Miles de partidarios radicales de la extrema derecha de Brasil y del expresidente Jair Bolsonaro interrumpieron y destrozaron las oficinas del edificio presidencial este domingo.
El objetivo del asalto fue pedir una intervención militar para sacar del poder a Luiz Inácio Lula da Silva, quien tomó posesión hace una semana.
Los manifestantes comenzaron su asalto desde el Cuartel General del Ejército hasta llegar al centro de las sedes de la presidencia en el palacio de Planalto, el poder legislativo y el poder judicial.
A las 5:00 pm hora local, la policía recuperó el control del Tribunal Supremo. Sin embargo, los manifestantes seguían en las Cámaras del Congreso y en la sede presidencial.
Luego del asalto Lula Da Silva expresó desde Sao Pablo que los “vándalos fascistas” que invadieron estas instituciones de poder serán “encontrados” y “castigados”.
Además, el presidente decretó intervención federal en Brasilia, la capital del país. “Este absurdo intento de imponer la voluntad por la fuerza no prevalecerá. El Gobierno del Distrito Federal asegura que habrá refuerzos. Y las fuerzas a nuestra disposición están trabajando. Estoy en la sede del Ministerio de Justicia”, tuiteó Flávio Dino, ministro de Justicia.
Las escenas evocaron la insurrección registrada el 6 de enero de 2021 en el Capitolio de los Estados Unidos por parte de los adeptos al presidente Donald Trump. Con la diferencia que el Congreso brasileño no estaba en sesión ya que iniciarán actividades en febrero.
Bolsonaro no se encuentra en Brasil, está en Estados Unidos, específicamente en Orlando, Florida, lugar que escogió como refugio dos días antes de la toma de mando de Lula Da Silva para no entregarle la banda presidencial.






