Los sistemas del Reino Unido y de Estados Unidos distorsionan nuestra comprensión de las cuestiones sociales más importantes para la población.
El 23 de junio de 2016, el Reino Unido votó a favor de salir de la UE teniendo un resultado del 52 por ciento a favor frente al 48 por ciento en contra, dos números que pocos en cada bando de la cuestión olvidarán. El resultado fue un golpe duro para los partidarios de la permanencia, pero podría haber sido peor. Si se hubieran emitido los mismos votos con el sistema de mayoría simple, la campaña a favor de "Salir" habría ganado por un amplio margen, superando a la de "Permanecer" en más de 400 de las 650 circunscripciones parlamentarias del Reino Unido, ganando por un 64 por ciento frente al 36 por ciento.
A pesar de lo absurdo de un mecanismo que permite que el 52 por ciento de los votos pueda traducirse en el 64 por ciento del botín, Gran Bretaña sigue aferrada a este sistema electoral que genera distorsiones. Según un nuevo análisis del grupo de expertos de centroderecha Onward, las consecuencias se dejan sentir mucho más allá de las elecciones.
Por ejemplo, los británicos se han vuelto más liberales con respecto a la inmigración en los últimos tiempos, ya que la mitad de la población adulta dice ahora que los inmigrantes enriquecen la sociedad, frente al 35 por ciento de 2014. Sin embargo, este mes la canciller en la sombra del Partido Laborista Rachel Reeves, criticó a la ministra del Interior conservadora por no deportar a las personas que buscaban asilo y que han sido rechazadas.
¿Por qué el partido laborista acosaría a los tories en materia de inmigración? Porque la sesgada geografía electoral británica, en la cual los progresistas se agrupan en super mayorías altamente ineficientes en las ciudades, mientras que los conservadores se reparten más uniformemente, significa que el 75 por ciento de las circunscripciones son ahora mayoritariamente escépticas frente a la inmigración, a pesar de que el electorado general se divide casi 50-50. Los ciudadanos han avanzado, pero los incentivos políticos británicos frenan el progreso.
En las elecciones generales de 2019 en el Reino Unido, se emitieron 22 millones de votos para candidatos que no fueron elegidos, o para los que ya habían ganado fácilmente. Solo el 30 por ciento de los votos fueron decisivos para el resultado. El sistema de mayoría simple puede ser bastante caprichoso, y la derecha británica también se ha perjudicado con algunos tratos injustos en los últimos años. Esto no hace más que subrayar la necesidad urgente de una reforma. Una democracia en la que la mayoría de los votos no tiene impacto y la mayoría de las voces no hace ruido no es una verdadera democracia. Al otro lado del Atlántico, podría decirse que la situación es aún peor, ya que la desigualdad política está integrada en las normas. En las elecciones intermedias de Estados Unidos del próximo mes, los 22 millones de votantes registrados de California y los 600.000 de Dakota del Norte elegirán a senadores igualmente poderosos. Esto hace que cada voto californiano valga 37 veces menos que uno de Dakota del Norte.
La tendencia que desde hace tiempo tiene el Senado hacia los estados más rurales, poco poblados y conservadores sigue empeorando. En 2020, el resultado fue que los votos de los estadounidenses de raza negra valían un 30 por ciento menos que los de los blancos, y los de los hispanos un 60 por ciento menos. Al igual que en el Reino Unido, esto inclina la balanza hacia los grandes temas sociales. Por ejemplo, el control de las armas, con respecto al cual la opinión pública estadounidense se encuentra en un punto muerto sobre si el control del acceso a las armas de fuego es más importante que la protección de los derechos a portar armas. La generosa ponderación del Senado hacia los conservadores convierte un empate en la opinión pública agregada en una proporción de 34 a 16 estados a favor de la protección de los derechos a portar armas.
A Gran Bretaña y a Estados Unidos les gusta verse como los abanderados de la democracia liberal, pero, a tenor de las pruebas presentadas, aún queda camino por recorrer.
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