El país árabe, aún en guerra, fue de nuevo aceptado por la organización regional. La decisión ha generado críticas de Estados Unidos y de grupos defensores de los derechos humanos.
Siria ha vuelto a la Liga Árabe. Tras doce años suspendido, el país árabe fue de nuevo aceptado por la organización de Estados Árabes y el Magreb. Siria llevaba apartada de este grupo desde el año 2011, como consecuencia de la represión de su presidente, Bachar al Asad, contra las protestas prodemocráticas y la posterior guerra civil desatada.
La reincorporación se aprobó durante una reunión de ministros de Asuntos Exteriores celebrada en El Cairo, la capital egipcia. El ministro egipcio, Sameh Shoukry, dijo que la decisión se basaba en el principio de "no injerencia" en los asuntos internos de Siria.
"Estamos totalmente convencidos de que la única forma de resolver la crisis en Siria es la solución política que provenga totalmente del interior de Siria, sin ninguna interferencia externa", afirmó Shoukry.
Una decisión polémica
La noticia no ha dejado de levantar polémica. Para la organización Campaña por Siria, la decisión de la Liga Árabe supone "un duro revés para la Justicia y los derechos humanos en toda la región", ya que "blanquea las atrocidades del régimen de Al Asad". La reincorporación, alertan, "ni traerá estabilidad ni resolverá la crisis de refugiados".
También Estados Unidos ha criticado la medida. El portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, dijo que era "prematura" y que "no refleja el progreso hacia una solución política" en Siria.
"Creemos que el régimen sirio debe rendir cuentas por sus atrocidades y debe cumplir con sus obligaciones internacionales", declaró Price.
Un gesto con implicaciones deportivas y políticas
La vuelta de Siria a la Liga Árabe tiene implicaciones tanto deportivas como políticas. Por un lado, supone que el país podrá participar en las competiciones regionales, como la Copa Árabe de Naciones o los Juegos Panarábicos. Esto podría ser una oportunidad para que los deportistas sirios muestren su talento y su espíritu de superación ante las adversidades.
Por otro lado, implica un reconocimiento al gobierno de Al Asad, que ha logrado mantenerse en el poder pese a la guerra y a las sanciones internacionales. Algunos analistas ven en este gesto un intento de acercamiento entre los países árabes y Siria, ante el temor a una mayor influencia de Irán o Turquía en la región.
Sin embargo, otros expertos advierten de que la reincorporación no significa necesariamente una normalización completa de las relaciones diplomáticas. De hecho, algunos países como Arabia Saudí o Qatar aún mantienen sus embajadas cerradas en Damasco.
Además, la situación en Siria sigue siendo muy compleja y frágil. El país está dividido entre varias facciones armadas, algunas apoyadas por potencias extranjeras. La población sufre una grave crisis humanitaria y económica. Y el proceso político está estancado por las diferencias entre el gobierno y la oposición. Te puede interesar: