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La fallida movilización de Vladimir Putin genera críticas y reclamos en Rusia

Jóvenes rusos se despiden de sus familiares antes de embarcar hacia campos militares donde serán entrenados para apoyar el esfuerzo bélico contra Ucrania. FOTO: EFE/EPA/YURI KOCHETKOV.

Las fallas de los funcionarios se han hecho evidentes a medida que se prolonga la guerra en Ucrania.

En Daguestán, una región rusa, pobre, del norte del Cáucaso, que ha sido testigo de algunas de las mayores protestas contra la campaña de movilización de Vladimir Putin, el gobernador Sergei Melikhov sabía a quién culpar por el exceso de entusiasmo de los oficiales de reclutamiento locales.

"¿Acaso son unos malditos imbéciles?", preguntó Melikhov en una reunión gubernamental televisada, al reaccionar a un video en el que se veía una furgoneta de la policía que circulaba por las ciudades dando un mensaje que ordenaba a todos los hombres presentarse en la oficina de reclutamiento obligatorio.

En Jabárovsk, en el extremo oriental de Rusia, el gobernador destituyó esta semana al oficial de reclutamiento obligatorio local después de enviar a la mitad de los convocados de vuelta a casa cuando se supo que los habían seleccionado por error.

La decisión de Putin de apuntalar a las fuerzas rusas en dificultades ubicadas en Ucrania ha resultado ser tan mal vista que, desde que se anunció la medida hace dos semanas, han huido a la vecina Kazajistán tantas personas como las que se han alistado en el ejército, y se ha informado de que unas 200.000 ya se exiliaron.

La reacción ha forzado al Kremlin a buscar chivos expiatorios para que se culpe a Putin y su guerra. Al hacerlo, los funcionarios y los comentaristas de la televisión estatal se han visto obligados a sacar a la luz un sistema cuyas fallas se han hecho evidentes al tiempo que se tambalea la invasión rusa luego de siete meses.

"La derrota rusa en Járkov y Limán, junto con la incapacidad del Kremlin para llevar a cabo una movilización parcial de manera eficaz y justa, están cambiando fundamentalmente el espacio informativo ruso", escribió el Instituto para el Estudio de la Guerra en Washington en un informe.

Menos de una semana después de que Putin proclamara cuatro territorios del sureste de Ucrania como parte de Rusia, el ejército ruso perdió terreno en dos frentes, cediendo territorios que el presidente afirmaba que eran ahora de Rusia y que había prometido defender a toda costa.

En medio de los informes de que se había convocado a combatir a varias personas por error, Putin se vio obligado a reconocer la discrepancia y a prometer que enviarían a casa a las personas que movilizaron por error.

Los partidarios del Kremlin se han visto obligados a admitir las deficiencias del intento de guerra en medio de los informes sobre las sombrías condiciones que esperan a los reclutas, a algunos de los cuales se les indicó que debían pagar su propio equipo, según los informes de los medios de comunicación rusos independientes.

"Nuestros ciudadanos piden ayuda a gritos y no entienden por qué hay tanta irresponsabilidad y negligencia", declaró Sergei Mironov, líder de un partido de la oposición controlado por el Kremlin, en una audiencia celebrada el lunes en la Duma.

"Es una vergüenza que todos tengan que hacer una colecta para la gente movilizada. ¿Por qué el mejor país del mundo no puede suministrarles lo que necesitan? Ni siquiera estoy hablando de chalecos antibalas y cascos, sino que deberíamos poder conseguirles abrigos de invierno decentes", afirmó.

El creciente desprecio de la opinión pública, por ahora dirigido en gran medida a los funcionarios de bajo y medio rango encargados de poner en práctica los planes de Putin y no al propio presidente, es el más significativo desde que Rusia prohibió efectivamente las críticas a la guerra al declarar como ilegal "desacreditar a las fuerzas armadas" en marzo.

Ahora, a medida que llegan más malas noticias para Rusia desde Ucrania y el frente interno, "las arañas dentro del frasco cerrado ya empezaron a trabajar para encontrar al culpable", escribió en Twitter Mykhailo Podolyak, asesor del presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy. "Alguno no sobrevivirá".

Con la anexión, que se formalizó en una ceremonia en el Kremlin la semana pasada, Putin trató de reavivar la euforia que supuso su toma de la península ucraniana de Crimea en 2014.

En un concierto que se llevó a cabo el viernes en la Plaza Roja ante un público conformado por estudiantes y empleados estatales a quienes se los llevó en autobús para la ocasión, los artistas instaron a los rusos a dar marcha atrás a una "guerra santa" en Ucrania antes de que Putin declarara que las cuatro regiones se habían reunido "con su patria histórica".

Sin embargo, las victorias ucranianas en el campo de batalla han minado el ambiente de celebración. Alexander Kots, corresponsal de guerra del tabloide pro-Kremlin Moskovsky Komsomolets, publicó el martes un video en el cual un soldado ruso que se hace llamar Cannibal se quejaba de que su unidad se había reducido a solo siete hombres, en comparación con los 23 que tenía unas semanas antes.

"Ahora estamos retrocediendo y estamos molestos por ello, tenemos que pasar al ataque. Les estamos esperando, vengan a apoyarnos", expresó Caníbal.

Al parecer, la situación en el frente es tan grave que Alexander Zhilin, un coronel retirado del ejército, escribió un ensayo para uno de los canales más populares de la aplicación de redes sociales Telegram en la que se lamentaba que "los maestros de la construcción estratégica" habían llevado a Rusia a una trampa, engañándola de alguna manera para que se anexionara Crimea y comenzara la guerra, todo ello con un final desastroso.

"No hay manera de salir de esta ratonera. El Kremlin parece haberse dado cuenta ya de ello. Por eso insisten en invitar a Kiev a negociar", escribió Zhilin.

Evgeny Poddubny, corresponsal de guerra estrella de un canal de televisión estatal, afirmó que Rusia no podrá resistir los avances de Ucrania hasta que las reservas movilizadas se unan al frente. "Por ahora solo va a empeorar", escribió Poddubny en Telegram. "Tendremos que recuperar nuestros territorios".

Sin embargo, el intento de movilización solo ha puesto de manifiesto las deficiencias del Estado ruso, y ha obligado al Kremlin a calmar a la opinión pública. El 69 por ciento de los rusos están "preocupados", casi el doble que dos semanas antes, según una encuesta realizada a fines de septiembre por la compañía de sondeos FOM, que está vinculada al Kremlin.

"Si se comete un error, repito, hay que corregirlo", ordenó Putin a su consejo de seguridad. “Es imperativo regresar a sus casas a quienes fueron llamados a filas sin una razón adecuada".

Margarita Simonyan, editora de la cadena de noticias RT, financiada por el Kremlin, ha publicado regularmente historias de rusos a los que, según ella, se los llamó a las filas a pesar de que no cumplían los criterios para el reclutamiento.

Eso contribuyó a crear la impresión de que el Estado estaba respondiendo a la opinión popular: Simonyan celebró como la creación de una "verdadera sociedad civil" en Rusia el hecho de que Putin haya reconocido sus errores.

Pero los continuos avances de Ucrania han puesto en peligro esas pequeñas victorias. "Todo lo que pido, camaradas generales, es que no avergüencen nuestro himno, nuestra fe, nuestra desesperación por mantener a estas personas y territorios con nosotros, y volver a la normalidad como una Rusia aún más grande", expresó en la televisión estatal.

Max Sedon

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