Me lleno de orgullo cuando pienso en los votantes de Kansas, quienes acaban de derrotar a los extremistas que querían reescribir la constitución de nuestro estado. Para mí, esto significa que ya no vivimos en el Kansas de hace 20 años: el Kansas de Kris Kobach. Es una prueba de que cuando nos escuchamos unos a otros y nos organizamos, podemos ganar con nuestros valores más profundos.
Crecí en Wichita, después de haber cruzado la frontera a los 12 años siendo una niña salvadoreña. Fui fiel a mi iglesia, me casé y empezé a crear mi familia. Hasta el día de hoy, mis hijas viven en Kansas y recientemente volví, después de liderar la lucha por los derechos de los inmigrantes en todo el país, para continuar construyendo poder en mi estado.
Cuando mis hijas eran jóvenes, deseaba una oportunidad para hacer más por mi comunidad fuera de nuestra iglesia. Mis vecinos eran inmigrantes, personas de bajos ingresos y negros que todos aspiraban a lo mismo: construir una buena vida en Kansas para sus familias, ganar un salario decente y tener acceso a las necesidades básicas, como acceso a la atención médica y tiempo libre pagado, si se encontraran enfermos.
Así fue que comencé en la organización comunitaria. Encontré un grupo local, Sunflower Community Action, donde aprendí rápidamente que la mayoría de las personas solo quieren ser escuchadas. Quieren que alguien los escucha y comparta su esperanza de que se puede lograr un mundo más justo.
A la mayoría de las personas, no les importan las etiquetas: republicano o demócrata, conservador o progresista. La gente se preocupa por los valores. ¿Puedo pagar mi alquiler? ¿Puedo ver a un médico y comprar los medicamentos que necesito? ¿Cómo afecta el cambio climático a nuestros cultivos y nuestros trabajos?
Con Sunflower, visité a todos los rincones de Kansas, conociendo gente de todos los ámbitos de la vida en áreas rurales y urbanas. Luchamos para mejorar las vidas de los que trabajan. Uno de los enfoques de nuestro trabajo fue proteger a nuestras comunidades contra los ataques a las comunidades negras e inmigrantes liderados por Kobach, quien era entonces Secretario de Estado.
Kobach ha pasado su carrera como un arquitecto del odio. En Kansas redactó, promovió y defendió algunas de las leyes más ofensivas y antiinmigrantes del país. Hostigó a los inmigrantes, dio información incorrecta a los votantes hispanos, los eliminó de las listas de registro y promovió leyes de prueba de ciudadanía. Luego trató de desmantelar los sistemas de inmigración y asilo en todo el país. Veinte años después, todavía sentimos los efectos de este odioso trabajo.
Para enfrentar esto, en Sunflower reunimos a vecinos a través del estado en torno a valores de solidaridad. Y al final de nuestros esfuerzos, la gente de Kansas dijo “No” a la odiosa agenda de Kobach. Y aunque Kobach le costó a los contribuyentes de Kansas millones de dólares en honorarios legales, fue derrotado cuando las leyes que apoyaba fueron anuladas por varios tribunales.
Ahora Kobach quiere regresar como el candidato del Partido Republicano para Fiscal General. Pero sé que la gente de Kansas, una vez más, rechazará su agenda de odio. Porque el Kansas de hoy no es el Kansas de hace 20 años. Ya no es el Kansas de Kris Kobach.
Superando todos los obstáculos, grupos de base como Sunflower Community Action y grupos nacionales como People's Action, del cual ahora soy la directora, organizan en las mismas comunidades rurales y de bajos ingresos que Kobach intenta dividir. Escuchamos a la gente, a través de nuestros programas de sondeo profundo, y dedicamos tiempo a aprender cuáles son sus problemas centrales. Este otoño, lanzaremos nuestro Avivamiento, un reencuentro con la tarea fundamental de todo organizador: ir al encuentro de las personas donde están, sin hacer suposiciones.
La organización comunitaria si funciona, porque nos conecta con nuestros valores más profundos: valores de la solidaridad. Y nuestras últimas elecciones primarias demuestran que cuando nos escuchamos unos a otros y nos organizamos, podemos ganar con estos valores.
Los votantes de Kansas detuvieron abrumadoramente los ataques de los extremistas a nuestras opciones reproductivas. Y detendrán a Kobach, porque no permitirán que el vuelva a intentar quitarnos nuestros derechos. Ya no es su Kansas: es nuestro.