Las predicciones sombrías de un aterrizaje brusco no han tomado en cuenta los cambios en el sector privado y el mercado laboral.
La economía estadounidense se está desacelerando. La principal discusión entre los economistas es si nos espera un aterrizaje suave o uno brusco, y la perspectiva pesimista ha dominado los titulares.
Pero aunque está claro que nos espera un periodo difícil, también hay razones para creer que la economía estadounidense está preparada para un nuevo periodo de expansión en los años siguientes. La mayoría de los observadores tienden a comparar los retos económicos actuales con recesiones pasadas. Pero la economía estadounidense funciona hoy de forma diferente a como lo hacía hace 40, o incluso 14, años.
Para empezar, el sector privado se ha vuelto más innovador, hábil y proactivo en la manera de enfrentar el cambio y la incertidumbre. Consideremos a marzo de 2020, cuando la pandemia provocó un cierre casi total del comercio mundial. Gracias a los datos, las herramientas y las estrategias con las cuales ahora cuentan los líderes empresariales, en lugar del Armagedón económico, nos embarcamos en un periodo de sólido crecimiento (la política gubernamental, por supuesto, desempeñó un papel esencial en este caso).
Los ejecutivos se apresuraron a adaptar las prácticas empresariales para continuar con las operaciones. Se reforzaron los balances, se habilitó el trabajo a distancia y se adoptaron nuevas tecnologías. En las empresas más ágiles, se aumentó la inversión de capital para impulsar el posicionamiento competitivo.
El mercado laboral estadounidense también está en mejores condiciones hoy en día que al inicio de las anteriores recesiones. Las sólidas cifras de empleo de junio lo ponen de manifiesto. Es cierto que los casos en los cuales no se esté contratando nuevos empleados, sumado a despidos ya anunciados, supondrán un sufrimiento económico para muchos. Pero a la vez, hoy es más fácil y rápido encontrar nuevas oportunidades de empleo gracias a opciones flexibles de trabajo desde casa. Según un estudio del grupo inmobiliario CBRE publicado el año pasado, casi el 90 por ciento de los principales empleadores de Estados Unidos tienen previsto seguir ofreciendo políticas de trabajo híbrido en el futuro.
La economía actual también es más dinámica y emprendedora. Es cierto que las valoraciones en tecnología han bajado, debido a que hoy en día se analizan de forma más racional. Pero en los cinco años que finalizaron en 2021, la formación de nuevas empresas fue un tercio más alta que en el período de cinco años anterior.
Y hemos aprendido en la década transcurrida a partir de la recesión posterior a la crisis financiera que los modelos económicos no toman en cuenta factores intangibles, como la voluntad de una empresa de seguir invirtiendo en capital estratégico durante una desaceleración económica. Cuando las empresas informaron de las ganancias del segundo trimestre de este año, muchos directores ejecutivos adoptaron una medida proactiva de ajuste de los gastos operativos, pero continuaron con altos niveles de inversión de capital. Saben que, de lo contrario, el crecimiento a largo plazo se vería afectado.
Por último, las perspectivas de la economía se ven favorecidas por la política gubernamental. El plan bipartidista de infraestructuras invertirá más de $100 millardos en infraestructuras en cada uno de los próximos cinco años. La histórica Ley de Reducción de la Inflación, aprobada por escaso margen el pasado fin de semana, contribuirá a aliviar la presión inflacionaria. El sistema bancario estadounidense es estable y sólido. A raíz de las continuas crisis de suministro, los fabricantes están girando hacia la producción local y la duplicación de las cadenas de suministro. Y aunque las tasas de interés están subiendo, parten de un nivel históricamente bajo de 0,25 por ciento, lo cual es un 95 por ciento más bajo que la tasa promedio desde la cual comenzaron los cuatro ciclos anteriores de aumentos de las tasas por parte de la Reserva Federal.
No cabe duda de que existen riesgos, desde la inestabilidad geopolítica hasta el aumento de la polarización, que podrían impedir la eficacia del gobierno y, a su vez, perjudicar la confianza de las empresas. Pero Estados Unidos está mejor posicionado para el crecimiento de lo que el debate económico actual reconoce. Si miramos más allá de las nubosidad económica en el horizonte cercano, y tenemos en cuenta la agilidad del sector privado, la evolución y mejora de los mercados laborales, la cultura de innovación y el espíritu empresarial, el pronóstico a largo plazo incluso puede ser soleado.
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