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¿Podrá Hakeem Jeffries arrear al rebaño felino demócrata?

No está claro que Hakeem Jeffries pueda domar al Escuadrón o ala progresista del partido Demócrata para mantener la unidad y línea partidista frente al liderazgo republicano. FOTO: Mark Peterson - The New York Times.

En opinión de Ross Barkan, vía The New York Times, Hakeem Jeffries no es Nancy Pelosi y su relativa inexperiencia podría dificultarle mantener un perfil moderado

Tras 15 largas votaciones Kevin McCarthy finalmente resultó electo como orador de la Cámara de Representantes, y si su camino al frente de una mayoría republicana escasa e ideológicamente inestable es un indicio, el caos será visible durante los próximos dos años.

Esto ha proporcionado a los demócratas, que se encuentran fuertemente unidos en torno a su nuevo líder Hakeem Jeffries de Nueva York, cierto grado de satisfacción y ha colocado a Jeffries en una posición de fortaleza.

Su coalición estará unida contra McCarthy en la lucha por elevar el límite de la deuda y financiar el gobierno. Con los demócratas fuera de la mayoría, desaparecerán las divisiones ideológicas de la izquierda.

Sin embargo, Jeffries, el primer líder negro de una camarilla del partido, es relativamente inexperto. La camaradería de la cual disfrutan hoy los demócratas puede estar en peligro tanto ante la amenaza que supone una derecha extremista que toma al gobierno como rehén, como por lo que el ala progresista haya aprendido de los enfrentamientos de la Camarilla de la Libertad republicana ante el nuevo orador de la Cámara.

Los demócratas no controlarán ningún comité, pero Jeffries tendrá que tomar grandes decisiones sobre qué demócratas ocuparán cuáles cargos. Tendrá que sopesar la mejor manera de aplacar a las distintas facciones de la conferencia demócrata. Las presidencias no están en juego, pero el proceso determinará a quién decide enaltecer Jeffries.

El llamado “Escuadrón” y sus aliados acechan. En una reciente transmisión por Instagram, Alexandria Ocasio-Cortez explicó que estaba evaluando las tácticas que la extrema derecha emplea. "No voy a mentir, algunos de los puntos que se plantean —quiero decir que muchos de ellos son malos, la mayoría son malos— pero en algunos, en realidad, hay algo de terreno común", señaló. "Como, por ejemplo, democratizar las normas de la Cámara y romper esa concentración de poder tan arraigada en un puñado de líderes de ambos partidos".

La prolongada hostilidad de Jeffries hacia el flanco izquierdo del partido podría verse pronto agudizada. Nancy Pelosi pasó de ser una liberal acérrima que en su día apoyó la nacionalización de la atención médica a una líder del Partido más calculadora y de centroizquierda. Jeffries probablemente tendrá que migrar a la izquierda si espera gestionar con éxito una camarilla que está destinada a ser más revuelta.

Ocasio-Cortez, Ilhan Omar, Rashida Tlaib, Cori Bush, Ayanna Pressley y Jamaal Bowman – integrantes principales del Escuadrón - nunca estuvieron cerca de poner en serio peligro la presidencia de Pelosi. No hay duda de que los republicanos de derecha bajo el mando de McCarthy tendrán relativamente más influencia, ya que tendrán la capacidad de forzar votaciones anticipadas sobre el rol de McCarthy y así, se filtrarán en el poderoso Comité de Reglas. La desobediencia mereció la pena: El nuevo orador de la Cámara será el más débil de los tiempos modernos.

Sin embargo, Jeffries no siempre gozará de la deferencia al estilo de Pelosi por parte de las bases, incluida la extrema izquierda. Pelosi fue la primera mujer oradora de la Cámara de Representantes, una figura política trascendental con una enorme operación de recaudación de fondos, la personificación misma del liberalismo costero. Frustró a la izquierda, pero también se opuso a la guerra de Irak, acabó con el plan de George W. Bush de privatizar el Seguro Social y contribuyó decisivamente a la aprobación de la Ley de Cuidado de Salud Asequible. Era experta, ante todo, en unir a las distintas facciones del Partido Demócrata y acallar la disidencia.

Jeffries, que empezó su carrera como abogado corporativo y más tarde fue asambleísta estatal, nunca fue un liberal entusiasta. Antes de la espectacular caída de Andrew Cuomo, él contaba con Jeffries como uno de sus principales aliados en el estado. El tiempo que Jeffries se desempeñó en el Congreso, solo una década, coincidió con el auge de la izquierda socialista neoyorquina, y él apoyó con entusiasmo a los candidatos que intentaron hacer retroceder a los socialistas.

A diferencia de los jóvenes izquierdistas que subieron al poder en 2019, Jeffries es un firme partidario de Israel, de las escuelas de financiamiento público pero gestionadas privadamente. Se enfrentó a los progresistas que apoyaban el desfinanciamiento de la policía tras las protestas de George Floyd. "Nunca me someteré ante el socialismo democrático de extrema izquierda", declaró Jeffries en 2021.

Un orador eficaz nunca debe "someterse" ante nadie, pero si Jeffries tiene la suerte de ser parte de la mayoría, tendrá que empezar a contar votos. Una de las historias más olvidadas de las elecciones legislativas de 2022 fue el número de candidatos de izquierda o afines al Escuadrón que ganaron las elecciones. La vieja estrategia de los llamados demócratas justicieros de Bernie Sanders,  de disputar escaños azules seguros está empezando a dar frutos considerables. Los moderados tienen razón en que los demócratas al estilo de Sanders o Ilhan Omar aún tienen que demostrar que pueden ganar en terrenos pendulares, pero eso no requiere una influencia tangible en Washington.

Además de demócratas como Bowman y Pressley, el Congreso cuenta ahora con Maxwell Frost, el activista de 26 años que ganó con el firme apoyo de Sanders. Sin mucha ostentación, Sanders también fue capaz de nombrar a un posible sucesor en Vermont, elevando a Becca Balint, una estrecha aliada, al único escaño del estado en la Cámara de Representantes.

Frost y Balint no son los únicos integrantes de esta nueva clase. Summer Lee, quien comenzó su carrera como aliada de los socialistas demócratas de Estados Unidos y fue respaldada por los demócratas justicieros, superó una feroz oposición de la derecha para convertirse en representante por Pensilvania. Greg Casar, de Texas, es otro justiciero que ya ha jurado su cargo. Delia Ramírez, demócrata de la zona de Chicago, respalda las principales recomendaciones del Escuadrón en materia de políticas, como atención médica para todos y un nuevo pacto ecológico.

En la minoría, serán relativamente impotentes. Casar ha hablado de abogar por que Biden adopte más acciones ejecutivas cuando sea posible, señalando la necesidad de normas más estrictas sobre las horas extras y las protecciones laborales. Por ahora, Jeffries puede hacer las paces con el movimiento progresista en general.

Pero es posible que estos demócratas busquen sus propios puestos en comités influyentes como el de Reglas y esperen, con el tiempo, restar poder al líder legislativo y forzar un mayor debate en el hemiciclo. En 2019, cuando el Escuadrón llegó por primera vez a Washington y Pelosi volvió a ser oradora de la Cámara, carecían de influencia. Cuatro votos no fueron mucho contra ella, pero 11 y aumentando pueden ser más complicados para Jeffries.

Si bien Pelosi podía ser dictatorial, era inteligente a la hora de rechazar desafíos. Jeffries debería aprender de su ejemplo. Cuando Marcia Fudge, una veterana representante de Ohio, se planteó competir contra Pelosi por el liderazgo de la Cámara, ésta restituyó un subcomité electoral y nombró a Fudge presidenta para que pudiera luchar por el derecho al voto.

Jeffries podría considerar formas de aplacar a una izquierda que no hace más que fortalecerse. Ocasio-Cortez, por ejemplo, podría ser ascendida a un papel que le permita tratar de conseguir importantes proyectos de ley en materia ambiental. Otros izquierdistas podrían obtener concesiones en materia de atención médica, donde la Cámara se ha mostrado relativamente tímida en los años del gobierno de Biden, sin someter a votación ni el Medicare universal ni un proyecto de ley de opción pública que en 2020 defendía la mayoría de los candidatos presidenciales demócratas.

Una pregunta a más largo plazo es: si los demócratas vuelven a ser mayoría, ¿el Escuadrón y sus aliados le negarán el voto a Jeffries? Dado que la táctica se ha identificado tanto con la extrema derecha y vivimos tiempos de polarización, eso parece poco probable. Los demócratas pueden temer que los medios de comunicación de tendencia de izquierda y los expertos los tachen de pirómanos políticos. Pero algunos podrían exigir. Un presidente o líder de la mayoría del Senado del Partido Republicano no serían suficiente contrapeso para aplacar el descontento.

¿Los izquierdistas obligarían a Jeffries a someter a votación el cuidado médico universal? ¿Lucharán por más legislación para combatir el cambio climático? Tras años de relativa deferencia hacia el ámbito de poder de la política exterior de Washington, ¿exigirán presupuestos del Pentágono mucho más reducidos o intentarán desbaratar la ayuda militar a Israel?

Por ahora estas preguntas son teóricas. Jeffries se enfrenta a cuestiones más inmediatas, como a quién poner en el subcomité del gobierno federal dirigido por Jim Jordan que tratará temas de abuso de poder. Los demócratas tendrán relativamente poca influencia a la hora de detener sus investigaciones o su alcance, pero Jeffries haría bien en elegir a aquellos que tienen experiencia en los temas afines - me viene a la mente Dan Goldman- que podrían, en teoría, hacerles más difícil el trabajo.

De cara al futuro, Jeffries, quizá a pocos años de la cima del poder legislativo, debería pensar en que algún día quizás deberá ser más flexible.

Ross Barkan es novelista y contribuye con New York Magazine y The Nation.

The New York Times.

Lea el artículo original aquí.

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