Se espera que las nuevas proyecciones presupuestarias muestren que el gasto del programa está superando los ingresos fiscales a medida que una población que envejece reclama prestaciones.
El presidente Joe Biden anotó un punto político este mes en su lucha con los republicanos del Congreso sobre los impuestos, el gasto y el aumento del límite de la deuda federal: obligó a los líderes republicanos a declarar, en repetidas ocasiones, que no buscarán recortes al Seguro Social y Medicare.
En el proceso, Biden desvió eficazmente el debate sobre la responsabilidad fiscal de dos preciados programas de seguridad para la tercera edad, justo cuando estos planes se preparan para una década en la cual el gasto aumentará rápidamente.
Se espera que las nuevas previsiones de la Oficina Presupuestaria del Congreso, de carácter no partidista, que se publicarán el miércoles, muestren que el crecimiento del gasto de Medicare y el Seguro Social superará rápidamente el crecimiento de los ingresos fiscales federales en los próximos 10 años. Esto es el resultado de una oleada de baby boomers que alcanzan la edad de jubilación y empiezan a recurrir a los programas, que proporcionan ingresos garantizados y seguro médico desde el momento en que se solicitan las prestaciones hasta el fallecimiento.
Esos jubilados constituyen una fuerza electoral. Al negarse a tocar los denominados programas de prestaciones sociales, Biden apeló a los adultos mayores, junto con las generaciones de futuros jubilados, cuando utilizó su discurso sobre el Estado de la Unión y los discursos posteriores de este mes para amplificar los ataques a los planes que tienen los republicanos de reducir el gasto futuro en Seguridad Social y Medicare o, posiblemente, suprimir los programas por completo.
"Son más que programas gubernamentales", recalcó Biden a un público de Florida la semana pasada. "Son una promesa, una promesa que hicimos: Trabaja duro y contribuye, y cuando llegue el momento de jubilarte, estarás ahí: estaremos ahí para ayudarte. Ha sido una confianza sagrada, la garantía absoluta con la que han contado generaciones de estadounidenses, y funciona".
En su campaña para 2020, Biden propuso reforzar las finanzas del Seguro Social y aumentar las prestaciones para algunos jubilados mediante la subida de los impuestos a las personas con altos ingresos. El Seguro Social se financia principalmente a través de los impuestos sobre las nóminas de los trabajadores con ingresos de hasta $160.200. Biden ha sugerido eliminar el límite para los ingresos superiores a $400.000 anuales, sometiéndolos a impuestos sobre la nómina.
Influyentes republicanos han propuesto una serie de cambios para hacer que ambos programas sean más sostenibles desde el punto de vista fiscal, incluidos recortes del gasto y el aumento gradual de la edad de jubilación a partir de los 67 años para adaptarse a la mayor esperanza de vida.
Los líderes republicanos en el Congreso han subrayado en los últimos días que, a pesar de los llamamientos de algunos conservadores para vincular el gasto de la red de seguridad social y el límite de la deuda, no buscarán esos cambios como parte de un acuerdo para elevar el límite de endeudamiento del país.

Los republicanos de la Cámara de Representantes han amenazado con no aumentar el actual límite de 31,4tn (millones de millones) de dólares, que Estados Unidos alcanzó prácticamente el 19 de enero, a menos que Biden acceda a exigencias que no especificaron para reducir el gasto público y la deuda. Si no se aumenta el límite y el gobierno no puede pagar todas sus facturas a la vez, y algunos jubilados podrían no recibir sus cheques del Seguro Social según lo previsto. Sin embargo, los líderes afirman que sus exigencias de aumentar el límite dejarán intactos en última instancia el Seguro Social y Medicare.
El senador Mitch McConnell de Kentucky, líder de la minoría, declaró a los periodistas el martes que "no hay ninguna agenda por parte de los republicanos del Senado para volver a examinar Medicare o el Seguro Social, y punto", y añadió: "He notado que el presidente de la Cámara señaló lo mismo".
Si ambas partes mantienen sus posiciones, el debate fiscal se reducirá a las propuestas de Biden de subir los impuestos a las empresas y a las personas con ingresos altos (que los republicanos han rechazado rotundamente) y a las propuestas republicanas de recortar el crecimiento de una parte mucho menor de los programas federales.
Biden tien previsto abordar el déficit en unas declaraciones hoy miércoles en las que criticará las propuestas republicanas que, según él, añadirían 3 millones de millones de dólares a la deuda. Esto incluye la derogación de las subidas de impuestos que Biden promulgó en 2022, lo que aumentaría los ingresos federales, así como hacer que varios recortes fiscales republicanos que expiran a finales de 2025 sean permanentes.
Ese debate excluirá a los principales ejes impulsores del gasto de la deuda y el déficit federales futuros. Tanto los fondos fiduciarios del Seguro Social como los de Medicare gastan más de lo que ingresan a través de los impuestos sobre las nóminas y otras fuentes de ingresos, una brecha cada vez mayor que se incluye en la forma en que el gobierno contabiliza el tamaño total de su déficit presupuestario.
En su última oleada de previsiones, en mayo, la Oficina Presupuestaria pronosticó que el gasto del Seguro Social crecería dos tercios durante la próxima década. Esto supone más del doble de la tasa de crecimiento prevista para el gasto militar y en programas nacionales como la educación y la protección del medio ambiente. La elevada inflación podría acelerar aún más ese crecimiento; el Seguro Social promulgó este año un aumento del costo de la vida del 8,7 por ciento, el mayor en décadas.
En 2033, según los pronósticos de mayo, el gobierno federal gastará casi tanto en el Seguro Social como en todos los gastos discrecionales (militares y de otro tipo) juntos.
Medicare es un programa más pequeño, pero a punto de crecer aún más deprisa, a un ritmo tres veces superior al del gasto militar y otros gastos discrecionales durante la próxima década, según los pronósticos de mayo. Es probable que las nuevas proyecciones muestren que su crecimiento se verá frenado en cierta medida por una ley que Biden firmó el verano pasado y que se espera que reduzca el gasto del programa en medicamentos con receta para personas mayores.
Los fideicomisarios de los programas prevén que el principal fondo fiduciario del Seguro Social, destinado a las prestaciones de jubilación, se quedará sin dinero en 2034. En ese momento, los ingresos fiscales del programa solo podrán cubrir aproximadamente tres cuartas partes de las prestaciones previstas a los jubilados, aunque el Congreso podría optar por compensar la diferencia con préstamos o ingresos fiscales adicionales. El fondo fiduciario hospitalario de Medicare agotará sus reservas en 2028.
Jim Tankersley - The New York Times
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