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Aumentan esperanzas Demócratas para las intermedias aun frente al aumento de gasto del GOP

El senador Raphael G. Warnock (D-GA), conversando con la prensa en el Capitolio, se medirá en noviembre contra la exestrella deportiva Herschel Walker. FOTO: Washington Post por Jabin Botsford.

Con la temporada de primarias cerca de su final, entra en escena una tensa campaña por el control del Congreso en noviembre.

Ante los precios de la gasolina en Nevada cercanos a los $5 el galón y el índice de aprobación del presidente Joe Biden en el estado de 33 por ciento, la senadora Catherine Cortez Masto recurrió a un enorme bombardeo publicitario este verano para mantener su ventaja, presentándose sin descanso ante los votantes y atacando a su oponente Republicano, Adam Laxalt, por sus lazos a las grandes petroleras.

Es un truco que los Demócratas del Senado han estado utilizando en todo el país, incluso antes de los recientes triunfos legislativos en Washington que probablemente les darán más logros sobre los que hacer campaña.  En un estado tras otro, los Demócratas han aprovechado sus enormes ventajas financieras para definir a sus oponentes Republicanos ante los votantes, a pesar de la poca popularidad del presidente y de los históricos vientos en contra que sufre la economía.

Pero los estrategas de ambos partidos esperan que la dinámica cambie ahora que las campañas de las primarias prácticamente han concluido, mientras los Republicanos intentan recuperarse de las brutales luchas internas del partido y empiezan a cerrar la brecha en el gasto. Todos esperan una cerrada carrera de otoño en la cual se disputará el destino de un Senado 50-50 y la posibilidad de que los Republicanos sean una nueva mayoría gobernante en la Cámara de Representantes.

Se espera que Laxalt, un ex fiscal general del estado cuyo partido hasta ahora ha sido superado en gastos por casi 3 a 1 en publicidad televisiva y radiofónica, reduzca esa ventaja a 2 a 1 en los últimos meses de la campaña, según los datos Republicanos sobre reservas y gastos revisados por el Washington Post.

"No importa cuántos anuncios deshonestos haga, la senadora Masto no puede comprar los corazones y las mentes de los votantes de Nevada que tienen dificultades debido a la economía que ella destrozó", dijo Laxalt en un comunicado el martes.

La afirmación se produce después de un comienzo Republicano sorprendentemente turbulento. Los Demócratas se han beneficiado de las profundas cicatrices de las primarias Republicanas, del desempeño desigual de los candidatos, de la escasa recaudación de fondos y de un reciente estallido de entusiasmo de los donantes y votantes Demócratas después de que el Tribunal Supremo anulara el derecho constitucional al aborto.

Los promedios de las encuestas públicas y las cifras internas de ambos partidos sugieren que los Demócratas llevan una ligera ventaja o están efectivamente empatados en casi todas las contiendas por los cargos en el Senado.  La marcada excepción es Pensilvania, donde el vicegobernador Demócrata John Fetterman ha tomado una clara ventaja sobre el famoso médico Mehmet Oz.  Las elecciones primarias del martes en Wisconsin fueron otro punto de inflexión para el Senado, con la victoria del senador Republicano Ron Johnson y del vicegobernador Demócrata Mandela Barnes.

Los precios de la gasolina han bajado desde su punto máximo, las cifras de empleo han superado las expectativas, los temores por el Covid están disminuyendo y los Demócratas están a punto de romper un estancamiento intrapartidario en la legislación para reducir el gasto federal en medicamentos recetados y responder mejor al cambio climático. Los promedios de las encuestas también muestran que los Demócratas recuperan la paridad en la pregunta sobre cual partido quieren apoyar los votantes en las elecciones al Congreso, luego de haber perdido la ventaja el pasado noviembre en medio del aumento de las infecciones por coronavirus.

Pero la dinámica subyacente de las elecciones intermedias se mantiene, con una recesión que aún se vislumbra como una posibilidad, un mercado bursátil inquieto y un crecimiento continuo de la inflación que la Reserva Federal ha dicho que seguirá tratando con tasas de interés cada vez más altas.  El partido del presidente en funciones ha perdido escaños en la Cámara de Representantes en todas las elecciones de medio período desde 2002, cuando el presidente George W. Bush movilizó al país tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.

Sin embargo, las contiendas por escaños en el Senado son históricamente menos dependientes del entorno nacional, y a menudo se desarrollan como disputas de personalidad entre candidatos que pueden gastar significativamente en publicidad en sus estados.  En las elecciones de 2018, cuando los Republicanos sufrieron una derrota en la Cámara de Representantes, obtuvieron dos escaños en el Senado.

Los temores del Partido Republicano de que los Demócratas puedan ser los que cambien las tendencias este año se basan en parte en el mapa competitivo, que se está disputando en gran parte en estados con incumbentes Demócratas bien financiados y rivales Republicanos relativamente inexpertos. Los candidatos Republicanos al Senado en Arizona, Pensilvania, Georgia y Ohio se enfrentan por primera vez a políticos Demócratas más experimentados, con antecedentes que ya han sido examinados por los votantes.

Cada uno de esos candidatos Republicanos ganó unas primarias disputadas con la ayuda del expresidente Donald Trump, que sigue asomándose a la contienda y ha amenazado en privado con declarar este otoño que se postulará a presidente en 2024, lo que posiblemente perturbe aún más las campañas.  La orden de allanamiento ejecutada en su casa de Mar-a-Lago, como parte de una investigación sobre el manejo inadecuado de documentos federales, tiene el potencial de elevar aún más la participación Republicana en noviembre.

Pero la preferencia de Trump por los recién llegados a la política los ha abierto a un aluvión de prensa negativa en las últimas semanas: Herschel Walker, en Georgia, por su pasado violento y sus actuaciones públicas a menudo vagas; Oz, en Pensilvania, por vivir hasta hace poco en Nueva Jersey; J.D. Vance, en Ohio, por sus polémicos comentarios, entre los que se incluyen las desventajas del divorcio incluso en los matrimonios violentos; y Blake Masters, en Arizona, por sus escritos extremistas sobre la universidad y su reciente apoyo a la privatización de la Seguridad Social.

El candidato Republicano al senado por Arizona, Blake Masters, hablando con una votante durante el proceso de las primarias. FOTO: Washington Post por Caitlin O'Hara.

La disparidad en el gasto publicitario también ha sido notable. En New Hampshire, los Demócratas gozan de una ventaja de 2 a 1 en el gasto total en publicidad y en las reservas realizadas hasta el momento. En Arizona, la campaña del senador Demócrata Mark Kelly terminó en junio habiendo gastado casi nueve veces más que la campaña de Masters, que aguantó $9 millones en publicidad negativa durante las primarias del Partido Republicano, según los registros federales y el seguimiento de anuncios. Kelly declaró $25 millones en el banco, frente a los $1,5 millones de Masters.

La misma dinámica se ha desarrollado en Ohio, donde el representante Demócrata Tim Ryan ha gastado $18 millones en su campaña para el Senado hasta finales de junio, en comparación con los $3 millones de Vance, quien fue fuertemente golpeado en las primarias por sus rivales Republicanos. En Georgia, donde el senador Demócrata Raphael G. Warnock ha gastado hasta ahora más de cinco veces lo que Walker en publicidad, los Republicanos han reservado $49 millones para el resto del ciclo senatorial, frente a los $68 millones de los Demócratas.

En Pensilvania -donde Oz enfrentó cerca de $20 millones en publicidad política negativa durante las primarias, mientras que Fetterman apenas sufrió un rasguño- los Republicanos esperan en otorño luchar en el ámbito de las noticias con algo más cercano a la paridad. Los Demócratas del Senado han reservado unos $41 millones y los Republicanos $33 millones.

En todas esas carreras, las reservas de televisión y radio muestran que el gasto Republicano aumenta en proporción al gasto Demócrata en los últimos meses de la campaña.

"Los titulares Demócratas han apoyado a Joe Biden y su desastrosa agenda el cien por ciento de las veces, y los aspirantes Demócratas han abrazado posiciones radicales", dijo el portavoz del Comité Nacional Republicano del Senado, Chris Hartline, sobre el mensaje de su partido contra Biden y las políticas Demócratas. "Los votantes estarán escuchando mucho más al respecto muy pronto".

Los Republicanos siguen pareciendo bien situados para recuperar el control de la Cámara de Representantes, dada la tendencia de esas contiendas a seguir el estado de ánimo nacional, aunque incluso ahí los Demócratas se han vuelto más optimistas.

"Lo que está claro es que nos han descartado y ahora volvemos", dijo el representante Sean Patrick Maloney (D-NY), presidente del Comité Demócrata de Campaña del Congreso, en una entrevista con el Post. "Lo que se ve es que los Republicanos tienen los huevos en una sola cesta: dan por sentado que las cosas serán terribles. Pero la mala noticia para la multitud MAGA es que nuestro país está mejorando."

Los Demócratas no ocultan sus planes de definir aún más a los candidatos el próximo mes, algo que harán sacando a relucir otros episodios de su pasado.

"Siento que cualquier candidato Republicano al cual nos enfrentamos tiene una historia que se puede diseminar en los medios de comunicación", dijo JB Poersch, el director de Senate Majority PAC, refiriéndose a los esfuerzos de su partido para investigar y compartir las historias de sus oponentes. "Muchas cosas han salido a la luz. Pero algunas no".

En un crudo ejemplo, un anuncio publicado esta semana por el Republican Accountability Project, un grupo que critica a algunos candidatos Republicanos, mostró imágenes de la ex mujer de Walker en las cuales éste le apuntaba con una pistola a la cabeza y la amenazaba con "volarle los sesos".

"La dinámica clave, especialmente en las elecciones del Senado, es una economía que posiciona este ciclo electoral como uno de los más favorables de la historia para los Republicanos, pero con un grupo de candidatos que están teniendo problemas para dar la pelea", dijo un estratega Republicano del Senado que habló bajo la condición de anonimato. "En este momento, he moderado mi entusiasmo".

No obstante, los Demócratas esperan que los sondeos sean más precisos en los próximos meses, a medida que los votantes vayan sintonizando con las elecciones y el gasto se acerque a la paridad.

"Anticipamos que cada una de nuestras contiendas será extremadamente reñida", dijo el director de comunicaciones del Comité Demócrata de Campaña Senatorial, David Bergstein. "Los Demócratas necesitaremos más recursos para combatir la próxima ola de gastos del GOP y definir a nuestros oponentes".

En Nevada, Cortez Masto se adelantó a Laxalt, quien ha tenido problemas para recaudar dinero al mismo ritmo. Su campaña ya ha gastado más en anuncios que los $7,1 millones que Laxalt ha reservado para todo el ciclo, y las reservas indican que piensa gastar al menos $21 millones en total.

Pero dentro de poco, Laxalt recibirá una ayuda de más de $16 millones proveniente del Fondo de Liderazgo del Senado, un grupo que apoya a los Republicanos, según los informes.  El dinero de los candidatos llega más lejos utilizando la publicidad televisiva que el gasto de los grupos externos, porque la ley federal obliga a las emisoras a cobrar tarifas más bajas a los políticos.

A pesar de la falta de coincidencia de los presupuestos, los Republicanos siguen siendo optimistas en cuanto a la posibilidad de ganar Nevada, ya que varios estrategas consideran que de los escaños que se disputan con incumbentes Demócratas, éste es el que tienen más probabilidades de ganar.

"Si quieres ver una carrera en la cual el gasto Demócrata debería hacer saltar las alarmas es Nevada. Cortez Masto ha estado invirtiendo inmensas cantidades allí y no va a llegar a ninguna parte", dijo Steven Law, el director del Fondo de Liderazgo del Senado. "Era una contienda dentro del margen de error cuando no gastaba. Y ahora sigue estando dentro del margen de error".

Washington Post - Michael Scherer y Annie Linskey

Lea el artículo original aquí.

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