El estrés podría ser contagioso, según un estudio realizado en 2010 por Tony W. Buchanan, neurocientífico y profesor de la Universidad de Sant Louis.
Buchanan midió la respuesta de personas que simplemente observaban estrés en otros y descubrió que los niveles de cortisol aumentaban a través de un fenómeno conocido como contagio del estrés: la propagación del estrés de persona a persona como un virus.
Tomando como referencia este estudio, investigadores buscan comprobar si el contagio es algo que se observa en el reino animal. Los científicos quieren conocer si el estrés puede pasar por canales diferentes a graznidos, chillidos o pelos de punta.
Contexto. En 2014, el neurocientífico Jaideep Bains comenzó a investigar en su laboratorio de la Universidad de Calgary cómo el estrés pasa de individuo a individuo en los ratones y halló que un roedor estresado emite una feromona por sus glándulas anales.
- Bains descubrió que las conexiones neuronales de un ratón que huele las feromonas del estrés de otro roedor cambiaban para ser idénticas a las del ratón que experimentó primero el estresor.
- Así que el cerebro de un ratón que olió a un ratón estresado parece que también sintió un estrés.
- Esta investigación acerca del contagio de estrés ya está afectando a las crías de animales, se ha comprobado que los terneros se recuperan más rápido después del descuerne si se les permite volver a su grupo social.
- En otro caso se demostró que los polluelos se benefician de estar cerca de su madre gallina después de experimentar un leve factor de estrés.
¿Qué dicen? “Por ahora solo estamos dando los primeros pasos, intentando entender lo importante que es la transmisión del estrés. Pero con más estudio y descubrimiento, podremos afinar realmente cualquier acción que mejore el bienestar de los animales en cautividad y en la naturaleza”, expresó Hanja Brandl, de la Universidad de Constanza, Alemania, que está estudiando la transmisión del estrés en las aves pintadas de Kenia.
- El descubrimiento de Bains con los ratones también tiene implicaciones para los humanos. Al igual que los roedores, sentimos la ansiedad de los demás.
- Este podría servir de base para el tratamiento de los animales y arrojar luz sobre la naturaleza del estrés en los seres humanos.
- “Pensamos en nosotros mismos (los seres humanos) como individuos que tienen sus propias experiencias. Y no en cómo las experiencias de los demás y lo que están pasando también pueden moldearnos”, expresó Bains.
Fuente principal de la noticia: The Washington Post.