recompensa de la adhesión sería un fuerte incentivo para el cambio estructural e institucional. Es cierto que Ucrania ha tenido dificultades para completar las reformas exigidas por los sucesivos programas del FMI. Aún así, ha hecho verdadero progreso en su alineación con las normas de la UE desde que firmó acuerdos políticos y comerciales con el bloque luego del derrocamiento de Yanukóvich en 2014.
La UE también debería comprometerse a reformar su proceso de adhesión, para que las perspectivas de ingreso de Kiev no queden empantanadas como las de algunos Estados ex-yugoslavos y Turquía. El francés Emmanuel Macron propuso una más amplia "comunidad política europea" de vecinos de la UE que compartirían algunos beneficios. Esta idea tiene méritos, pero a los aspirantes les preocupa que sea una treta para mantenerlos afuera indefinidamente. Podría ser preferible permitir a los candidatos a la UE disfrutar de una integración progresivamente más profunda a medida que completen los "capítulos" de la negociación, en lugar de solo ofrecerles la plena adhesión una vez que hayan terminado todos los capítulos.
Ofrecer a Kiev y a otros aspirantes a la UE una perspectiva realista de estrechar lazos y llegar a ser miembros debería formar parte de la respuesta al ataque de Rusia a Ucrania. Algunos líderes han llamado a esto el momento de Europa. Deberían aprovecharlo.
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